Ver Para Creer nace como un proyecto del Departamento de Nuevos
Contenidos de ViVe, el canal del Poder Popular, a finales de 2010,
como una serie de falsos documentales –es decir, historias ficticias
narradas con formato documental- que se planteó principalmente dos
objetivos desde sus primeras etapas de conceptualización:
-Contar la historia de Venezuela desde una perspectiva novedosa.
Aunque las historias centrales narradas (cuatro) eran ficticias, el
contexto histórico, político y social en que se desarrollaban fueron
verídicos.
-Estimular un debate en torno al ejercicio de la comunicación
–especialmente la comunicación televisiva- ¿cuál es el poder de la
televisión? ¿cuál debe ser nuestro papel como usuarios y usuarias de
medios de comunicación? ¿es posible que el ejercicio de la
comunicación sea representativa o debe ser un proceso participativo?
Las cuatro historias emitidas por Ver Para Creer (‘Un Quijote en
el Lago de Valencia’, ‘Azir, sueños de alquimia en Buría’, ‘Llano,
lucha y punk-rock: la historia de Vómito Adeco’ y ‘Venehacker: la
Desaparición del Milenio’) narran biografías de personajes que no
existieron, en un contexto histórico real, como si sí hubieran
existido. Fueron emitidas varias veces entre el 9 de agosto y el 20 de
septiembre de 2011. Pueden verse en http://www.youtube.com/nuevoscontenidosvive
El proceso creativo de esta serie fue muy trabajado, conversado y
debatido. Se fueron puliendo cosas, cambiando otras, introduciendo
elementos nuevos, desde el inicio. Todas las personas externas a ViVe
invitadas a participar en el proyecto –ninguna de las cuales cobró-
conversaron con nosotros sobre la idea del proyecto y se animaron a
participar porque entendieron la importancia de generar ese debate tan
necesario sobre la comunicación –no sólo dentro del Sistema Nacional
de Medios Públicos (SNMP)- pero también dentro del mismo, sin excluirlo.
Desde el prinicipio se monitorearon las reacciones de todas las
maneras posibles –medición de audiencias, comentarios en internet,
comentarios en otros medios como radio, comentarios de familiares,
amigos, conocidos, de quienes hacemos vida laboral en ViVe... Sin
embargo, el Sr. Lazo concluye en su artículo cuáles fueron los
negativos efectos de Ver Para Creer en otras personas (sin citar
ejemplos ni pruebas, sólo opiniones y suposiciones). Nosotros, por el
contrario, sí hicimos un seguimiento continuo y exhaustivo, y si no en
su totalidad -¿acaso algún programa puede conocer el impacto total
que tuvo tras su emisión?- tenemos un conocimiento de su alcance
bastante significativo.
Al concluir la emisión del quinto y último episodio de Ver Para
Creer, el 20 de septiembre de 2011, donde se explica en detalle en qué
consistió la serie y se invita a ese debate tan necesario sobre la
comunicación, se realizó un foro transmitido en vivo por ViVe,
precisamente para conocer las reacciones de usuarios y usuarias,
programa donde se recibieron mensajes de texto vía celular y vía
twitter, también leídos en vivo. De cada diez comentarios recibidos –y
hubo más de cien- aproximadamente nueve fueron de felicitación y uno
de crítica. Este programa en vivo y los resultados que arrojó el mismo
fueron completamente silenciados por el Sr. Lazo en su artículo,
ignoro si por descuido o conveniencia.
¿Por qué quienes realizamos la serie habríamos de pedir disculpas
públicas, como exige el autor del artículo, si la mayoría de las
personas que siguieron la serie emitieron críticas muy positivas? Si
el Sr. Lazo, a título personal, necesita una disculpa por parte de
quienes hicimos Ver Para Creer, no tenemos inconveniente: vayan
nuestras disculpas para quien se haya sentido ofendido u ofendida.
Pero si cree que esa disculpa debe ser para la Nación (de quien afirma
–arrogante e irresponsablemente- que nos burlamos) que primero
demuestre que fue la Nación quien se sintió burlada, y no él.
No es mi intención con este artículo contradecir las opiniones
estéticas y audiovisuales del Sr. Lazo, y si nuestras historias le
parecieron “lamentables”, “ridículas”, “deplorables” o “patéticas” es
bien libre de creerlo y expresarlo. Pero sí debo salir al paso de las
interpretaciones erradas de las que parte para sacar conclusiones
todavía más erradas.
Por ejemplo, las supuestas “debilidades ideológicas” de las que
acusa el autor del artículo a todo el equipo que participó en Ver Para
Creer, parten siempre de incomprensiones o declaraciones sacadas de
contexto por su parte.
