Quito, junio 25 - Eloy Alfaro representa en Ecuador la lucha por la más importante transformación nacional de la historia, después de la Independencia: la Revolución Liberal. Este cambio significó la inclusión de los derechos civiles, políticos y sociales que actualmente se gozan en el país.

Es por esa lucha social y liberal que el Centro Cívico Ciudad Alfaro, ubicado en Montecristi (litoral), rendirá un homenaje al ‘Viejo Luchador’ este jueves, día en que se celebra el natalicio del expresidente ecuatoriano. Se cumplirán 173 años del nacimiento de Alfaro en ese cantón ubicado en la provincia de Manabí.

“Alfaro es el gran conductor de un proceso y su capacidad de liderazgo la demuestra en el poder, porque en condiciones de un país atrasado, conservador, en el que hay mucho prejuicio social, realizar la separación Iglesia y Estado es una tarea titánica. Incorporar a la mujer al trabajo es otra tarea difícil en las condiciones de esa época, (como lo es) romper con la estructura conservadora para introducir la educación laica”, manifestó el historiador Juan Paz y Miño a la agencia Andes, al destacar los valores de Alfaro en la actualidad.

El ‘Viejo Luchador’ es recordado por haber batallado durante años en contra de la política conservadora que mantenía el exmandatario Gabriel García Moreno. “La libertad no se implora de rodillas: se conquista en los campos de batalla”, había manifestado Alfaro en las rebeliones en contra de los católicos que duraron casi tres décadas.

Paz y Miño resaltó, por sobre todas las cosas, la inclusión del Estado para hacer caminos, carreteras y, especialmente, la construcción del ferrocarril, que permitió que las regiones del país tuvieran comunicación comercial y turística.

“Alfaro tiene que suspender el pago de la deuda externa, de la deuda de la Independencia, para poder financiar la obra del ferrocarril. Trata de apoyar al sindicalismo incipiente del país creando los primeros sindicatos liberales, ese es un esfuerzo importante. Por estas variables y otras que puedo añadir, por ejemplo, su gran internacionalismo latinoamericanista, Alfaro se distingue como un personaje singular de trascendencia en la memoria del Ecuador”, indicó.

La libertad de expresión, la educación laica, pública y gratuita, la obra pública y la integración del país son algunas de las obras destacables del expresidente ecuatoriano que, según Paz y Miño, deben ser recordados y recalcados el día del natalicio de Alfaro.

Como parte de las celebraciones y homenajes, el Centro Cívico Ciudad Alfaro presentará el programa ‘El mejor ecuatoriano de todos los tiempos’, desde las 09:00, en el que habrá lecturas, proyección de documentales, recreación de personajes históricos con marionetas y una muestra de acuarelas titulada ‘Memorias de la Patria’.

Además, el presidente Rafael Correa visitará Montecristi a las 16:00 para formar parte del encuentro ‘Somos gobiernos parroquiales, la fuerza rural del país’.

“Alfaro fue un gran líder histórico y es imposible negar que Rafael Correa es un gran líder histórico en este ciclo. Parecidos ataques (a los protoganizados hoy por la oposición) sufrió Alfaro en su época, a los que recibe el presidente actualmente. Más allá del hecho personal están los cambios sustanciales: Alfaro quería que el desarrollo capitalista e industrial del Ecuador sirviera para mejorar a la sociedad, mejorar al Ecuador e incluso transformar las relaciones de trabajo en un país que carecía de relaciones laborales basadas en el trabajo asalariado”, dijo Paz y Miño, haciendo una comparación entre los gobiernos de Alfaro y Correa.

Datos biográficos

José Eloy Alfaro Delgado nació en Montecristi el 25 de junio de 1842. Fue presidente de Ecuador en dos ocasiones (1897-1901 y 1906-1911). Fue general de División del Ejército del Ecuador y líder de la Revolución Liberal que triunfó el 5 de junio de 1895.

Dimitió de la presidencia a mediados de 1911 y se vio obligado a refugiarse en la legación de Chile y, luego, exiliarse a Panamá. De acuerdo con crónicas de testigos publicadas en la época, la vida de Alfaro corría riesgo, incluso antes de que las fuerzas liberales fueran derrotadas matando a 1.000 hombres en una corta guerra civil.

El expresidente firmó una rendición en la que accedía a un exilio voluntario a cambio de que no hubiera represalias. Pero esa capitulación no fue respetada y el jefe de las fuerzas gobiernistas de entonces, Leonidas Plaza, ordenó la detención de Eloy Alfaro, Pedro Montero y Ulpiano Páez.

Después de que Montero fuera asesinado de un disparo, Alfaro y Páez fueron trasladados a Quito en el ferrocarril que el ‘Viejo Luchador’ había construido. Fueron aprehendidos en 1919 en el penal García Moreno mientras 600 soldados armados debían proteger la prisión y mantener el orden.

Una turba de unas 4.000 personas, según las crónicas de la época, rodeó el penal para asaltarlo. Propinaron disparos contra las puertas y ventanas y despacharon a los soldados para ingresar rápidamente a la celda en la que estaban Alfaro y Páez.

Un grupo de artesanos quiteños, armados con fusiles, pistolas y garrotes, entraron a la prisión y mataron a los detenidos. Los cadáveres fueron lanzados hacia la calle y uno de los individuos de la horda pidió que se arrastraran y quemaran. Los cuerpos desnudos fueron amarrados de pies y manos, junto a los cadáveres de Flavio Alfaro y del periodista liberal Luciano Coral, al que le cortaron la lengua.

Los cuerpos fueron arrastrados desde el penal García Moreno hasta el parque El Ejido por las calles Rocafuerte, Venezuela y Guayaquil (centro histórico de Quito). En el parque quiteño, se encendieron cinco hogueras para quemar los restos.

A este crudo suceso ocurrido el 28 de enero de 1912 se lo conoce como ‘La hoguera bárbara’, nombre de la obra de Alfredo Pareja Diezcanseco, y fue encabezada por una turba enardecida que no convergía con la política alfarista. Alfaro murió a los 70 años.