Una mujer musulmana estuvo doce días incomunicada en un calabozo de Gran Bretaña sin ninguna explicación

01 de abril 2008. - La Cámara de los Comunes votará hoy la modificación de una serie de puntos en la ley antiterrorista. Entre ellos, la controvertida extensión del periodo de detención preventiva de los 28 días actuales a 42. Durante ese tiempo, la policía podría retener incomunicado y sin ningún tipo de cargos a cualquier sospechoso de terrorismo.

El partido del primer ministro, Gordon Brown, no espera que ningún diputado laborista se rebele y vote en contra de la propuesta de ley en su conjunto, pero existe una corriente dentro del partido que trata de reunir los apoyos suficientes para rechazarla en comisión con apoyo de los conservadores y los liberal-demócratas. Ninguno de estos partidos planea votar en contra del proyecto de ley en su integridad.

El caso de Farrah

El diario The Independent publica hoy la historia de una mujer musulmana que fue retenida durante doce días tras el arresto de su marido, acusado de posesión de documentos relacionados con el terrorismo. La policía irrumpió en casa de Farrah, nombre ficticio, y, tras un registro de tres horas forzó a la familia a abandonar la residencia por espacio de una semana. La mujer fue arrestada y desnudada a su llegada a la comisaría.

El médico que tuvo que atenderla en repetidas ocasiones, ya que padece diabetes, certificó que las condiciones de su arresto y detención habían agravado el mal. Al principio de su detención se vio también aquejada de diarrea. En su celda "no había papel higiénico, sólo toallitas para secar el cuerpo. Ni siquiera se me permitía peinarme el pelo", relataba.

Tuvo que pasar un día hasta que recibiera asistencia jurídica, cuatro hasta que le fue permitido llamar a su familia (con la que, fue advertida, tenía que hablar en inglés, no en ?su idioma?) y ocho hasta que le fueron explicadas las razones de su detención. Durante los doce días que pasó en una celda de aislamiento, era sacada varias veces al día para ser interrogada en una sala sin luz natural. Dispuso de cinco minutos diarios de paseos por un patio en el que, afirma, era vigilada por guaridas con perros en cada esquina. "Tenía miedo de los perros, así que estos momentos, más que de ejercicio, eran de terror", ha comentado.

Después de doce días de detención preventiva con este régimen, fue acompañada a la puerta de la comisaría sin explicaciones ni excusas. Su abogado le pidió un taxi. La experiencia la dejó "cansada, en estado de choque y exhausta". Pensó que nunca saldría de allí. Farrah se volvió extremadamente desconfiada y se negaba a abandonar su casa sola. Dejó su trabajo. Sus amigos dejaron de visitarla por miedo a ser relacionados con ella.


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