Ha llegado el momento de poner las cuentas claras con Mercosur. Lo ocurrido en la reciente reunión de Montevideo es la gota que reboza el vaso. Venezuela lleva 9 años con la solicitud de ingreso, o sea, desde el mismo momento que Chávez asume la presidencia. Los congresos de Argentina y Uruguay aprobaron el ingreso, luego de larga discusión; no así el de Paraguay y Brasil. En el caso de este último ha habido frases altisonantes de parte y parte. Pero, es de suponer que en cualquier momento se producirá la aceptación y Venezuela ingresaría como socio pleno. Hasta aquí el proceso seguía los cauces normales. Era algo así como negocio entre familiares que habían permanecido distantes.
Pero lo ocurrido en la reciente reunión de Mercosur en Montevideo, con la firma del TLC con Israel, deja con la boca abierta a más de uno. El último país con el cual Mercosur podía firmar un tratado de tal naturaleza era Israel. ¿Por qué mejor no haberle dado esa prioridad a Estados Unidos? Firmar con Israel o con Estados Unidos ¿Cuál es la diferencia?. Pero este país, que está ansioso por firmar TLC con los países de Latinoamérica, tiene una singularidad, pone condiciones, como ocurrió con Perú, con Panamá y ocurre con Colombia, a la cual le exige respeto por los derechos humanos, por los derechos laborales, así como condena el asesinato, persecución y exilio de sindicalistas. Exigencias que el Congreso de EE.UU. le hace al gobierno colombiano, a su muy dilecto peón y lacayo Álvaro Uribe. Si esto ocurre con Colombia, la hija predilecta del imperio además de Israel ¿Por qué no aprender la lección y aplicarla en el caso del TLC de Mercosur con Israel? El genocidio permanente del pueblo palestino ¿No le remueve las entrañas a estos “honorables” ministros y cancilleres del Mercosur? El criminal y despiadado ataque contra los habitantes de la Franja de Gaza, sometidos al infame bloqueo de la electricidad, y de los servicios elementales para la supervivencia de un millón de habitantes ¿No son suficientes argumentos para ponerle condiciones a Israel?
Pero lo más cómico del asunto es que ahora Venezuela para ingresar a Mercosur, además de la aprobación de los Congresos de Brasil y Paraguay, debe someterse a la aquiescencia de Israel. Si Israel considera satisfactorio el ingreso, Venezuela ingresa. Si Israel no lo considera prudente, no ingresa. Habrase visto tamaño desafuero. Si los países “amigos” de Mercosur actúan con tal irracionalidad ¿para qué enemigos? Venezuela no tiene nada que buscar en Mercosur mientras el aliado sea Israel. Porque ¿Cómo queda la actitud asumida por nuestro gobierno en la condena al genocidio del pueblo Palestino, la invasión al Líbano, las agresiones contra Irán, aliado natural de Venezuela como socio de la OPEP? ¿Habrá manera más clara de decirle a Venezuela? ¡No te queremos en Mercosur! Quédate con tu petróleo, tu gasoducto, tu lucha por la integración y tu bolivarianismo.
La más elemental dignidad obliga a decir ¡Chao Mercosur!