La mediación de Leonel Fernández

Desde hace mucho tiempo la gente en el país tenía la ligera sospecha de que el Presidente Leonel Fernández, una vez no encontrase salida política en el país, se dedicaría a buscar empleo en alguna organización de carácter internacional. Quiso construir su perfil en torno a eso.

Durante la Cumbre de Río que se realizó en Santo Domingo en marzo de 2008, Leonel y sus cancerberos bien pagados se hicieron una imagen de supuesto diplomático, queriendo hacer crecer la imagen del Presidente dominicano y destacando sus supuestos dotes de mediador.

Durante la reciente crisis de Honduras, el Presidente dominicano quiso poner en juego su figura internacional, comenzando con una posición de principio dura, para finalmente terminar entregado a las posiciones retardatarias en el continente.

En la configuración del poder regional, en la cual iban conformándose prácticamente dos bloques, el Presidente dominicano optó por integrarse a ambos, jugando un papel de doble agente, apoyando la firma del CAFTA, y al mismo tiempo, integrándose en PERTROCARIBE; participando en foros internacionales fustigando al capitalismo y fortaleciendo el neoliberalismo en República Dominicana; reforzando sus relaciones con Chávez y haciéndose socio de Gustavo Cisneros; en el argot popular, quería estar con Dios y con el diablo.

Esta política de doble rasero tiende a funcionar por el corto y mediano plazo, pero se hace insustentable en el largo plazo. La cabeza visible de nueva ola de presidentes de América Latina, representada por Hugo Chávez, tenía en Leonel un aliado coyuntural, al menos mientras no encontrase en República Dominicana un mejor interlocutor de su política integracionista; No representaba pues éste una amenaza y podía ser útil en algún momento, como efectivamente lo era mientras estaba neutralizado. Para los norteamericanos, consientes en definitiva de la escasa importancia política del país y del personaje, y seguros de la vulnerabilidad de éste ante su influencia, los movimientos de Fernández eran estudiados con detenimiento, no necesitando presionarlo hasta que sus pasos no afectasen sus intereses. También tenían la intención de utilizarlo en el momento que considerasen pertinente.

Una posición ambivalente desde el punto de vista internacional es funcional únicamente hasta que las aguas se van aclarando o hasta que algunos de los sectores en conflicto exijan un posicionamiento determinando, o no estén conformes con la posición asumida; de inmediato, el equilibrio ficticio se desboronará.

Pero, la supuesta neutralidad de Fernández en la configuración de poder latinoamericana, era sobretodo frágil, porque, en una confrontación dominadores vs dominados, la neutralidad tiende a favorecer a los dominadores. Además, las posiciones conservadoras y antinacionales adoptadas por Fernández en el plano nacional tienden a desmoronar su falso ropaje “progresista” en el plano internacional.

La última estación de este proceso, es el papel que el Presidente dominicano quiso asumir en el marco de las conflictivas relaciones colombo-venezolanas, quebrantadas por las evidentes diferencias que existen entre el presidente Chávez y el presidente Uribe. Chávez por un lado, representa una nueva ola de presidentes latinoamericanos independientes frente a los intereses de Washington, mientras que Uribe, es el mejor hombre de la Casa Blanca en Latinoamérica. Para colmo, este último Presidente ha permitido que conviertan a Colombia en la base de operaciones contra Venezuela y ha jugado un papel importante en la promoción y ejecución de la política norteamericana para la región. Esos intereses resultan inconciliables.

En este escenario quiso actuar Leonel Fernández como mediador, poniendo en práctica unas dotes que sólo sus aduladores reconocen en él. El presidente dominicano que no ha podido mediar en el país para conciliar los intereses de los distintos sectores, y que en todas las circunstancias, ha optado por favorecer los intereses de los poderosos, por sobre los intereses de los trabajadores y demás sectores golpeados, demostrando en todo momento y lugar, para quien es que gobierna, no puede intentar mediar en un escenario donde las contradicciones son incluso superiores.

Las partes no pidieron su mediación, por tanto, tampoco están en la obligación de aceptarla. El presidente de Venezuela, que si ha ejecutado una política internacional activa y que ha establecido importantes relaciones internacionales con Latinoamérica y el Caribe, África, los países árabes, China, Rusia y Europa, tiene decididas sus prioridades, y negociar con Colombia en este momento no es una de ellas, mucho menos, a través de Fernández, quien demostró con Hillary y Lobo, de que bando está.

Toda una vergüenza, pero ya era hora.

Email: triunfaremos@gmail.com

Fecha: 8 de marzo de 2010-03-08


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