El sábado 17 de Abril del 2010, la izquierda peruana delegaba por consenso la responsabilidad de orientar su refundación y sus perspectivas en un viejo ex guerrillero Héctor Béjar Rivera, el cual expresaba “No han sido fáciles estos años. Nuestro país es distinto al que teníamos en los setenta cuando existía la Izquierda Unida. Somos casi el doble de peruanos y peruanas. Un nuevo proletariado compuesto por millones de microempresarios, campesinos parceleros, pequeños agricultores, trabajadores y trabajadoras eventuales en la ciudad y en el campo, niños y niñas trabajadoras, pequeños comerciantes, mineros, pueblos originarios amazónicos y andinos, trabajadores y trabajadoras que la tecnocracia denomina informales, explotados de todas las ramas de la producción y los servicios, se ha incorporado a la antigua sociedad que era habitada solamente por los campesinos, los obreros y los empleados de la clase media y la oligarquía. Nuestra sociedad es más compleja, más numerosa, necesita un mayor estudio y comprensión, tiene más y más profundos problemas. Nuestra sociedad es más grande que antes, más múltiple que antes, pero también más injusta que antes. Tenemos que hacer un reencuentro con esa sociedad así como nos reencontramos entre nosotros”.
El difícil camino de la unidad popular en el Perú comenzaba a desbrozar un marasmo de mas de 20 años, lleno de contradicciones que facilitaron desde 1992 la entrada triunfal del modelo neoliberal con el ex Presidente Kenya Fujimori Fujimori, el autogolpe del 5 de abril de 1992, la liquidación de la histórica Constitución de 1979 y la suplantación en dictadura por la neoliberal carta de 1993, y la sucesión de diversos gobiernos similares como Paniagua, Toledo, y García; cuyo gobierno está terminando con una corrupción generalizada a nivel de las mas altas esferas políticas y de los grupos de poder económico. La contraparte empezó con el levantamiento de las comunidades amazónicas en Bagua y continúan hoy con los mineros artesanales y los agricultores de la región de arequipa encabezadas por su Presidente Regional el Dr. Manuel Guillén que ha llevado a una mesa de negociación el abuso de nuevas exploraciones mineras transnacionales.
La refundación de la izquierda peruana, solamente tendrá perspectivas de largo plazo si logra articularse con los movimientos y partidos regionales, que desde el Perú profundo marcarán el derrotero de la unidad popular. Así por ejemplo la unidad popular en la capital de la república de Lima, está alzando unitariamente la candidatura de una lideresa: Susana Villarán, con el lema de “Una Lima para Todos” que permitirá enfrentar las elecciones municipales a los candidatos neoliberales como Alberto Kuori (Fujimori) o Lourdes Flores (PPC) cuyas ligazones con la corrupción cada vez mas los hace mas débiles. También es un logro importarte la inscripción del “Movimiento Nueva Izquierda”-MNI en el Jurado Nacional de Elecciones, cuyos esfuerzos como lo expresa su líder Nilver López, está puesta al servicio de las organizaciones populares.
Demostrando la ligazón estrecha del APRA y el Fujimorismo, Alan García lanza el sicosocial del humorista Jaime Bayli en el sentido de que estaría siendo amenazado de muerte por sicarios del Presidente Hugo Chávez, cuya única finalidad es distraer la atención nacional por el escandaloso caso de los “petroaudios” en el cual están involucrados en casos de corrupción el propio Secretario General del APRA, Jorge del Castillo.
En la región La Libertad, el MIR está alzando la candidatura de Eduardo Cassinelli a la candidatura de la Municipalidad Provincial de Trujillo, con el lema “Un Trujillo para Todos”. El ex bastión aprista y hoy ocupado por el neoliberal César Acuña de “Alianza para el Progreso”-APP contendrán con el MIR. El “Movimiento de Integración Regional”-MIR que lidera el Dr. Segundo Alvarado González ha expresado: “Nos hemos convocado como fuerzas políticas revolucionarias y democráticas de la región La Libertad, para comprometernos en un esfuerzo de centralización y unificación. Nuestra práctica política se afirma en los más necesitados, sobre la base fundamental de los principios de amor y al sacrificio al servicio del pueblo.
Nuestro pensamiento, sentimiento y acción se afirma en los valores históricos de los Virús, Mochicas, Chimús y de los Huamachucos; así como de la vida y obra de José Faustino Sánchez Carrión, César Abraham Vallejo Mendoza y Luis de la Puente Uceda”.
Cuanta razón tiene el viejo ex guerrillero Héctor Béjar cuando expresa: “Trabajamos por un contrato social y una república. En términos estrictos, nuestro país no ha tenido nunca ni contrato social ni república. No podía haber contrato social entre Pizarro y Atahualpa, entre amos y esclavos, terratenientes y siervos, oligarcas y pueblo excluido, dictadores y oprimidos. No puede haber res pública allí donde todo lo público es apropiado por las empresas privadas y nada menos que un capítulo constitucional que es el que somete al Estado a un rol subsidiario en la economía, cancela en realidad la república”.
Es claro y contundente el Partido Comunista del Perú (Patria Roja) al expresar: “No será difícil ponernos de acuerdo en una plataforma común. Lo que falta es la visión estratégica y la voluntad de sumar fuerzas, dejando atrás estrecheces sectarias y prejuicios que pueden hacer abortar el mejor plan y las mejores intenciones. La unidad de todos los sectores agredidos por el neoliberalismo en un frente político-social, reconociendo la identidad singular de cada cual, está al alcance de la mano si la asumimos con firmeza y derrotamos el plan divisionista de la derecha con García a la cabeza”.
El camino de la izquierda peruana empieza a hacerse camino en el siglo XXI, porque es una necesidad histórica, porque el imperialismo y sus potestades de éste mundo no dejan de trabajar en Latinoamérica y el Caribe para liquidar esfuerzos y valentías de muchos países que como Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Uruguay, Brasil y otros están comenzado decirle a los “amantes de la riqueza” que si son posibles modelos “sin calco, ni copia”.
(*) Analista Global.
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