El embajador del Reino Unido en la capital rusa, Tony Brenton, señaló hoy que el estado de las relaciones entre Moscú y Londres no se puede caracterizar con la palabra "crisis".
"Al hablar de las relaciones ruso-británica yo no emplearía la palabra 'crisis'", dijo Brenton en una entrevista con dos medios rusos, la agencia Interfax y el periódico "Kommersant".
El embajador subrayó que Londres y Moscú están unidos por "vínculos económicos que se desarrollan enérgicamente" y que los pueblos británico y ruso "cada vez están más cerca el uno del otro".
Brenton destacó la cooperación con Rusia en asuntos como el programa nuclear de Irán, el estatuto de Kosovo y la superación de la inestabilidad en Oriente Medio.
"La situación con el 'caso Litvinenko' es algo en el que nuestras posiciones divergen", precisó.
Londres anunció el pasado lunes la expulsión de cuatro diplomáticos rusos, a lo que Moscú respondió y declaró "persona non grata" al mismo número de funcionarios de la embajada británica en Moscú, además de suspender la cooperación en materia antiterrorista.
El detonante de esta "mini-crisis", como la definió el presidente ruso, Vladímir Putin, fue la negativa de Rusia a extraditar al empresario Andréi Lugovói, principal inculpado del asesinato en la capital británica del ex agente ruso Alexandr Litvinenko con polonio 210, una sustancia radiactiva.
En su respuesta oficial a Londres, la Fiscalía General señaló que no podía satisfacer la petición de extradición de Lugovói, ex agente de los servicios secretos, debido a que la Constitución, en su artículo 61, prohíbe expresamente la entrega de ciudadanos rusos a otros países.
"Me sorprende que las autoridades rusas no vean su propio interés nacional en que un sospechoso de asesinato y de transportar una sustancia radiactiva sea juzgado en el lugar donde están las pruebas y los testigos", dijo Brenton.
El embajador subrayó que las autoridades rusa deben "comprender la seriedad" que tiene para el Gobierno británico el "caso Litvinenko".
"Quisiéramos señalar que la opinión pública británica no se conformará con que este tipo de crímenes no se investigue como es debido sólo porque los tribunales británicos no tengan la posibilidad de juzgar al principal sospechoso", explicó.
En sus numerosas comparecencias ante la prensa Lugovói ha negado toda implicación en el asesinato de Litvinenko y el viernes pasado declaró que estaba incluso dispuesto a someterse a la prueba de un detector de mentiras para demostrar su inocencia.
Litvinenko, antiguo espía del Servicio federal de Seguridad ruso (ex KGB), murió el 23 de noviembre de 2006 en el hospital University College de Londres.
El ex espía enfermó el 1 de noviembre de 2006, tras reunirse con Lugovói y otro ciudadano ruso, Dimitri Kovtun, en el hotel Millennium de Londres, donde tomó una taza de té.
Varias personas que trabajaban en el hotel Millennium dieron positivo en unas pruebas de radiación.
En una carta póstuma, Litvinenko aseguró que el Kremlin estaba detrás de su asesinato por haber acusado a los servicios secretos rusos de causar una serie de explosiones en un edificio de Moscú en 1999 para ayudar a Putin a llegar a la Presidencia.