02-10-15.-El pistolero detrás de la masacre en la universidad de Oregon el jueves, que dejó un rastro de alrededor 10 muertos y 20 heridos, fue identificado como Chirs Harper Mercer, de 26 años.
Acorde a registros públicos, Mercer vivió en Torrance, California antes de mudarse a Winchester, Oregon hace ya muchos años.
En declaraciones a una estación local de television, Carmen Nesnick, hermanastra del sospechoso, dijo estar sorprendida por el tiroteo ya que “parece tan diferente de la persona que yo conocia”. “Yo aun sigo temblando y mi madre no para de llorar” manifestó Nesnick.
Amistades y personas cercanas a Mercer detallaron al New York Times que el chico “siempre parecía ansioso y usaba constantemente el mismo look militar: franela blanca y pantalón camuflajeado”. "No era un tipo de persona muy amistosa", declaró una de ellas, Bronte Hart. "No quería tener nada que ver con nadie".
Mary Moore, auxiliar de enfermería de 57 años, vive en el departamento que está encima del de Mercer. Confió a la AFP sentirse "conmocionada" por pensar que vivía junto al autor de la masacre.
Estudiantes en pánico
Según un hombre cuya hija resultó herida, el atacante ordenó a los estudiantes ponerse de pie si eran cristianos, antes de dispararles. "Decía: 'Bien, porque si eres cristiano verás a Dios en un segundo'", dijo Stacy Boylan a la cadena CNN.
Su hija sobrevivió haciéndose pasar por muerta y explicó a su padre que el tirador irrumpió en el salón de clases y disparó sobre el profesor a quemarropa.
"Estaba en la clase de al lado en la que estaba el tirador", contó otra estudiante, Cassandra Welding, a CNN.
Al escuchar los disparos "todos los estudiantes de la clase se lanzaron debajo de los escritorios y una mujer, una de mis compañeras de clase, fue a ver qué pasaba, abrió la puerta y lamentablemente el atacante le disparó".
Los estudiantes en pánico cerraron entonces la puerta, apagaron la luz y llamaron a la policía y a sus familias, intentando protegerse con "nuestras mochilas, sillas, todo lo que podíamos encontrar, por si entraba", añadió Welding.
Según fuentes citadas por CBS News "se encontraron cuatro armas -varias pistolas y un fusil- en el lugar del tiroteo".
"Es una tragedia que marcará a nuestra comunidad por mucho tiempo. Ya no podremos confiar en la gente", estimaba Missy, de 39 años, frente al hospital.
Una triste "rutina"
Tras la tragedia, el presidente Barack Obama, visiblemente irritado, pidió nuevamente establecer controles a las armas.
"Nuestros pensamientos y oraciones simplemente no son suficientes", lanzó el presidente Obama, con rostro duro, llamando nuevamente al Congreso a legislar sobre la utilización de las armas de fuego.
"De alguna forma esto se ha tornado rutina", lamentó. "No puede ser tan fácil para alguien que quiere dañar a otros acceder a un arma".
"Cada vez que ocurra un drama como este repetiré (...) que debemos cambiar nuestras leyes", enfatizó.
La noche del jueves decenas de personas se reunieron en Roseburg, noroeste de Estados Unidos, en una vigilia para orar, en muchos casos entre lágrimas, por los fallecidos y heridos.
Niños, adolescentes, parejas y personas mayores rezaban, lloraban y colocaban flores y papeles con palabras de homenaje a las víctimas.
El perímetro del campus permanecerá cerrado hasta el lunes.
Los tiroteos en las escuelas son una triste realidad en la vida estadounidense, y muchas instalaciones han sido reforzadas en los últimos años, en particular después del sangriento ataque a la escuela elemental de Sandy Hook (Connecticut, noreste), en 2012.
En ese incidente, 20 niños y seis adultos resultaron muertos en un ataque perpetrado por Adam Lanza, de 20 años.
La considerada la peor masacre de la historia del país en tiempos de paz ocurrió el 16 de abril de 2007, cuando un estudiante de 23 años de origen coreano mató a 32 personas y se suicidó en el campus de la universidad de Virginia Tech, Blacksburg (Virginia, este).