15 de mayo 2011.-Un párroco italiano de Génova fue detenido este sábado acusado de abusar sexualmente de un menor y de entrega de estupefacientes.
Riccardo Seppi, de 51 años, pertenecía a la iglesia del Espíritu Santo, en el barrio de Sestri Poniente, pero tras ser arrestado por la policía fue suspendido inmediatamente de sus funciones por la Curia genovesa.
El arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Angelo Bagnasco, expresó su gran “dolor y desconcierto por la gravedad de lo ocurrido” y manifestó su fraternal cercanía a la víctima, familiares y a la comunidad cristiana, además de indicar que el hombre implicado es acusado “de comportamiento inmoral con menor y entrega de estupefacientes”.
La Curia genovesa sigue la línea de “tolerancia cero” contra la pederastia, impuesta por el papa Benedicto XVI ante los múltiples escándalos de abusos sexuales a menores por parte de algunos clérigos, en especial en EE. UU., Irlanda, Alemania, Holanda, Austria, Bélgica, Reino Unido e Italia.
Solo en la última década, la Iglesia católica ha reconocido alrededor de un centenar de casos de sacerdotes pederastas notificados a las autoridades eclesiásticas italianas.
El Vaticano publicará una carta mundial contra la pederastia
La Santa Sede ha confirmado que el Vaticano publicará el 16 de mayo una carta circular de la Congregación para la Doctrina de la Fe destinada a todas las conferencias episcopales con el fin de afrontar el problema de los abusos sexuales por parte de sacerdotes.
Según una nota vaticana, el documento será publicado en italiano, francés, alemán, español, portugués y polaco, y servirá para “ayudar a las conferencias episcopales a preparar líneas-guía para el tratamiento de casos de abusos sexuales a menores por parte de clérigos“.
Una vez publicada la carta el próximo 16 de mayo los sacerdotes de las diversas naciones deberán armonizar sus directivas internas.
La iniciativa había fue anunciada en julio de 2010 cuando el Vaticano presentó públicamente la actualización de las normas eclesiásticas contra los delitos más graves de los clérigos (delicta graviora).
Un año más tarde el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, volvió a referirse a dicho documento en el transcurso de la reunión que mantuvo el papa con 150 purpurados de todo el mundo, en la que hizo hincapié en la necesidad de afrontar los abusos de manera “coherente y eficaz”, no tener miedo a denunciar los casos y colaborar con las autoridades civiles.
El papa Benedicto XVI tuvo que pedir perdón en varias ocasiones por los abusos a menores, asegurando mientras tanto que “el simple perdón no sustituye a la justicia” y que estos casos muestran que la “mayor amenaza para la Iglesia no viene de fuera, de enemigos externos, sino de su interior”.
Al mismo tiempo, las propias víctimas consideran las medidas del Vaticano tardías y demasiado “insuficientes”, insistiendo en que la Iglesia debe hacer todo lo posible para castigar a los culpables y proteger a los menores de la pederastia clerical.
