Este lunes Fidel Castro cumple 81 años, aún enfermo pero vigilando su revolución

Fidel Castro

Fidel Castro

Credito: Archivo

El líder cubano Fidel Castro cumple el lunes 81 años de edad, batallando por su salud, confinado desde hace más de 12 meses en un retiro de enfermo desde donde vigila, celosamente, la continuidad de su revolución.

Alejado del poder desde que el 31 de julio de 2006 lo cedió a Raúl Castro, Fidel ocupa sosegado su silla de patriarca, sin que se sepa si algún día retornará a sus funciones, mientras avanza el gobierno de su hermano, con rasgos de provisionalidad duradera.

Decano de los gobernantes del mundo, sobreviviente a unos 640 complots contra su vida, a 13 gobiernos estadounidenses y a la desaparición del bloque socialista, Castro fue, no obstante, doblegado por la salud y los años, tras un ritmo de vida alucinante.

Sin ser visto en el último año más que en fotos y videos, permanece bajo estricto cuidado médico por una enfermedad no revelada, que lo llevó -según dijo- a "varias operaciones" y lo tuvo "entre la vida y la muerte".

Otrora dueño de las tribunas, este maestro de la oratoria está ahora dedicado a escribir sus "Reflexiones de Comandante en Jefe" -37 publicadas en la prensa a partir del 29 de marzo-, desde donde no da tregua a su enemigo Estados Unidos.
Un año después de ceder el poder y acosado por las preguntas sobre si retornará al mando de la isla, Fidel dijo que es consultado de "cada decisión importante" y que el país "marcha adelante" en "unidad" con Raúl.

Aún quienes creen que se recuperará, fidelistas y opositores dentro y fuera de Cuba, analistas y diplomáticos, dudan hoy que el líder cubano vuelva a gobernar, al menos como antes, y piensan que quizás asuma una función honorífica.

"Una cosa es que se le consulten determinadas situaciones a Fidel, cuestiones importantes, como él dice, y otra es que él gobierne. Soy de los que piensa que en Cuba gobierna Raúl", dijo a la AFP Fernando Garzón, economista de 53 años.

Para el disidente Vladimiro Roca "todo parece indicar que no vuelve más, la salud no lo acompaña a los 81". La opositora Martha Beatriz Roque sentenció: "Está totalmente terminado".
La analista francesa Janette Habel, del Instituto francés de Altos Estudios de América Latina, estima que "la solución del binomio es la mejor para asegurar la estabilidad del país, con Fidel en su papel de consejero y analista en el plano internacional y Raúl en la política doméstica".


"Creo que Raúl puede consultarlo, pero en asuntos muy críticos", opina Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-americanos de la Universidad de Miami.

Eterno número dos y ministro de Defensa, de 76 años, Raúl lanzó en la fiesta patria del 26 de julio una suerte de programa de gobierno, basado en "rigor, orden y disciplina", para elevar la producción y los salarios -de unos 15 dólares- y resolver los problemas que agobian a los cubanos.

Entonces asumió un rol de mayor liderazgo, y según algunos observadores mostró diferencias con su hermano, pues, pragmático, ofreció diálogo a Washington y habló de "cambios" económicos; mientras que Fidel rechaza reformas de apertura y advierte que nadie se haga ilusiones con Estados Unidos.

"Fidel actúa como una especie de 'imán tropical' o 'ayatolá' que intenta poner los límites de lo que al menos él no permitiría hacer. A los 81 debería reflexionar y darle claro adiós a la vida política, porque sigue tratando de hacer más lento lo que es inevitable: las reformas", opinó el opositor Manuel Cuesta.

Algunos creen que el proceso electoral que culminará en el primer trimestre de 2008 será el momento que definirá el papel de Castro y aclarará el futuro de la isla.

Acostumbrados a la omnipresencia de un hombre vigoroso y a sus discursos de hasta siete horas, los cubanos se habituaron a la ausencia de Fidel y su cumpleaños no es objeto de mayor comentario.

Las autoridades no han convocado a ningún festejo, aunque se realizan algunas actividades de organizaciones sociales y políticas, y no se descarta del todo una sorpresa.
Desde que cayó enfermo, las consignas de la revolución exaltan el legado del líder, por ejemplo con la publicación de un libro que reúne sus "Reflexiones" o lemas como: "Fidel es un país".



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