LA RELACIÓN CON LOS PERIODISTAS se hace cada día más difícil para los ciudadanos. No importa si son funcionarios, dirigentes políticos (de oposición o del Gobierno), o si simplemente se trata de cualquier persona. El periodista funciona actualmente en Venezuela como una especie de clan privilegiado. Sus integrantes pueden hacer lo que les venga en gana: Ofender, calumniar, difamar, lanzar versiones ofensivas contra las personas con absoluta impunidad. Si alguien se atreve a reaccionar de inmediato, el clan actúa. Existe una solidaridad automática, por no decir mafiosa, que coloca en situación de indefensión a las personas.
EN PARTICULAR ES INTERESANTE el caso de los periodistas que se dicen de oposición, aun cuando por debajo de la mesa trafican con la publicidad del Estado y están listos para recibir cualquier tipo de coima. Pero son de oposición y se ensañan contra la gente del Gobierno. Si se trata de una periodista, la situación es peor. Porque además de esgrimir la condición de profesional de la comunicación, invoca de inmediato la condición femenina. Ese es el caso reciente de Andreína Flores, quien le preguntó una pendejada al presidente Chávez en una rueda de prensa internacional. Una pendejada porque, como lo demostró Chávez, la ley electoral no influyó para nada en el número de diputados que sacaron tanto el Gobierno como la oposición. Si esa ley benefició al chavismo en algunos estados, también benefició a la llamada Mesa de la Unidad en otros como Zulia, Táchira y Anzoátegui. Chávez lo explicó, y respondió con su característica firmeza a la pregunta de la periodista de Radio Francia Internacional; pero ésta, muy modosita ella, se hizo la loca para montar el "show" en el que aparece como víctima, atropellada por el Presidente. Observé por televisión lo ocurrido y no hubo agresión alguna por parte de Chávez. Quizá el error fue haberle concedido tanta importancia a la periodista, lo cual ocurre por esa manía del Jefe del Estado de estar haciendo siempre pedagogía y enseñando a la gente.
* Miserias electorales:
ESTE PAÍS ES UNA COSA SERIA. Ahora resulta que las elecciones sirven para sacar choros de la cárcel. Gente que está presa por cometer delitos, unos de carácter penal por hechos de sangre, y otros por estar procesados por actos lesivos al patrimonio nacional. Uno es el célebre José Sánchez, alias Mazuco -alumno aventajado del delincuente López Sisco-, encanado por haber torturado y dado muerte a un funcionario de la DIM cuando ejercía un alto cargo de seguridad en el Zulia gobernado por Manuel Rosales; y otro, Biagio Piliere, ex alcalde del Municipio Bruzual de Yaracuy, donde metió la mano en los dineros públicos. La justicia venezolana, caracterizada por su lentitud, algunas veces deliberada, no decidió oportunamente en ambos casos y ahora los dos personajes saldrán libres para ocupar una curul en la Asamblea Nacional. Serán los diputados choros.
* Piedad Córdoba:
LA PROCURADURÍA COLOMBIANA se despachó en tiempos de Santos a la negra. Lo que no ocurrió con Uribe.-
