La sesión de la OEA para discutir la situación de Venezuela el pasado jueves 23-0616 pudo celebrarse porque Venezuela no fue favorecida en la votación inicial para cancelarla. El apoyo para la sesión y lectura del informe del Secretario General Luis Almagro contra Venezuela alcanzó mayoría de 20 votos, ocurrieron 2 abstenciones y nuestro país logró 12 votos de respaldo.
Esta correlación de fuerzas negativa para Venezuela, obliga al examen profundo del escenario de la OEA por encima de triunfalismos propagandísticos. Por ahora no se ha producido sanción contra el Estado venezolano ni tampoco se le ha dado premio.
Ahora bien, la peligrosidad de la votación es que toda la OEA sabe que la postura de Almagro es precipitada contra Venezuela, en virtud de que debe agotarse la vía diplomática dialogante y consensuada prevista en el artículo 18 de la Carta Democrática antes que cualquier intento sancionatorio.
Pero más que un asunto meramente jurídico, hay factores políticos detrás de esta decisión y ello proviene de un nuevo mapa de poder en América Latina, donde Brasil y Argentina han sido conquistados por gobiernos de derecha. Son estos dos países, el primero y el tercero respectivamente en el ranking de las economías más grandes de nuestra región.
Esta nueva situación latinoamericana comienza a visibilizarse pues tales naciones obedecen la línea política estadounidense contra el gobierno de Nicolás Maduro. A la comparsa de gobiernos pro imperialistas debe sumarse obviamente Colombia, al mismo tiempo la sobrevenida debilidad de la economía venezolana por el derrumbe de los precios petroleros, hace lucir a Venezuela abandonada por varios antiguos aliados subsidiados.
Los 20 votos de Almagro deben examinarse, igualmente las 2 abstenciones. No es descartable que esos números sean antesala de un escenario a la vuelta de la esquina donde con la conquista de mayoría calificada en la OEA, es decir, 23 votos, se pretendas suspender a Venezuela de ese organismo y con ello aislar a nuestra Patria como parte de un complot para tumbar al régimen democrático.
Nótese que con mayoría calificada de 23 votos es posible suspender a un miembro de la OEA hasta que se restituya su Constitución.
En resumen, la infausta votación en la OEA contra Venezuela amenaza en convertirse en tendencia política regional, de allí la necesidad de enfrentar tal conspiración mediante el diálogo con los viejos aliados extranjeros que todavía nos acompañan y así impedir que se siga hostigando a nuestro país por causa de enemigos internos y externos. Es hora de ampliar alianzas para que no se diluya la República.