El terremoto que arrasó Puerto Príncipe el 12 de enero pasado ofrece una
pretexto inmejorable para justificar la enésima invasión y ocupación
militar del Haití, ya ocupado desde 2004, pero ahora directamente por los
principales promotores de esa ocupación, sin intermediarios. Motivos,
políticos y estratégicos, no faltan. De paso, serviría para escarmentar al
principal intermediario de la actual ocupación, Brasil, que a pesar de los
buenos servicios prestados en Haití no se ha portado de la misma forma en
relación al reciente golpe de Estado en Honduras.
Lo que hemos observado hasta el momento parece corroborar la tesis de que
se está preparando una nueva ocupación militar, no humanitaria. Varios
elementos lo indican como: fricciones con los actuales ocupantes, la
Misión de Paz (MINUSTAH) de la ONU, especialmente con Brasil, que tiene el
mando militar; entorpecimiento de la ayuda humanitaria y fomento de una
situación de caos; y una campaña mediática consistente en la creación de
una imagen de caos y violencia, que justificaría una ocupación ante la
opinión pública. Como veremos abajo, todos esos componentes parecen estar
presentes.
Hay motivos para sospechar que se está permitiendo deliberadamente el
deterioro de la situación humanitaria en Haití. Por ejemplo la reconocida
descoordinación en las tareas de rescate, ampliamente difundida por los
medios. En teoría, correspondería a la ONU dirigir tales tareas, pero al
parecer ésta ha sido desautorizada por los Estados Unidos, que ocupó desde
primera hora uno de los puntos claves para la coordinación de las tareas de
rescate, el aeropuerto. Sin el liderazgo de la ONU, y con un Estado
haitiano “fallido” o, en lenguaje menos Orwelliano, quebrado de forma
premeditada, no queda nadie que pueda dirigir las tareas de rescate
eficientemente. Ciertamente tampoco las ONGs, que han venido recibiendo
fondos internacionales para ejercer muchas de las funciones que deberían
corresponder al gobierno haitiano. A las ONGs no se les puede exigir las
mismas responsabilidades que a un gobierno, un hecho tal vez muy
conveniente en estos momentos.
Otro elemento es la escasa prisa en el envío de ayudas por parte de EEUU,
en contraste con la rapidez demostrada en a movilización militar. Incluso
la distante China parece haberse adelantado a los Estados Unidos en el
envío de auxilio. Así, el teniente general retirado del ejército
estadounidense, Russell Honoré, que participó en las tareas de rescate tras
el huracán Katrina en 2005, declaraba acerca de la situación de Haití tras
el terremoto: “pienso que eso ya hemos aprendido durante el Katrina,
llevemos agua y alimentos y comencemos a evacuar a la gente… Pienso que
deberíamos haber comenzado con más premura” (1). Por ejemplo, mientras las
fuerzas armadas de EEUU parecen haber sido movilizadas con bastante
rapidez, un buque hospital de la marina se está preparando con más
parsimonia: “es un buque lento, algo viejo, tardará una semana en llegar
una vez que lo hayamos puesto a punto”, aclara un portavoz del Pentágono
(2). Quizá no puedan hacer nada mejor con el viejo buque, pero deberían
existir otros medios para acelerar las ayudas. Por ejemplo, se podría
seguir la sugerencia algo herética de Lawrence Korb, ex secretario
asistente de Defensa de EEUU, de aprovechar los conocimientos de los
cubanos en las tareas de rescate: “debemos pararnos y pensar que nuestro
vecino Cuba cuenta con algunos de los mejores médicos del mundo… Deberíamos
tratar de trasladarlos allí en en nuestros vuelos “(3).
Todo eso nos deja la impresión que, en el mejor de los casos, las tareas
de rescate no son una prioridad para el gobierno de EEUU, al contrario de
las puramente militares, como el envío de “3500 soldados de la 82 División
Aerotransportada de Fort Bragg”, cuya misión “no está clara”, según el
Christian Science Monitor (2). Pero quizá quede más clara con esta
explicación del portavoz del Departamento de Estado de EEUU Philip Crowley:
“Nosotros no estamos adueñándonos de Haití. Estamos ayudando a estabilizar
el país. Estamos ayudando en el suministro de material y socorro para
salvar vidas, y vamos a permanecer allí a largo plazo para ayudar a
reconstruir Haití.” (3) Y también las palabras posteriores de la
secretaria de Estado Hillary Clinton, asegurando que las fuerzas
norteamericanas se quedarían en Haití “hoy, mañana, y previsiblemente en el
futuro”.
