El teléfono celular es una gran herramienta tecnológica, pero en nuestro país se ha llegado al abuso.
Diariamente observamos a las personas hacer un uso indiscriminado de dichos aparatos y es tal el grado de consumismo del venezolano, que se aprecian casos que si no fuera por lo trágico se podrían tomar como una comedia.
Voy a mencionar algunas situaciones vistas, que a mi entender carecen de lógica, si se ve usted retratado o retratada en alguna de ellas, píenselo detenidamente antes de continuar con esta práctica insana:
1°) El uso de celulares por adolescentes y aun por niños de las escuelas (hasta de Educación Inicial), lo cual constituye un estímulo de los padres hacia el consumismo de sus hijos, haciéndolos dependientes de una tecnología que a esta edad no tiene para ellos ningún valor, sobre todo si uno escucha con detenimiento lo banales de los diálogos, llevando con el exceso de consumo a una consecuencia lógica, como es el encarecimiento del servicio, tanto en el costo de los aparatos como de las conexiones o servicio.
2°) Utilización del teléfono celular por los conductores de vehículos automotores, cuando están en pleno tránsito: lo cual obviamente es un inmenso peligro, tanto para dicha persona como para el resto de los transeúntes y conductores, por el descuido en el manejo y la siempre existente posibilidad de un accidente de tránsito.
3°) Uso de dos, tres y hasta cuatro teléfonos celulares al unísono, de las distintas compañías que prestan el servicio de interconexión en la zona. Estos individuos se parecen más a los vaqueros o Cow-boys del lejano oeste estadounidense, que usaban varios revólveres en la cintura, observándose un espectáculo entre cómico y ridículo.
4°) Pasearse de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, contestando una llamada telefónica por el celular, con ojos desorbitados por la angustia, como si se hallaran a bordo del Titanic a punto de hundirse en el Atlántico del Norte, luego de chocar con un témpano de hielo. Francamente patético.
5°) Contestar el celular o cualquier otro teléfono cuando se halla en una reunión o una entrevista con alguna persona. Esta conducta refleja además de escasa educación, un desprecio total hacia su interlocutor o una supina ignorancia de las reglas de cortesía. Piense usted si esto lo haría, cuando se encuentre en una entrevista, donde esté buscando trabajo o ante su jefe, a menos que éste sea tan ignorante y ridículo como usted (que bastante existen).
6°) Tener un celular y mantenerlo permanentemente apagado, con la sola respuesta de la contestadora automática, utilizando una voz femenina en el caso de los hombres o una voz masculina si es mujer; usando unos mensajes extraídos del más puro argot gangsteril o de la puerilidad más asombrosa. Si posee un celular es para atenderlo y debe escoger muy bien a quienes le proporciona dicho número y no suministrar el número de otras personas, pensando que si este último no se lo ha querido dar a esa persona, por algo será. A quienes usted le dé su número de celular deben ser aquellos a quienes usted desee atender en cualquier momento y no le causen molestias ni interrupciones en su trabajo ni en su hogar.
7°) Utilizar el celular para permanecer constantemente pendiente de él: en juegos, recibiendo chistes, mensajes y no para lo que debe ser utilizado, como una herramienta de trabajo, para comunicarse en cuestiones de trascendencia, no en el tratamiento de puerilidades que deberían resolverse personalmente. Algunas veces se puede apreciar a personas ante un celular que parecieran padecer de una extraña enfermedad mental, que mueve a compasión, por su actitud incomprensible de desespero e inquietud.
8°) Las múltiples y muy ridículas alarmas, de las cuales están dotados éstos aparatos, para anunciar a sus dueños que están recibiendo un mensaje o una llamada telefónica, que van de las más estrafalarias a la más sublime ridiculez, que pone de manifiesto como rebosa de coprolitos y fecalitos cerebrales, entre "los genios" de esa dinámica industria, que avanza cada vez más hacia la idiotización de la gente, como lo hace toda industria consumista.
9°) El avance tecnológico tan violento, que pone a las personas a correr literalmente tras el último teléfono celular, el más costoso y el que tiene el mayor número de funciones posibles y cuando al fin se aprenden a utilizar ya son obsoletos, por existir uno más moderno y más costoso, destinando recursos económicos que se distraen a otras necesidades más importantes para el ser humano. Por ello se desecha el anterior y se compra el más reciente que se consigue en el país, que la mayoría de las veces ya es antiguo en el sitio donde fue fabricado.
10°) La cantidad de tiempo y dinero que pierden todas las Empresas por el uso indiscriminado del teléfono celular, por parte de sus empleados, durante las horas de trabajo para atender llamadas no relacionadas con el área laboral (generalmente personales), lo cual le resta efectividad y eficiencia de su personal a la Empresa.
Es verdad que cada quién gasta su dinero como mejor le place, pero también debemos utilizarlo más sabiamente de lo que lo hacemos, porque ésta manera dispendiosa de malbaratar nuestros recursos sólo beneficia a las Empresas que fabrican y distribuyen dichos equipos y sobre todo aquellas que dan los servicios de interconexión para los mismos. También se ha venido desarrollando una mafia de delincuentes que hurtan o roban teléfonos celulares, sobre todo los más costosos, para reciclarlos, por supuesto con la complicidad manifiesta de individuos o Empresas que los comercializan y se benefician de ésta práctica hamponil.
“Piensa, piensa, que eso es lo que nos caracteriza a los seres humanos”.
juanstaback@gmail.com