Por primera vez en ceremonias de este tipo, seis mujeres policías escoltaron el carro presidencial, corriendo junto a él y seguidos además por 37 miembros de la caballería del batallón ceremonial
1º Ene. 2011 - Dilma Roussef juró hoy como la primera mujer presidenta de Brasil en el Congreso Nacional, en ceremonia en que Michel Temer también realizó su compromiso como vicepresidente de esta nación suramericana.
“Prometo mantener, defender y cumplir la Constitucion, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil”, leyó Rousseff y de inmediato fue ovacionada por los legisladores brasileños y los invitados presentes.
Poco después, Rousseff firmó el libro de términos de toma de posesión, con lo cual ya es oficialmente presidenta de Brasil.
Igual proceder efectuó Temer y, por ende, ya es el nuevo vicepresidente de este inmenso país suramericano.
Pese a la intensa lluvia, miles de brasileños se concentraron a ambos lados de la Esplanada de los Ministerios para presenciar la ceremonia de toma de posesión de Dilma Rousseff.
Con vitores de Ole, Ole, Ole, Dilma, Dilma, los concentrados frente a la Catedral de Brasilia saludaron la llegada de Rousseff desde la Granja del Torto, donde moró hasta hoy desde poco después de ser electa presidenta de Brasil en la segunda vuelta de los comicios generales de octubre pasado.
La persistente precipitación impidió que Rousseff realizará el primer trayecto entre la Catedral de Brasilia y la sede del Congreso Nacional -al final de la Esplanada de los Ministerios- sin la capota del Rolls Royce presidencial.
Sin embargo, desde dentro del vehículo, la presidenta electa saludó a la multitud que acompañó su recorrido.
Por primera vez en ceremonias de este tipo, seis mujeres policías escoltaron el carro presidencial, corriendo junto a él y seguidos además por 37 miembros de la caballería del batallón ceremonial.
Tras la llegada al Congreso Nacional, Rousseff y su vicepresidente electo Michel Temer fueron recibidos por los presidentes del Senado, José Sarney, y el de la Cámara de Representantes, Marco Maia.
En un implecable juego de saya y chaqueta blancas, Rousseff subió por el tapete rojo las escaleras ovacionada por legisladores, a quienes saludó.
Delegaciones de 139 países del mundo asisten a los actos de investidura de Rousseff, una treintena de ellas representadas por jefes de estado o de Gobierno.