16 de agosto de 2013.- Una incómoda situación vivió el presidente del Uruguay, José Mujica, al serle impedido el ingreso al almuerzo que su colega, Horacio Cartes, brindaba a los mandatarios presentes en su toma de posesión de la presidencia de Paraguay en Asunción.
Fuentes del gobierno uruguayo le restaron importancia al suceso, mientras que la seguridad del evento justificaba su accionar con frases del tipo “sabíamos que era austero, pero nunca tanto,” en referencia a que Mujica no iba vestido como los demás presidentes.
Mujica es bien conocido por su austeridad al vestir y por su humildad, lo cual le hace pasar desapercibido hasta en su propio país, donde frecuenta lugares públicos a veces sin escoltas, y vistiendo ropa austera.
El hecho ocurrió tras la ceremonia de investidura de Cartes, realizada en los jardines del Palacio de López (sede de gobierno). Después del evento, las diferentes delegaciones fueron invitadas a participar de un almuerzo del flamante jefe de estado, en su residencia particular.
Un leve retraso de Mujica (por causas que se desconocen), provocó que los demás integrantes de la delegación uruguaya ingresaran antes que él, portando su acreditación, lo que provocó que, cuando el popular “Pepe” quiso entrar al almuerzo, la seguridad le impidiera el acceso.
El portavoz de la seguridad presidencial paraguaya, Charles Martínez Cáceres, se deshizo en disculpas con el presidente uruguayo y dio sus explicaciones a la prensa: “Sabíamos perfectamente quién es Mujica. Y también sabíamos que era una persona muy austera… Lo que nunca imaginamos es que lo fuera tanto. Por favor, pónganse en nuestro lugar: ver que una persona común y corriente quiere entrar a un lugar con tanta gente importante, sin acreditación, sola, hizo saltar todas las alarmas y nos obligó a impedirle el acceso. Por suerte, el tema fue rápidamente solucionado cuando el canciller uruguayo se acercó a la puerta con la credencial correspondiente, y el presidente ingresó sin problemas”, afirmó Martínez Cáceres.
Por su parte, la delegación “charrúa” le restó importancia al hecho, negándose amablemente a dar declaraciones a esta agencia. Sólo el presidente uruguayo, con su conocido sentido del humor, se limitó a expresar sobre el inconveniente: “Nos los culpo. Si yo viera que alguien como yo quiere entrar solo a semejante lugar, tampoco lo dejaría…”, generando la carcajada de los presentes.