30 de julio de 2013.- Decenas de miles de docentes paraguayos paralizaron este lunes las actividades educativas en todo el país, dando cumplimiento a la convocatoria de paro indefinido que realizó la Organización de Trabajadores de la Educación en Paraguay (OTEP), ante la negativa del Gobierno de acceder a sus demandas de pago de atrasos de salarios y bonificaciones.
Los principales dirigentes sindicales calculan que el llamado a huelga se acató en un 95 por ciento, en más de nueve mil centros de estudios, de los casi 10 mil que existen en esta nación suramericana.
Además de los pagos atrasados, los profesionales de la educación también exigen una modificación del monto y alcance de las jubilaciones, así como la normalización del trabajo de educadores que prestan sus servicios sin cobro de salarios.
En la ciudad de Asunción (capital) y otras localidades del país, los docentes salieron a las calles en respaldo al movimiento huelguístico y para rechazar la amenaza del Gobierno de Federico Franco, de recurrir a los despidos si prospera la petición hecha a la justicia de declarar ilegal el paro.
El primer balance de las organizaciones sindicales protestantes fijó en 40 mil los docentes en huelga, aunque no descartan que el número aumentará en las próximas horas.
La OTEP explica que para la resolución del conflicto es necesario que el Gobierno presente un pedido de ampliación presupuestaria al Parlamento. Sin embargo, critican que el Ejecutivo alegue que no existen fondos para ello y derive el problema al presidente electo, Horacio Cartes.
Días atrás, el propio Cartes declaró que, efectivamente, el Estado no posee actualmente recursos para pagar lo prometido, no obstante, se abstuvo de hacer recomendaciones, devolviendo la responsabilidad al Gobierno saliente.
La gestión de Federico Franco es centro de un aluvión de críticas, por la situación de vacío existente en las arcas del Estado y las denuncias de corrupción y evasión impositiva divulgadas en las últimas semanas.
Desde hace unos meses, los docentes y profesores paraguayos han recurrido a constantes marchas y movilizaciones, en ocasiones hasta lla sede del Congreso Nacional y otras instituciones del Estado.