Cuando en el tercer falso documental Vómito Adeco publicó su album ‘Caracas arderá’ en 1979, no está invitando a nadie a quemar Caracas,
está anticipándose a un hecho que tendría lugar diez años después: El
Caracazo. Esto está sobradamente explicado en el episodio en
cuestión, y la afirmación de que ese album es más digno de pajulios
que de llaneros revolucionarios que hace el Sr. Lazo, totalmente fuera
de lugar. La letra de la canción no es una invitación a la piromanía,
sino una advertencia de lo que a mediano plazo podría ocurrir tras la Venezuela Saudita del primer gobierno CAP (y que efectivamente ocurrió). Pueden escucharla aquí: http://www.youtube.com/watch?v=wX_fx7E5Fcc.
En el episodio Venehacker, el protagonista no se va
voluntariamente a estudiar a EEUU como erróneamente afirma el Sr.
Lazo, sino que su familia cuartorepublicana y conservadora lo lleva
obligado –en el capítulo se habla literalmente de “secuestro”- para
alejarlo de las luchas estudiantiles en las que participa con
enstusiasmo.
Cuando la madre del protagonista dice de su hijo Venehacker que él está trabajando actualmente para la NASA, no se
trata de una afirmación de la autora del documental ni significa que
el equipo de producción comulgue con tal frase: es la interpretación
de la madre del personaje, por cierto un personaje completamente
alienado como se demuestra a lo largo de todo el documental (personaje
que dice que su hijo no tenía por qué luchar por el pasaje
estudiantil porque vivía a dos cuadras del liceo. ¿Será que el Sr.
Lazo acusará al equipo de Ver Para Creer de estar de acuerdo con esa
afirmación del personaje? Parece que el autor del artículo tiende a
confundir caricatura o parodia con homenaje). Es decir, para la madre
de Venehacker –una madre pitiyanki- su hijito “trabaja para la NASA”
porque así lo querría ella. Confundir las opiniones de los personajes
con las opiniones de autoras y autores del documental es uno de los
errores en los que incurre el Sr. Lazo en varias ocasiones.
Error similar el que comete respecto a la aparición del payaso
Popy en el episodio de la Negra Azir, que evidentemente es una
alegoría a la política de “pan y circo” tan habitual en los años
adecocopeyanos, y que él interpreta como si el equipo de Ver Para
Creer estuviera de acuerdo con usar payasos y entretenimiento ligero
para hacer olvidar los problemas del país.
Como estos, el Sr. Lazo comete múltiples errores de
interpretación, y no abundaré en ellos para no aburrir al lector o
lectora. Las debilidades ideológicas que achaca al equipo de Ver Para
Creer son errores suyos de interpretación, que se habría evitado de
comentar el contenido de los documentales con terceras personas, u
observar los documentales con algo más de atención (y con algo menos
de predisposición negativa, que parece que incubó tras descubrir el
“truco” en uno de ellos).
Pero en el fondo del artículo en cuestión, entre los
descalificativos, interpretaciones erróneas asumidas como debilidades
ideológicas ajenas, etc. hay algunos aspectos interesantes.
Principalmente uno: ¿valió la pena el riesgo? El Sr. Lazo, opina que
no. Nosotros nos atrevemos, en base a la realimentación generada,
comentarios y felicitaciones recibidas, llamadas telefónicas,
artículos en internet, prensa escrita, que sí.
El autor del artículo está preocupado por el efecto que pudo
haber tenido Ver Para Creer en quienes vieron alguno de los
documentales de ficción, y se perdieron el quinto y explicativo
episodio final. No es el primero. Mucho antes que él, antes incluso de
haber emitido el primer episodio, lo estábamos quienes integramos el
equipo creativo de Ver para Creer.
Sin embargo, la necesidad de estimular un debate sobre
comunicación –tal como se logró, de hecho el Sr. Lazo difícilmente
hubiera escrito su artículo de haber realizado nosotros un programa
desde un punto de vista audiovisual “formal”- nos parecía fundamental y
asumimos el riesgo. Más de un mes después del final de la serie, nos
reafirmamos en que dicho riesgo mereció la pena.
La aplastante mayoría de personas- recuerden, unos 9 de cada 10
comentarios recibidos- que siguieron la serie no se sintieron
burlados, ni estafados, si no que lo entendieron como una manera
original y sí, arriesgada, de poner sobre la mesa un debate
muy necesario. Personas que creyeron las historias y, al saberlas
falsas, no se sintieron ofendidas, sino que asumieron que, tal y como
les había ocurrido con Ver Para Creer, ¿cuántas cosas no nos creemos a
diario –todos, equipo de Ver Para Creer inclusive- sólo porque son
expuestas con la magia de la TV? ¿Cuántas no nos habremos creído a lo
largo de nuestra vida? ¿Seguiremos haciéndolo?
