La inminente guerra en Colombia será ahora, por la reconquista de la soberanía

El presidente Chávez sorprendió al mundo el Domingo 8 de Junio de 2008 cuando, en Aló Presidente, le templó las orejas a Alfonso Cano, máximo dirigente de la FARC quién había asumido el poder del movimiento guerrillero colombiano inmediatamente después de la muerte de Marulanda, Tirofijo”, ocurrida el 26 de Marzo de ese mismo año.

Chávez, inigualable mensurador de los tiempos, militarmente prudente y matemático, concienzudo como el que más de la realidad supraestatal que pretende ejercer Estados Unidos al constituirse en impoluta monarquía sin corona en el mundo, y como consecuencia de ello, constituirse en el país-policía contra las auténticas democracias insurgentes, declaró tajante a través de su momento dominical, que “la guerra de guerrillas [en Colombia], pasó a la historia”.

“Yo lo creo. Llegó la hora, Cano. Quiero enviar este mensaje: Ustedes en la FARC deben saber que se han convertido en una excusa del imperio para amenazarnos a todos nosotros. Deberían acogerse a un acuerdo de paz y con ello poner fin a la amenaza de Estados Unidos sobre América Latina”. El día que haya paz en Colombia, se le acabó la excusa al imperio norteamericano. Creo que llegó la hora de que las FARC liberen a los que están en las montañas, sería un gran gesto humanitario. Y eso pudiera ser el primer paso desde lo que aquí anhelamos que es, que se acabe la guerra interna de Colombia. Vamos!, suelten a esa gente. Allí hay ancianos y soldados que tienen allí (sic) más de diez años. Llegó la hora, Alfonso Cano”.

El Tiempo.com. (Col)., 09 de Junio de 2008, registra que el Presidente Hugo Chávez puntualizó, en aquél su discurso semanal que mantenía en sus butacas a millones de venezolanos, que él, que Chávez, recibió, en marzo de ese año algunas cartas de Manuel Marulanda poco antes de su fallecimiento pero que consideró prudente no responderle. Sin embargo, aseguró que uno de los temas que quería decirle al máximo líder de las Farc era el referido a la caducidad de la guerrilla. “A estas alturas en América Latina está fuera de orden un movimiento guerrillero, armado, esto está fuera de orden, esto hay que decírselo a la Farc”.

En Colombia, las repercusiones de este mensaje sensato y valiente hecho público, y tan directo, lanzado a los cuatro vientos por Chávez llamando a las partes en conflicto para que den comienzo a destejer la madeja que se fue enredando durante más de medio siglo y que llevó a la muerte y a la diáspora a millones de colombianos, fueron diversas. Reticentes algunas, como las del mismo Marulanda, y otras cautas y hasta optimistas. Carlos Lozano, facilitador gubernamental colombiano para los acercamientos con las FARC aseguró en aquellas fechas que no le pareció tan nueva la posición de Chávez.

Marulanda y su comando, en el que Alfonso Cano fue uno de los ideólogos más notables de las guerrillas colombianas, estuvo consciente de esta verdad que lazaba al mundo el Presidente Chávez. Sin embargo, no tuvo tiempo ni para reflexionarla con amplitud ni para la acción. Tampoco Cano. En noviembre 2011, la cacería montada para su búsqueda compuesta por 10 mil quinientos uniformados, lo acechan y lo acribillan.

La revista “Cambio 16”, 20.01.2009 (España), tuvo su versión en relación a la posición de Chávez y su relación con el movimiento guerrillero revolucionario colombiano. Anunció “Cambio”, que tuvo acceso exclusivo a un extenso documento redactado en diez páginas por Marulanda, cinco días antes de su muerte, en el que se dirige a sus hombres y les hace referencia sobre la posibilidad de acuerdos humanitarios que formularía la Farc para dar comienzo a un proceso de paz en Colombia. Menciona, afirma la revista, “un plan de varias etapas, con Chávez a la cabeza, y señala una propuesta para liberar prisioneros de guerra después de un tiempo transcurrido en Venezuela, un asunto que el mandatario venezolano había planteado a comienzos de 2008. “No lo podemos aceptar [dice Chávez], sin antes firmar un acuerdo entre los gobiernos y la Farc interesados en un acuerdo humanitario. Por el momento veo tarde esa posibilidad”.

La jerarquía católica colombiana no podía callar y dejó oír su voz poniendo, como siempre ha sido, el carro de la verdad en retroceso. Monseñor Fabián Marulanda, Secretario de la Conferencia Episcopal le dijo a su adorada Caracol que “ojalá el pronunciamiento corresponda a un deseo sincero y a un cambio en la mentalidad, no sólo del presidente Chávez, sino de otras personas que le han hecho el juego a la subversión”.
Anoche, desde Cuba, desde aquel escenario que tanto odia la oligarquía, las partes le gritaron al mundo que se acabó la guerra en Colombia.

Chávez, sin exigir que primero me saques los misiles de tu tierra para ayudarte, fue clave para que en estos momentos esté por volar, en vuelo de laureles, y por siglos, la Paz en una Colombia que tanto amó.

“El día que se firme la paz, habrá fiesta en Venezuela y en el Continente. Ya lo dijo Bolívar: “La paz es mi puerto”, recordó Chávez en setiembre de 2012.
Y para Rodrigo Londoño Echeverri, (Timochenko), uno de los más antiguos del Secretariado de la Farc, en momentos en el que tanto él como Santos le anunciaban al mundo que ya estaba próxima la fecha para la firma de la paz, dio comienzo a su discurso honrando de primer momento a Chávez, a quien reconoció ser corresponsable directo, muy directo, de la paz que se avecinaba a una Colombia

De las montañas bajarán hombres y armas. La civilidad para el guerrillero, será ahora su novísima instancia. Para Santos, tan santandereano, el camino es difícil. Con la FARC en las calles, embadurnado de un talante tan desconocido para su milicia como es el cruzar de calles, ir y venir en multitudes, sentarse al desgaire en un café y ver pasar la paz a su lado, sabe, ciertamente, que la tribuna pública es también ahora para el supuesto diletante. Y en ella y a través de ella, pueden saltar los sustos. Quizás también los arrepentimientos… o las fugas.

*Periodista.

ANTIMEMORIA.- Es bueno que el Minci sepa que para que yo pueda hacer aunque sea un mínimum contra la especulación, el robo de los abasteros, de los panaderos que tienen harina y mucha para “delicateses” pero no para el pan francés, el maltrato policial si lo hubiere, el hedor del agua “potable” que viene por los tubos, la venta de insumos médicos desde los mismos hospitales, la gandola que veo en la madrugada y que carga o descarga, necesito que me recuerden a cada rato por la radio y por la televisión que existe una sala, un sitio, una oficina, un lugar, una sala “situacional” que cuente con un número de tres cifras al que yo pueda ocurrir para hacer el denuncio sin que por ello pueda correr algún peligro.


jrizquierdob@gmail.com


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