"Nicaragua, en solidaridad con el pueblo ecuatoriano, anuncia en este momento que rompe relaciones diplomáticas con Colombia", expresó el mandatario nicaragüense durante un rueda de prensa conjunta con su par ecuatoriano Rafael Correa, quien se encuentra de visita en el país centroamericano.
La ruptura de relaciones con Colombia "reivindica" el respeto del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, "y ante las reiteradas amenazas militares de parte del gobierno colombiano que se niega a reconocer ese derecho de Nicaragua", explicó el jefe de estado nicaragüense.
Nicaragua reclama las islas que están dispuestas sobre una franja de 50 mil kilómetros cuadrados de mar, bajo el alegato que San Andrés y Providencia pasaron a manos de Bogotá en virtud del acuerdo de Esguerra–Bárcenas, firmado en 1928, cuando el país centroamericano estaba bajo ocupación estadounidense.
En 2001, Nicaragua presentó en la Corte Internacional de Justicia de la Haya una demanda en contra de Colombia, reivindicando la soberanía sobre una extensión marítima de aproximadamente 50 mil km² y también sobre las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y los Cayos Roncador, Serrana, Serranilla y Quitasueño.
En diciembre de 2007, la Corte de la Haya falló a favor de la pretensión de Nicaragua y dijo que sí tenía jurisdicción para conocer del asunto, dejando también muy claramente que el meridiano 82 no era un límite en el mar y "por consiguiente, no existe un límite marítimo entre Nicaragua y Colombia".
La resolución aclaró, además, que la Corte tenía jurisdicción para conocer el reclamo de Nicaragua, no sólo sobre los espacios marítimos, sino también sobre los Cayos que se encuentran en esa zona, reconociendo al mismo tiempo que el caso de la propiedad de las tres islas no está bajo su jurisdicción.
Pese al fallo de La Haya, el gobierno colombiano insiste en mantener el meridiano 82 como el límite marítimo entre ambas naciones, donde además, según denuncias de las autoridades nicaragüenses, la creciente presencia militar de Colombia en la zona en reclamación impide a los pescadores nicaragüenses trabajar en el área, especialmente los indígenas Miskitos, quienes han trabajado en ellas por siglos.