09 de octubre 2008. - Un número récord de norteamericanos en toda la historia de EEUU está disconforme con la política del presidente George Bush. De acuerdo con una encuesta realizada por la firma Gallup, sólo nueve de cada cien estadounidenses está conforme con el estado de cosas en el país.
Esas cifras prueban que el actual inquilino de la Casa Blanca batió los récords de impopularidad de sus predecesores. En 1979 sólo el 12% de los ciudadanos de EEUU estaba conforme con la gestión de Jimmy Carter. El actual presidente superó asimismo a su padre, también George Bush, que en 1992 obtuvo un 14% de aprobación.
A primera vista puede parecer que entre los participantes de este trío de presidentes impopulares no existe ninguna relación, aparte del parentesco entre los dos Bush. Pero no es así. Una de las causas evidentes de la disconformidad de los norteamericanos por el actual estado de cosas en el país es la grave crisis financiera. EEUU no conocía nada semejante desde la Gran Depresión de los años 30. Por cierto que George Bush carga con parte de la responsabilidad por el hundimiento de los mercados de valores, por las quiebras de grandes bancos y compañías norteamericanas, por el estancamiento de la producción y pérdida de puestos de trabajo. Precisamente durante su presidencia el desequilibrio comercial alcanzó el 6% del producto interno bruto y aumentó en flecha el déficit presupuestario. Pero también es cierto que los tres presidentes mencionados son responsables de que en las últimas décadas EEUU viviera de préstamos. Catastrófico es el crecimiento de su deuda estatal y el consumo superaba las posibilidades del país. De modo que la actual crisis financiera global es consecuencia del egoísmo de EEUU, de su despilfarro y de la desmesurada seguridad en sí mismo.
De hecho estas cualidades de la dirección nacional de EEUU en materia de política exterior crearon para ellos y para todo el mundo el problema iraquí. Washington no puede resolverlo desde 2003, lo que también es una de las causas de la disconformidad de los norteamericanos con el presidente Bush. Tampoco les puede alegrar el actual carácter de las relaciones con Rusia e incluso con algunos de sus aliados de la OTAN, sin hablar ya de muchos países de América Latina y del mundo musulmán. Al respaldar la agresión de Georgia contra Osetia del Sur y contra los pacificadores rusos, la Casa Blanca ha vuelto a mostrar la falta de perspicacia de su política. Está claro que a los estadounidenses también les preocupan seriamente los problemas de la salud pública, la educación, la inmigración mal controlada y muchos otros. Incluso es difícil decir que aspecto de la gestión del actual presidente puede satisfacer a los habitantes de EEUU e incluso a otros países, entre ellos Rusia.