Al fundamentar la decisión unánime de los académicos cubanos, su presidente, el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar subrayó la intensa y desinteresada labor humanitaria que de manera ininterrumpida desde 1998 han desarrollado los profesionales de la salud del mayor territorio antillano en la nación vecina, cuya población ha sido víctima en tiempos recientes de huracanes, un devastador sismo y una epidemia de cólera.