Grecia: La democracia desaparecida

En el asunto de denegación de la democracia, ha existido evidentemente el ilustre precedente del resultado, jamás respetado, del referéndum francés de 2005 sobre la constitución europea. Pero de todos modos, lo que pasó en Grecia en ese funesto Julio de 2015, no tiene parangón en la historia de la Europa (anti)democrática.  Juzguen ustedes mismos.

La multitud delirante delante del Parlamento griego estaba a punto de celebrar la abrumadora victoria del No a la austeridad, al Memorando y a la Troika, cuando a dos pasos de allí, el entonces ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis entró en el Palacio Maximou, y se quedó de piedra, boquiabierto: El núcleo dirigente de sus colegas, el Primer Ministro Tsipras al frente, ofrecían un espectáculo opuesto al júbilo popular de la plaza Syntagma. Cabizbajos y repitiendo “y ahora qué hacemos?”, los ministros del gobierno de la “izquierda radical” (Syriza) parecían desesperados y abatidos por la victoria del No. ¡Un No que tanto habían deseado en público la semana precedente! (1)

Los acontecimientos que siguieron a esta escena tan didáctica constituyeron una de las denegaciones de democracia más llamativas de la historia moderna. Menos de una semana (!) después del No categórico (61,5%) del pueblo griego, el mismo Primer Ministro y el mismo gobierno de la llamada izquierda “radical” que habían defendido el No públicamente con todas sus fuerzas, aceptaban prácticamente sin condiciones, todas las exigencias de los acreedores del país. Fue como si el referéndum no hubiera jamás existido, como si el pueblo griego no hubiera jamás expresado su voluntad….

En realidad, todo había estado metódicamente preparado y organizado para ilustrar y hacer creíble la célebre frase del presidente de la Comisión J.C. Juncker: “No puede haber una elección democrática contra los tratados europeos!”  De todos modos, como el caso griego se había convertido en emblemático para todo el mundo (tanto de izquierda como de derecha),  hacía falta que la lección fuera ejemplar, desprovista de toda ambigüedad, de modo claro y nítido como un mazazo en la cabeza no solamente de los pobres ciudadanos griegos, sino también de los ciudadanos de toda Europa!

Así que aquí estamos en el meollo de la cuestión candente de denegación de democracia en los tiempos de la gran crisis existencial del capitalismo neoliberal. A diferencia de lo que ocurría antiguamente o incluso solo hace una década, las necesidades actuales del sistema le imponen la denegación de la práctica democrática como una provocación casi cotidiana, de manera sistemática y con la mayor arrogancia, como un desafío lanzado en permanencia a sus desafortunados sujetos tentados por el deseo de resistir(se).  ¿Qué mejor entonces que un gobierno de izquierda, e incluso de la izquierda radical, para hacer el trabajo sucio y servir de instrumento de esta provocación? La lección dada a los pueblos europeos debía ser implacable y manifiestamente fue más allá de todas las expectativas de “los de arriba” que nos gobiernan. 

No obstante, en estos tiempos de guerra social declarada, tales lecciones deben ser respetadas hasta el último detalle y continuamente renovadas.  ¡De ahí la “moda” de nuestros gobiernos europeos de rodear o más bien ignorar sistemáticamente a los parlamentos, de gobernar por decreto sin ni siquiera preocuparse de salvar las apariencias! Resumiendo, haciendo caso omiso lo que queda de su “democracia” parlamentaria moribunda…

Pero para nuestros gobernantes no se trata solamente de gobernar por ordenanzas. La empresa de demolición del sistema parlamentario (burgués) exige hacerlo lo más ineficaz, inútil e incluso tan ridículo como sea posible a los ojos de nuestras sociedades.  ¡De ahí, por ejemplo, la “proeza” sobrehumana de los 152 o 153 diputados de la mayoría parlamentaria griega que votan siempre “como un bloque” en favor de los proyectos de leyes de 1.000 o 2.000 páginas… que han leído, comprendido y aprobado en la noche antes del voto! La apoteosis de la democracia (burguesa) en todo su esplendor decadente…. 

Dicho esto, nada ilustra mejor esta denegación neoliberal de la democracia que el destino que nuestros gobernantes reservan habitualmente al deseo (totalmente legítimo) de sus ciudadanos de conocer en profundidad lo que es y en que consiste la fuente de sus problemas, la tristemente célebre deuda pública de sus países. Aquí estamos delante del deseo popular de auditar esa deuda pública que nos abruma, realizada -en el caso griego- por la muy competente Comisión para la Verdad creada a iniciativa de la entonces Presidenta del Parlamento griego.

Como se trataba de una premier europea y el contagio se perfilaba en todo momento en el horizonte,  este sacrilegio imperdonable, esa tentativa de “entrar en la zona prohibida, en el sancta sanctorum del sistema capitalista, allí donde, por definición, no se tolera a ningún intruso!” (2), merecía toda la severidad de los gobernantes griegos y europeos. Y las secuencias de los acontecimientos confirmaron los peores temores. No satisfechos con ignorar las conclusiones de los trabajos de esta Comisión independiente, internacional y absolutamente respetable, el gobierno Tsipras, todos los partidos parlamentarios, los principales medios de comunicación y evidentemente sus patrones europeos se ensañaron cuando se trató de calumniarla e incluso de ridiculizarla. ¡Y para completar el cuadro, el nuevo presidente del Parlamento griego procedió a la disolución de la Comisión llegando incluso a embargar sus locales y sus archivos! ¡Y para remate de encarnizamiento, borró toda huella de su existencia de los registros del canal parlamentario! El intruso no solo no había sido tolerado sino que también había sido castigado de modo ejemplar para que la Comisión de la auditoría griega no pudiera crear escuela. 

Después de esta letanía de horrores antidemocráticos tendríamos derecho a preguntarnos el por qué de este extraordinario encarnizamiento antidemocrático, a primera vista inexplicable. ¡No es entonces una casualidad que la respuesta más autorizada nos llega del sancta sanctorum de la Unión Europea, del corazón mismo de la Comisión y de la mano de la baronesa, dirigente Laborista inglesa y – sobretodo- “Alta Representante de la Unión para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad” Catherine Ashton! En el informe del muy oficial Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea, fechado el 2010 y titulado “Qué defensa europea tendremos en 2020?” (3), cuy

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larga introduccion fue escrita por nuestra buena baronesa Ashton -que era entonces la número 2 de la Unión Europea- si puede leer que la misión de la UE es…..”Proteger a los ricos del mundo contra las tensiones y los problemas de los pobres. Dado que la proporción de la población mundial  que vive en la miseria y la frustración continuará siendo muy elevada, y las tensiones entre este mundo y el mundo de los ricos seguirá acentuándose, con las consecuencias que ello comporta!”

La conclusión no es difícil y es sobretodo evidente: cuando los más altos dirigentes de la UE, su Presidente de la Comisión y su ministra de asuntos exteriores y de la defensa muestran tal cinismo confesando públicamente y sin ambages, que a la UE le importa un comino la democracia porque se preocupa con toda prioridad de proteger a los ricos de la cólera de los pobres, entonces nadie puede decir que no ha estado avisado. Cuando los de arriba declaran la guerra social a los de abajo, la democracia se convierte en un lujo reservado a la oligarquía… pero también un grito de guerra de los oprimidos.

NOTAS 

1. Entrevista de Varoufakis a medios australianos (11 Julio 2015)

2. Ver el texto “Frente a la deuda: el apetito viene con la auditoría”: http://www.cadtm.org/Face-a-

3. http://www.iss.europa.eur/uplo


Traduccion: ​Silvia Mendlewicz



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