Las fricciones diplomáticas con otros países, especialmente Brasil, que
está al mando de las tropas de la ONU en Haití, no tardaron en
manifestarse, lo que parece indicar también que la “misión” norteamericana
en Haití va mucho más allá de lo puramente humanitario. Hasta hoy Brasil
había cumplido diligentemente con el papel que le fue designado en Haití.
Sus tropas se dedicaban a controlar y, en ocasiones, aterrorizar a la
población haitiana, especialmente a los más pobres, de una forma que ya
habían perfeccionado en las favelas de Brasil. Como informa en una
entrevista el periodista Kim Ives, de Haiti Liberté, la presunta misión
de la paz de la ONU en Haití, liderada por brasileños, “es extremadamente
mal vista [por la población haitiana]. La gente está harta y cansada de que
se estén gastando millones en ella, de observar como los muchachos se la
pasan dando vueltas por todas partes dentro de tanques gigantescos y
apuntándoles con los fusiles. Y es que, como sabes, esta es una fuerza cuya
misión es la de someter al país” (4).
Cabe esperar que los EEUU entrarían en conflicto con Brasil si la
intención del primero es la de asumir un papel militar en Haití. El
conflicto no tardó en producirse. En palabras del secretario general de la
ONU, Ban Ki-moon, el 14 de enero, “sería absolutamente deseable que todas
esas fuerzas estuvieran coordinadas por el comandante de la MINUSTAH allí”
(3). Pero los EEUU no aceptaron esta propuesta. Funcionarios del gobierno
de EEUU han indicado que sus fuerzas “coordinarán” sus acciones con la
dirección de la MINUSTAH, y nada más: “Vamos a actuar bajo comando de los
EEUU en apoyo a una misión de la ONU en nombre del gobierno y del pueblo
haitiano”, declara Crowley (3).
Como esa “coordinación” está funcionando se puede deducir de la reacción
del ministro de defensa de Brasil, Nelson Jobim, criticando el control
“unilateral” de EEUU sobre el aeropuerto de Puerto Príncipe, que según él
se tomó sin que otros países fueran consultados, y que estaría
entorpeciendo el aterrizaje de aviones de la FAB (Fuerza Aérea Brasileña)
cargados de personal y mantenimientos (5). Como indica el diario brasileño
Folha de São Paulo, esa situación “ha causado un pequeño problema
diplomático entre Brasil y EEUU. Además de entorpecer el aterrizaje de los
aviones de la FAB, los brasileños se quejan de que el control
norteamericano habría impedido el acceso de la MINUSTAH (Misión de paz de
la ONU en el Haití, liderada por brasileños) al local [el aeropuerto]” (5).
A pesar de declaraciones posteriores de Hillary Clinton a Jobim,
asegurando que “las fuerzas norteamericanas van a cumplir funciones
esencialmente humanitarias, sin interferir en la seguridad pública del
país” (6), el hecho es que tales funciones “humanitarias” estarán
comandados “no por agencias civiles del gobierno… sino por el Pentágono” ,
a través de SOUTHCOM (Comando Sur de los Estados Unidos), cuya misión es
la de “conducir operaciones militares y promocionar la cooperación en
seguridad para lograr los objetivos estratégicos de los Estados Unidos”,
como señala Michel Chossudovsky, del Global Research, (7).
Otro elemento importante es la aparente instrumentalización de un
supuesto estado de caos en Haití, al que también podría contribuir la
quizás premeditada descoordinación en la distribución de la ayuda
humanitaria. El objetivo aquí sería el de crear una imagen de caos y
violencia que justifique la invasión ante la opinión pública, y para eso
hay que contar con la colaboración estrecha de los grandes medios de
información. Al menos los medios más afines al gobierno norteamericano
parecen no haber perdido tiempo en este sentido. Desde el primer momento
han tratado de dramatizar la situación, por ejemplo a través de la difusión
de rumores de ráfagas de supuestos tiroteos, que nadie más en Puerto
Príncipe parece haber oído, o de la formación de nuevas bandas criminales.
