los escuchábamos por Internet.

Ayer caían cohetes sobre Gaza.

Ayer al hablar con Anas desde Gaza, un humilde campesino palestino que nos habla sobre la capacidad de resistencia que tiene su pueblo para sobrevivir la invasión y los ataques a Gaza, de repente, escuchamos un silbido penetrante y fugaz, fue un sonido tan impactante, como algo que pasaba y estallaba, preguntamos los presentes, ¿qué es eso?, ¿que paso?, y el amigo Anas desapareció.


Les aseguro queridos hermanos venezolanos y del mundo, que leen estas notas que hago con angustia, dolencia y enfado, que la sensación que tuvimos fue terrible, nos sentimos impotentes, nos sentimos tristes, llorábamos, pensábamos que Anas ya no estaría con nosotros, que se había ido, igual como se van los héroes palestinos, que mueren en este horror impuesto por Israel, que no cesa a pesar de las violaciones a los derechos humanos, a la convención de Ginebra, a los acuerdos recientes de la ONU, y las protestas de los pueblos de América y el mundo.


Anas volvió al rato, y nos contó con dificultad por la ausencia de electricidad, que era un cohete Israelí, que había caído cerca de la policía, lo triste de todo, lo más increíble era su capacidad de mantener la sonrisa en su más profundo dolor.


Anas nos decía, que estaban en elecciones, que cada vez que hay votaciones, para ganar el partido de gobierno, se lanza contra ellos, cuanta injusticia, verdad, cuanto desvalor al ser humano y cuanto anhelo de sentirse superior como raza única. Para mi, los judíos, ocupantes, son seres que no tienen identidad propia, por eso no sienten la más elemental compasión por un ser humano, son seres extraños, sin amor propio y sin sanación espiritual, no sanaron la herida que les dejo el exterminio nazi, por eso matan sin respeto y con odio a la población de Palestina.


Es horrible, hermanos del mundo, es horrible apreciar esa violación y matanza, y sentir la imposibilidad de no poder hacer nada, solo alertando como lo hago hoy, con lágrimas en mis ojos. Sí, impotencia, de no poder hacer nada y sentir el sufrimiento de los palestinos que se aferran a su lucha por la dignidad de su pueblo, por su identidad nacional, por su amor patrio.


Niños muertos, hombres y mujeres muertos, niños que lloran y narran su tragedia diaria, su historia familiar y la de su pueblo, toda, rota en mil pedazos por el poderío militar de Israel, por la ambición sionista y judía de ocupar territorios que no le pertenecen.


Israel, con la vil excusa de sentirse el pueblo elegido según su patrimonio religioso, zarpan a territorio palestino y destruyen sin piedad aldeas, asesinando a una población que nada les debe, que no tiene la culpa de que ellos, hayan andado errantes por el mundo, como tampoco de su tragedia holocaústica.


Esa decisión de la ONU de 1947, la veremos siempre, los humanos que amamos la paz, que hablamos de amor y hermandad de los pueblos, como la peor decisión que pudo hacer, una organización de naciones privilegiadas y no del mundo, de facilitar a la población judía que se encontraba difundida en Europa particularmente, el espacio para residir como pueblo dentro de un pueblo ya establecido, Palestina, con su soberanía, con su identidad nacional, con sus costumbres y creencias , con su economía, con sus ciudades, con su riveras, con sus tierras productiva, con sus olivos hermosos.


La llegada de los judíos, a pueblos palestinos con la anuencia de la ONU, y los países ricos, sin respeto a la soberanía palestina, ha dado estos frutos, constantes guerras, destrucción de un pueblo trabajador, invasión de ciudades, matazas de niños y mujeres, limpieza étnica. Los han cercado, un bloqueo económico y un muro, que no les permite ser libre, hasta cuando esta sucesión de crimines de lesa humanidad contra la población civil de Palestina..


A nosotros los latinoamericanos, sobrevivientes de una historia colonialista de usurpación, de ultraje y muertes, nos causa risa la defensa de los judíos de su territorio, territorio que no les pertenece, por ser arrebatado groseramente, sin respeto a la autonomía Palestina. Esas tierras no son de ustedes, judíos, impíos.


El pueblo judío, que mora en tierras Palestina, "da lecciones de amor" a sus niños con la siguiente expresión: los árabes deben morir.


OH Dios, el susodicho pueblo que se cree elegido por ti, sembrándole a sus niños, el odio y la muerte para los palestinos, para donde los mandaras nuevamente.





VIVA PALESTINA LIBRE

vivapalestinalibre12@gmail.com


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