Caracas, 23 Feb. - Un nuevo informe de dos organizaciones no gubernamentales (ONG) denunció las condiciones infrahumanas, «semejantes a las de los presos», en que viven los refugiados hospedados en las dos principales instalaciones del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, informó el diario norteamericano The Denver Post.
Los refugiados viven en condiciones «extremadamente inquietantes», concluyó el estudio de la Comisión de Mujeres y Niños Refugiados y del Servicio Luterano de Refugiados y de Inmigración (LIRS, por sus siglas en Inglés), que visitaron las instalaciones.
El Centro Residencial T. Don Hutto, en Taylor (Texas), es uno de ellos. Según el documento, citado por el portal online www.denverpost.com, el local «es una antigua penitenciaria para criminales que todavía hoy parece una prisión». Algunas familias «están detenidas desde hace más de dos años» en el local.
Las asociaciones, que realizaron la investigación entre octubre de 2006 y febrero de 2007, denunciaron en rueda de prensa que «la mayoría de los niños tienen menos de 12 años» y que «por la noche, los menores de 6 años son separados de sus padres».
Adicionalmente, criticaron «la falta de atención médica a las mujeres embarazadas, quienes sólo ven al médico una vez por semana». El informe también detectó «frecuentes enfermedades y pérdida de peso en los niños».
«Un país que dice defender los valores de la familia no debería tratar como criminales a los inmigrantes que no han cometido delito alguno, especialmente cuando se trata de niños», afirmó Ralston Deffenbaugh, presidente del LIRS.
Michelle Brane, directora de la Comisión de Mujeres y Niños Refugiados, dijo que pesar de los cambios hechos por el centro en las últimas semanas, que van desde el aumento de horas de lactancia para los niños hasta mejora del servicio sanitario, las condiciones de vida continúan siendo plegarias.
«Los directores del centro de Texas pueden pintar de rosa las paredes o entregar juguetes a los niños. Aquello va a continuar pareciéndose a una prisión para las personas que están allí», afirmó.
Emily Butera, coautora del documento, denunció «la falta de criterios en la detención de familias». Comentó que, durante la investigación, las autoridades de Hutto no permitieron contacto alguno con los afectados. «Pero un niño recluso logró aproximarse lo suficiente para entregar un papel pidiendo socorro».
Brane e Butera pidieron el cierre de Hutto, la libertad para las familias que tengan posibilidad de establecerse legalmente y que todas puedan disponer de abogados de forma gratuita.