Así, ya un par de días después del terremoto podíamos leer, en un artículo
intitulado “¿Tomarán las bandas criminales el control del caos haitiano?”,
las siguientes ominosas palabras: “cuando la oscuridad cubrió la ciudad de
Puerto Príncipe, asolada por el terremoto, moradores informaron que habían
oído tiros. Eso difícilmente constituía una sorpresa: en Haití, durante las
emergencias – naturales o políticas – tiros pueden ser tan omnipresentes
por la noche como el ladrido de los perros, con bandas armadas adueñándose
de las calles” (8). El hecho de que nadie parece haber oído esos tiros ni
visto tales pandillas adueñándose de las calles, puede indicar que la
intención aquí es la de crear una falsa imagen de caos que haga más
aceptable para la opinión pública una eventual invasión y ocupación del
país.
La mayor parte de los medios machacan ahora con imágenes de caos y
violencia. Pero hay excepciones. Así, como explica el coordinador del
Canadian Haiti Action Network, Roger Annis, refiriéndose a un reportaje de
la BBC que no muestra nada de esa supuesta violencia, este “contrasta
fuertemente con las advertencias de saqueo y violencia que llena las ondas
de canales de noticias tales como la CNN”, y que “están siendo reproducidas
por el secretario de Defensa de EEUU Robert Gates” (9). Indagado por los
medios acerca del motivo por el cual no se estaban lanzando provisiones
desde el aire, Gates contesta que “me parece que lanzamientos desde el
aire simplemente van a provocar disturbios”, que por lo visto Gates
considera peor que la falta de provisiones.
Lo más macabro de todo esto es que las ayudas podrían no estar llegando a
los damnificados debido a una intención deliberada de provocar ese mismo
estado de caos y violencia que parece no existir hasta el momento. Según
Roger Annis “está creciendo la evidencia acerca de una negligencia
monstruosa hacia el pueblo haitiano tras el catastrófico terremoto de 3
días atrás. A medida que provisiones médicas vitales, alimentos,
substancias químicas para purificación del agua y vehículos se están
amontonando en el aeropuerto de Puerto Príncipe, y que los medios están
informando de un esfuerzo internacional masivo para suministrar ayuda de
emergencia, los moradores de la ciudad destrozada se preguntan cuándo
podrán ver algún tipo de ayuda” (9).
El reportero de la BBC Andy Gallaguer declara también que anduvo por todas
las partes de la capital durante el viernes, 15 de enero, y que “no observó
nada más que cortesía de parte de los haitianos que encontró. En todas
partes fue llevado por los moradores a ver lo que había sucedido en sus
vecindarios, sus casas y sus vidas. Y entonces preguntaban: ¿dónde están
las ayudas?” (9) A la declaración del secretario de defensa norteamericano
que motivos de “seguridad” estarían impidiendo la distribución de ayuda,
Gallaguer contesta que “yo no estoy viendo nada de eso” (9). Sobre la
situación en el aeropuerto, informa que “hay una gran cantidad de material
en el suelo y mucha gente allí. Yo no sé qué problemas hay con la entrega”
(9). Igualmente, según palabras de un observador local, “los agentes de
los medios están buscando historias de haitianos desesperados que estén
actuando de forma histérica. Cuando en realidad lo más común es verlos
actuar de forma sosegada, mientras que la comunidad internacional, la élite
y los políticos están desquiciados con ese tema, y ninguno parece tener la
mínima idea de lo que está pasando” (9)
No solamente no hay planes de transportar a médicos cubanos a la isla,
sino que la ocupación del aeropuerto se dio inmediatamente después de la
llegada de 30 médicos cubanos para reunirse con los cerca de 300 que ya
estaban en la isla desde hace más de un año. Y muchos sospechan que algo
podría tener que ver con la ocupación del aeropuerto. Trinidad & Tobago
Express, por ejemplo, informa que “una misión de ayuda emergencia de la
Comunidad Caribeña [Caricom] a Haití, incluyendo a jefes de gobierno y
funcionarios técnicos de relieve, no pudo obtener permiso este viernes para
aterrizar en el aeropuerto de ese país devastado, ahora bajo control de los
Estados Unidos.” Además, “indagado acerca de si las dificultades
encontradas por la misión de Caricom podrían estar relacionadas con
informes de que las autoridades norteamericanas no estarían ansiosas en
facilitar el aterrizaje de naves procedentes de Cuba y Venezuela, el primer
ministro Golding [de Jamaica] contestó que ‘solamente espero que no haya
ninguna verdad en ese tipo de pensamiento inmaduro, a luz de la espantosa
extensión de la tragedia de Haití’…” (10).
