Sacerdote italiano ofrecía cocaína a menores para tener sexo

19 de mayo 2011.-El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Angelo Bagnasco, manifestó este jueves su “sobrecogedor” dolor ante el caso del sacerdote Riccardo Seppi, detenido el viernes pasado por los carabineros en la ciudad de Génova, acusado de abuso sexual de menores y cesión de cocaína.

“Nuestro dolor es más sobrecogedor, porque es improviso e inesperado, porque nada lo hacia presagiar ante nuestros ojos. Nos sentimos golpeados, pero no abatidos”, dijo Bagnasco, también arzobispo de Génova, durante una homilía.

El prelado expresó su “dolor” por “toda forma de pecado y de maldad que, si realmente fue cometida por nuestro hermano, desfigura la belleza del alma, escandaliza las ánimas y hiere el rostro de la Iglesia”.

Bagnasco confirmó el domingo pasado, en la iglesia del Santo Spirito de Génova, donde oficiaba el sacerdote imputado, que éste ya no podrá celebrar misa, ni confesar y manifestó su solidaridad a las eventuales víctimas y a la magistratura.

En tanto, la prensa reportó este jueves nuevos detalles escabrosos sobre el caso de don Riccardo, como era conocido el cura por sus parroquianos.

El sacerdote, según el diario Corriere della Sera, gastaba hasta 300 euros (unos 370 dólares) al día en cocaína, que no solo consumía, sino que también usaba como anzuelo para atraer a sus víctimas: adolescentes de familias desintegradas o con dificultades económicas.

Seppia, de 50 años de edad, era también un asiduo cliente de saunas y locales gays, en donde contactaba a algunos de los menores de los que habría abusado.

Los presuntos delitos del cura salieron a la luz en el marco de una indagación de la policía sobre el tráfico de cocaína en Milán.

A través de interceptaciones telefónicas los agentes llegaron a Seppia, cliente de vendedores de droga y que intercambiaba mensajes pornográficos con su amante, un exseminarista que aparentemente le conseguía menores.

En uno de esos mensajes, Seppia pedía al exseminarista que le llevara un niño de 10 años de edad, mientras en otros le solicitaba “morenos de cuello tierno” o al hijo de alguna cocainómana.

De acuerdo con la prensa, el excentrico tren de vida del religioso era conocido en el barrio obrero en que oficiaba, donde lo llamaban “el cura de la noche”.

Además, la mayor parte de los padres de familia habían retirado a sus hijos de las clases de catecismo en su parroquia, sin que la autoridad eclesiástica investigara, ni interviniera para conocer de donde salía el dinero que permitía a Seppia comprar cocaína todos los días.

El religioso fue inicialmente arrestado por abuso sexual de un adolescente de 15 años, pero aparentemente ese caso solo sería la punta del iceberg.



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