Obama ¿Qué cambios esperamos?

Los escenarios políticos de la región latinoamericana y del mundo se modifican de un día a otro, y cada modificación trae aparejada la idea de cambios, de nuevas oportunidades; es lo que vimos con Evo Morales, pues un indio llegó a la presidencia de Bolivia, o con Fernando Lugo, un sacerdote en la presidencia del Paraguay. Es lo que ahora se observa  en relacion con el nuevo presidente de EEUU Barak Obama. Con la gran diferencia que EEUU es potencia mundial. Sin embargo la prudencia en el análisis no debe ir en contra de los aspectos objetivos, ni mucho menos, o en contra de las declaraciones del propio Barack Obama.

Así, las declaraciones de Obama unos días antes de su toma de posesión en Univision, descalificando al gobierno de Chávez, limitando el alcance de las medidas hacia Cuba y con ratificación del embargo hacia esa isla, anuncian que estamos ante el riesgo de tener un presidente que haga lo mismo que una decena  que le antecedieron con el tema cubano, y ello nos dice que en relacion con los intereses norteamericanos, no hay muchos cambios que esperar aunque cambien de gobernantes.

Ya hace muchos años sabíamos que desde la perspectiva de funcionarios norteamericanos, EEUU no tenía amigos sino solo intereses, y aunque en los casos de Cuba o Venezuela no se trata de nuevas amistades las que podrían ver la luz, si es necesario subrayar que con diverso tono, la rispidez se mantiene.

Funcionarios designados para la política exterior se han referido al caso cubano con muchas dudas, a Venezuela con condiciones y dentro de estas, una firme condena a las posibilidades de apoyos políticos a las FARC de Colombia. Y este conjunto de declaraciones, son de suyo preocupantes. Aunque por supuesto, ninguna es en si misma concluyente.

Ya tuvimos en los últimos años, como presidentes de la nación mas poderosa del mundo, a un vaquero,  un cacahuatero, y ahora un afrodescendiente,  pero en el tema cubano, pareciera que no hay mucho que esperar. Tenemos la más alta expectativa de nuevas relaciones, que se expresen en el entierro de la guerra fría, pues las medidas hacia Cuba no son más que restos de la misma, y la visión primitiva para aproximarse a Chávez son igualmente ecos del mundo bipolar comunismo-anticomunismo.

Parecería entonces que la visión de OBAMA de los asuntos internacionales no varia mucho, y que el guión que le han preparado, es el mismo que antes transitaron Bush padre e hijo o Clinton y Carter. Ello a pesar de las declaraciones de Cuba o de Chávez expresando la disposición a una mejoría de las relaciones. Tanto Cuba como Venezuela han sido por demás cautos al momento de valorar los alcances del posible cambio en los Estados Unidos en las relaciones bilaterales.  

Es cierto que el anuncio de cierre de la prisión de Guantánamo en Cuba es algo positivo, pero ese anuncio no termina con la ocupación de esta parte del territorio soberano de Cuba, ni nos dice cual puede ser el destino de los prisioneros, muchos de los cuales no son terroristas ni nada por el estilo. En otro orden de ideas, este anuncio no modifica, de momento, la política de embargo comercial que existe desde hace unos 50 años.

Está pendiente observar cual es el proyecto de rescate de la economía que trae el presidente Obama. Y dentro del proyecto de rescate, habría que observar cual es el rol que se asigna a la renegociación del DR-CAFTA, ofrecida en el marco de la campaña electoral. Sabremos entonces si estamos ante una variable neoliberal pintada de afrodescendiente o ante la continuidad de los más oscuros designios de los asesores de Bush, o en presencia de un cambio de importancia que nos haga pensar en una nueva época. Quien viva, verá.  

La ola de expectativas que se desencadenaron con la elección de Obama, que en si mismo es un hecho cultural, no deben limitarse al hecho  de un afrodescendiente en la casa blanca. El nuevo presidente norteamericano tiene la enorme tarea de convencer con hechos de que encarna un intento de abrir una era novedosa. Su sola presencia como afrodescendiente, que de todas maneras es algo para recordar, no alcanza para constituir una nueva época. 



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