Lo grande es que Sarkozy
creció en ese ambiente aristocrático, se nutrió de las esencias de
la vida de “allá arriba”, y siendo fiel a su entorno se ha perfilado
como el candidato natural de la derecha, pero de la peor que nos podamos
imaginar, no la de Jacques Chirac, que es digamos, francesa, sino la
que trata de emular a Tony Blair, es la derecha que se ha declarado
desde ya afecta a las políticas de George Bush. Ségoléne en cambio
vivió las miserias de la vida, con un padre autoritario y machista
que trataba a su familia como si fueran los africanos a los que debía
subordinar.
Ambos candidatos pues,
se han mantenido fieles al entorno que los vio nacer y crecer. Pero
lo paradójico es que Sarkozy, siendo hijo de inmigrantes, demostró
que puede hacer mejor papel que cualquier otro para darle caza a aquellos
que, como su padre, encontraron refugio en Francia, la mayoría de ellos
provenientes de países de la francofonía, los mismos que después
de la guerra trajeron como sirvientes a Francia. Pero la suerte es distinta,
mientras que Sarkozy, hijo de inmigrantes disputa la presidencia de
Francia, los hijos de aquellos inmigrantes, tan franceses como él,
son despreciados, humillados y segregados en los cinturones humanos
que rodean a París, sin mayores oportunidades para una vida digna.
Ségoléne en cambio,
nacida en África, pudiera ver con asombro cómo esa realidad que ella
vivió de niña en Senegal, se reproduce en la “banlieu”
(en español, suburbio). Pero “banlieu”, como cualquier palabra,
tiende a cambiar con el tiempo y adopta la transformación paradigmática
del significado. Así, por ejemplo la palabra “ghetto”, es
el nombre de una pequeña isla de la laguna de Venecia en donde se refugiaban
los judíos huyendo de las persecusiones, y el significado que posteriormente
tuvo para los judíos en Europa, pudiera equivaler a lo que por “banlieu”
se entiende hoy en Francia.
Los excluidos, los decepcionados,
los que ya no quieren creer en nadie serán, paradójicamente quienes
decidirán la suerte de estas elecciones; frente a los xenófobos, los
que aspiran a una Francia para ciertos franceses, los privilegiados,
en fin, una ultraderecha que ha llamado a una “rotunda” abstención,
porque cree que Sarkozy no es lo que ellos desean para esa Francia “blanca”.
Luego del debate televisado,
en el que Ségoléne quedó bien parada frente al arrogante Sarkozy,
quiero expresar mi esperanza que esta vez la derecha no pasará, sin
obviar las consideraciones que hice en un artículo anterior sobre este
mismo tema, donde expresaba mis temores sobre la volubilidad del electorado
francés. (http://www.aporrea.org/internacionales/a33458.html)
¿Qué pasará después
de las elecciones? Si gana Sarkozy, el futuro es previsible; pero si
gana Ségoléne, no me atrevo a hacer conjeturas, sino a tener ilusiones.
Como decía el poeta Charles Baudelaire, “…
el hombre, no teniendo otra cosa que desear, no encuentra nada más
bello que inventar que lo que ve”
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