El siguiente testimonio del director del Ciné Institute de Jacmel, David
Belle, también contradice radicalmente la imagen de caos y violencia
difundida por los medios. “Me han contado que muchos medios informativos
norteamericanos pintan Haití como un polvorín a punto de explotar. Me han
dicho que los reportajes principales de los grandes medios solo hablan de
violencia y caos. Nada hay más lejos de la realidad… Ni una sola vez he
sido testigo de un solo acto de agresión o violencia. Al contrario, hemos
visto a vecinos ayudando a vecinos y amigos ayudando a amigos y extraños.
Hemos visto a vecinos excavando en los escombros con las manos desnudas
para encontrar a supervivientes. Hemos visto a curanderos tradicionales
tratando a los heridos; hemos visto ceremonias solemnes ante entierros
colectivos, y a moradores esperando pacientemente, bajo un sol abrasador,
con nada más que unas pocas pertenencias que les quedaron. Una ciudad
mutilada de dos millones de seres esperando ayuda, medicina, alimento y
agua. La mayoría no ha recibido nada. Haití puede enorgullecerse de sus
sobrevivientes. Su dignidad y decencia frente a esta tragedia son en sí
mismas asombrosas”. (11)
Todos esos elementos justifican la sospecha de que está en marcha una
macabra estrategia del caos para justificar una invasión y ocupación que
por lo visto nada tendrá de humanitaria.
(1) “Pentagon defends response time of Haiti aid efforts”, Christian
Science Monitor, 15 de enero de 2010.
http://www.csmonitor.com/USA/Military/2010/0115/Pentagon-defends-response-time-of-Haiti-aid-efforts
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(2) “Why is it taking so long for Pentagon aid to reach Haiti?”, Christian
Science Monitor, 14 de enero de 2010.
http://www.csmonitor.com/USA/Military/2010/0114/Why-is-it-taking-so-long-for-Pentagon-aid-to-reach-Haiti
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(3) “Marines to aid Haitian earthquake relief. But who's in command?,
Christian Science Monitor, 14 de enero de 2010.
http://www.csmonitor.com/USA/Military/2010/0114/Marines-to-aid-Haitian-earthquake-relief.-But-who-s-in-command
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(4) Kim Ives, transcripción de entrevista ofrecida a Democracy Now, 13 de
enero de 2010.
http://i3.democracynow.org/2010/1/13/haiti_devastated_by_largest_earthquake_in
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(5) “EUA enviarão 10 mil soldados para Haiti; Brasil critica controle
americano do aeroporto”, Folha de São Paulo, 16 de enero de 2010.
http://www1.folha.uol.com.br/folha/mundo/ult94u680243.shtml (sitio
consultado el 16 de enero de 2010).
(6) “Após tensão com EUA, cinco aviões da FAB com suprimentos e equipes
chegam ao Haiti”, Folha de São Paulo, 16 de enero de 2010.
http://www1.folha.uol.com.br/folha/mundo/ult94u680260.shtml (sitio
consultado el 16 de enero de 2010).
(7) Michail Chossudovsky, “The Militarization of Emergency Aid to Haiti:
Is it a Humanitarian Operation or an Invasion?”, Global Research, 15 de
enero de 2010. http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=17000
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(8) “Will Criminal Gangs Take Control in Haiti's Chaos?”, Time, 14 de
enero de 2010.
http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,1953379_1953494_1953819,00.html?cnn=yes&hpt=T2
(sitio consultado el 16 de enero de 2010).
(9) Roger Annis, “Where is the aid in Haiti?”, 16 de enero de 2010.
http://canadahaitiaction.ca/?p=1055 (sitio consultado el 16 de enero de
2010).
(10)Robert Singh, “CARICOM BLOCKED... as US takes control of airport”,
Trinidad & Tobago Express, 17 de enero de 2010.
http://www.trinidadexpress.com/index.pl/article_news?id=161583443(sitio
consultado el 17 de enero de 2010).
(11) “El director del Ciné Institute de Jacmel, David Belle, informa desde
Puerto Príncipe”, 17 de enero de 2010.
http://www.cineinstitute.com/news/2010/01/17/cine-institute-director-david-belle-reports-from-port-au-prince/
(sitio consultado el 17 de enero de 2010).
jlvivas@lcc.uma.es