Ginebra, 02 Abr. ABN.- Un documento del Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD), destacó las afectaciones a familias pobres y mujeres por aplicación de la agenda neoliberal.
El UNRISD es una agencia autónoma encargada de investigaciones multidisciplinarias sobre las dimensiones contemporáneas que afectan al desarrollo, informó Prensa Latina.
En el mencionado estudio, el Instituto plantea que la agenda económica neoliberal, que comenzó a predominar a principios de 1990, se centró en el fortalecimiento de la propiedad privada, la austeridad fiscal y los mercados orientados hacia el lucro.
«La estabilidad en los precios», agregó, «se lograba a costa de menor crecimiento económico y menor generación de empleos y la desigualdad en el ingreso se extendió por el mundo».
Los especialistas de ese órgano de la ONU coincidieron en que la liberalización económica sometió a las familias pobres a una presión excesiva, mientras que las mujeres se convirtieron en jornaleras agrícolas casuales y participantes en la sobre poblada economía informal urbana.
A la vez, la comercialización paulatina de los servicios de asistencia social, particularmente en el contexto de la pandemia VIH/SIDA, forma parte de la crisis manifestada en forma dramática en distintas regiones del planeta.
El informe aseguró que las desigualdades basadas en el sexo constituyen un rasgo arraigado en las sociedades y son resultado de normas, prácticas y relaciones de poder tradicionalmente forjadas.
En los últimos años, el entorno político mundial debilitó derechos humanos y programas sobre la mujer por la crisis política ocasionada por el militarismo, la guerra, el unilateralismo y el terrorismo, asegura el documento.
Recalcó el escrito un incremento generalizado de la pobreza en muchos países debido a la incapacidad de las políticas neoliberales para generar desarrollo social, así como el perjuicio ocasionado por ello a la eliminación de la desigualdad permanente de la mujer.
Ello conlleva, de acuerdo con el informe, que los salarios de las mujeres- menores a los de los hombres- las han convertido en una fuente atractiva de mano de obra barata para las multinacionales que operan en las naciones subdesarrolladas.
