Un adoquín en el estanque del G20 y el FMI…

El ALBA pondrá en funcionamiento el SUCRE antes de finales de 2009

Entre la cumbre del G20 y la de los siete miembros (1) del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) (2), la disposición, obviamente, no es la misma, ni mucho menos. Sin embargo, es inevitable comparar los resultados de esos dos encuentros celebrados con quince días de diferencia: el primero, el 2 de abril en Londres, el otro en Cumaná los días 16 y 17 de abril, en el estado venezolano de Sucre, la víspera de la Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago. Lo que salta a la vista es el carácter totalmente opuesto de las conclusiones de ambos.

A la sombra de la City, el planteamiento era la salvación de un modelo capitalista neoliberal que se hunde, pero sin renunciar, a pesar de todo, a sus dogmas fundamentales –que son el origen de la crisis sistémica actual- y que actúan en nombre de la libertad de circulación del capital y del libre comercio. Unos dogmas que, de paso hay que recordarlo, tienen el estatuto de «libertades fundamentales» de la Unión Europea, como lo recalca el Tratado de Lisboa. Más allá de una serie de declaraciones de intención dirigidas tímidamente a volver a regular la locura financiera y algunos de sus «agujeros negros» -los paraísos fiscales-, la principal medida concreta de la Cumbre de Londres consiste en reforzar la capacidad intervencionista del FMI triplicando los fondos que tiene a su disposición, pero sin cambiar sus «condicionamientos». Su director general, el «socialista» Dominique Strauss-Kahn –a quien su amigo Nicolas Sarkozy contempló como un primer ministro potencial-, se encargará de la operación de salvamento.


En Cumaná, el tono de las intervenciones y la declaración final han sido muy diferentes. Para seguir en el terreno económico (3), el ALBA rechaza categóricamente al G20 como instancia representativa mundial y propone otra institución en su lugar: sencillamente la ONU. Así, los dirigentes de los Estados miembros del ALBA responden afirmativamente a la invitación del Padre Miguel d’Escoto, presidente (nicaragüense) en ejercicio de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis financiera mundial y sus efectos sobre el desarrollo, que se celebrará en Nueva York del 1 al 3 de junio de 2009. Es exclusivamente la ONU, y no el G8 o el G20, quien debe tomar las decisiones que afectan a sus 192 miembros.

De la misma forma, el ALBA rechaza las políticas e incluso existencia del FMI, el Banco Mundial y la OMC. Sobre todo, se tomó una decisión principal: la de establecer, antes de finales del presente año 2009, las estructura del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE) (4), cuyas líneas maestras se adoptaron en la Cumbre anterior del ALBA, en noviembre de 2008. Con la presencia, como invitado, de Fernando Lugo, el presidente de Paraguay, los siete Estados miembros del ALBA, así como Ecuador, firmaron un acuerdo marco para la creación de las cuatro estructuras del SUCRE: Un Consejo monetario regional; una unidad monetaria común que funcionará como una moneda virtual, con la perspectiva de convertirse en moneda física; una Cámara Central de Compensación y un Fondo de Reserva y Compensación Regional.

Esta iniciativa de integración monetaria no tiene precedentes en el mundo, aparte –ciertamente con un espíritu muy distinto- de la creación en Europa del ECU y después el euro (5). Dicha integración monetaria tiene como objetivo, gracias un fondo de reserva bien dotado, la protección de los ocho estados participantes contra los riesgos de una crisis económica desestabilizadora, en un proceso de solidaridad regional, y los transforma en «territorios libres del FMI». También permitirá, por la solidaridad y la complementariedad, y no por la competitividad, un fuerte desarrollo de los intercambios en el ámbito de la zona, liberados de la dictadura del dólar. Finalmente, la iniciativa sigue abierta a los demás Estados que el presidente Chávez denomina suramericanos, es decir, América Latina y las islas del Caribe.

Hay que señalar que el banco del ALBA (entidad distinta del SUCRE) ha desbloqueado los créditos, entre otros, para los proyectos de alfabetización y desarrollo agrícola en Haití (con un apartado para alfabetización en este país), así como en Honduras, Surinam, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Nicaragua y Belice. También hay que señalar que cinco de estos países no son, o no todavía, miembros del ALBA.

ALBA y SUCRE, dos estructuras regionales, pero con un eco internacional emblemático, que deberían estar en el centro de todos los debates sobre las alternativas concretas al neoliberalismo. Ciertamente hay que denunciar al G20, el FMI, etcétera. Pero en definitiva se les dejará campo libre si no se estudian, difunden y apoyan las iniciativas de los gobiernos de pequeños países que, manos a la obra, se esfuerzan para llevar a cabo otras rupturas distintas de las retóricas.

Notas

(1) La Cumbre de Cumaná ratificó la adhesión al ALBA de un nuevo miembro, San Vicente y las Granadinas, un Estado anglófono de 120.000 habitantes, de las Pequeñas Antillas. Los otros seis miembros son Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela.
(2) La denominación oficial es ALBA/TCP, estas tres últimas iniciales en referencia al «Tratado de Comercio entre los Pueblos».
(3) La declaración final de la Cumbre del ALBA da una gran importancia a la solidaridad con Cuba y, en víspera de la Cumbre de las Américas, exigía el fin inmediato y unilateral del bloqueo estadounidense.
(4) Cumaná no se eligió al azar para acoger la Cumbre: En esta ciudad nació José Antonio de Sucre «el gran mariscal de Ayacucho» hermano de armas de Simón Bolívar.
(5) Aunque las modalidades del cálculo del importe de cada moneda nacional de las que componen la «cesta» que será el SUCRE como moneda virtual y después, eventualmente, como moneda única, están en vías de definición, nadie se imagina que esa decisión se pueda confiar a una autoridad «independiente» de los gobiernos. Y dicha moneda se pondrá al servicio de un proyecto político y social de solidaridad regional. Es decir, lo contrario que las misiones y reglas de funcionamiento del Banco Central Europeo.
Texto original en francés: http://www.medelu.org/spip.php?article211
Bernard Cassen es miembro de «Attac France» y de la asociación «Mémoire des Luttes». Ha escrito, en colaboración con Christophe Ventura, el libro: En finir avec l’eurolibéralisme, Editions des 1001 Nuits, París, 2008.

Traducido para Rebelión por Caty R.


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