02-10-15.-La presidenta de Brasil Dilma Rousseff puso fin este viernes, tal y como se esperaba, a ocho de los 39 ministerios con los que contaba su gobierno. Además, eliminó 3.000 cargos de confianza relacionados a los ministerios y bajó el sueldo un 10% a los titulares de cada cartera, así como impuso límites de gastos con teléfono, viajes y revisó los contratos de alquiler del gobierno. El objetivo claro: reducir gastos de un Estado con déficit por primera vez en muchos años y suavizar la grave crisis económica por la que pasa el país y también la política, motivada sobre todo por la deriva rebelde del legislativo, las protestas en las calles y la radicalización de los mensajes de la oposición.
Los ministerios de política para las mujeres, de igualdad racial y de Derechos Humanos se fusionan en uno, el Ministerio de Ciudadanía, que será liderado por Nilma Lino Gomes. Desaparece también el Ministerio de Asuntos Estratégicos, el de micro y pequeña empresa (que será absorbido por el de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior), el de Presidencia Social (que se integrará en el de Trabajo), el de Relaciones Institucionales y Secretaría General de la Presidencia (que resultan en un nuevo Ministerio llamado Secretaría de Gobierno) y también el de Seguridad Institucional, que seguirá vivo sin estatus de ministerio.
En el anuncio de la reforma, la mandataria abrazó el discurso tan repetido por su opositor Aecio Neves durante la campaña electoral del pasado año y en general por los críticos del gobierno de tendencia más liberal, asegurando que "los estados modernos son ágiles, eficientes, basados en el profesionalismo, en la meritocracia y extremamente adecuados al proceso de desarrollo de cada país".
Precisamente la sobrecarga de un estado hinchado e ineficaz (muchos impuestos, poco retorno para los ciudadanos) es uno de los mayores problemas institucionales del país y una de las quejas que ya se empezó a escuchar muy alto en junio de 2013, especialmente en referencia a la baja calidad de los servicios públicos.
Con la reforma ministerial, Rousseff hace una nueva concesión a las reivindicaciones de la derecha y en contra de su campaña, como ya lo hizo al nombrar titular del Ministro de Hacienda a un liberal como Joaquim Levy y anunciando 6.000 millones en recortes y un amplio paquete de privatizaciones.