Casos como los de Indira Carpio y Efraín Nicolayev, que escribieron en sus respectivas bitácoras (http://icarpio.blogspot.com y www.chivacoa.com)
tras creer lo narrado en el episodio relativo a Vómito Adeco, y que
no sólo no se sintieron burlados ni estafados al conocer la verdad
tras Ver Para Creer, sino que aceptaron la invitación a participar en
el ultimo documental, donde se revela el objetivo final de la serie y
de las ficciones narradas como verdaderas en los episodios anteriores.
Como ellos dos, la aplastante mayoría de los comentarios recibidos
por multiples vías. ¿Por qué habría de ser distinto en las personas
que por un motivo u otro todavía no lo han descubierto a día de hoy?
Hay personas que siguen creyendo que Vómito Adeco existió, o que
Venehacker sí tuvo algo que ver con el Y2K. ¿Qué tan dramático es eso?
¿Acaso no hay gente que cree en El Silbón, La Sayona o en cualquier
otra manifestación legendaria venezolana? ¿Qué pasa si no descubren
“la verdad”? Así es que nacen las llamadas leyendas urbanas o cuentos
de camino, que a la larga enriquecen la cultura popular y nacional. Y
dudo que Ver Para Creer llegue tan lejos como eso.
Por cada diez personas que sigan creyendo algunas de las
historias mostradas por la serie (que no hacen daño a nadie), con que
haya una que no volverá a ver la televisión con los mismos ojos, habrá
merecido la pena Ver para Creer.
Por otro lado, al Sr. Lazo le escandaliza que haya sido un medio
del Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP) quien realizó esta
experiencia audiovisual. ¡Al contrario! Sólo en Revolución podemos
hacer contenidos como este, porque una cadena privada jamás querría
que la gente debata y reflexione sobre lo que ve en la TV, porque el
día que la mayoría de la gente lo haga, dejarán de vender productos y
entretenimiento hueco, y se hundirán solitas.
En ningún proceso de liberación –y la Revolución Bolivariana lo
es, ¿quién lo duda?- nuestro papel debe ser pasivo, ni en lo social,
ni en lo político, ni en lo económico, ni en lo cultural… ni en lo
comunicacional.
Nuestro papel frente a lo que vemos en TV no puede limitarse a
mirar la mosca y, según el canal, creerlo todo o no creer nada, como
parece defender el Sr. Lazo. El “quién” es un factor determinante a la
hora de procesar un mensaje televisivo, pero no el único: el “cómo”,
el “cuándo”, el “por qué” (¡o el “por qué no”!), etc. son igual de
importantes. Flaco favor le haremos a la comunicación liberadora que
buscamos construir si nos sentarnos frente a cualquiera de los medios
que integran el SNMP, desconectamos el cerebro, y nos limitamos a
recibir datos pasivamente. Flaco favor le haríamos también al propio
SNMP, estimulando con nuestra pasividad la mediocridad, el conformismo
y el conservadurismo audiovisual en los contenidos, en el fondo y en
la forma.
Como se afirma en el quinto documental, en palabras de Gabriel
Saldivia (Director de la Sala de Libros Raros y Manuscritos de la
Biblioteca Nacional) y Freddy Ñáñez (Vocalista de Los Residuos y
Presidente de Fundarte):“la duda es interesantísima, porque la duda es
la que genera esa energía de poder indagar y poder investigar”
(Saldivia); “dudemos de todo, porque la duda es un acto creador, y
mientras nosotros estemos creando, es imposible que nos puedan
inocular ideas, o que nos puedan manipular” (Ñáñez); “al preguntarnos,
al dudar, todos los medios se enriquecen” (Saldivia).
Por ultimo, aclarar que el formato audiovisual de falso
documental –que no es un invento nuestro- es un género perteneciente a
la ficción, no al periodismo, con lo que las menciones al Código de
Ética por parte del autor están fuera de lugar. Si algún episodio se
enmarca en el periodismo, es el quinto y último, y no contradice
ninguno de los preceptos allí enunciados.
Ver Para Creer nació como invitación a la reflexión y al debate, no como burla de nadie, mucho menos de toda Venezuela.
Puede que el Sr. Lazo no esté de acuerdo, pero al escribir su
artículo, así sea criticando y polemizando, demuestra lo necesario que
era (y sigue siendo) un proyecto así.
Responsable de Nuevos Contenidos de ViVe
mcasale@vive.gob.ve