La SIP (Sistema Interamericano de Prensa) o Sistema de Información del Pentágono, lanza una matriz de opinión sobre: El peligro que corre la prensa independiente venezolana. Todo esto basado en mera especulaciones sobre la falta de divisas para adquirir los insumos para la impresión de los periódicos, como tintas, papel, etc. A su vez, la SIP, también refleja en su informe, una autocensura que se aplican los medios de comunicación impresos y no impresos, para evitar sanciones del REEGIIMEEN¡¡, castro comunista.
Al gobierno de Nicolás Maduro no debe sorprenderle este tipo de denuncias. Ya en el pasado, al Presidente Chávez le habían aplicado este tipo de acciones efectistas muy al estilo de la guerra de IV Generación. La SIP es un club o membresía de unos cuantos dueños de periódicos de la América Latina y que tiene vínculos con el departamento de estado, para influir y hacer presión (Lobby) en algunos países del continente americano. Venezuela, desde la llegada de Chávez al poder político, no se ha dejado chantajear por estos agentes del neoliberalismo periodístico. Ecuador, es otro ejemplo de dignidad. Su presidente Rafael Correa, ha sido blanco de ataques, proveniente de los medios de comunicación impresa, todos bajo la tutela de la SIP. Aun así Rafael Correa no ha cedido ni un centímetro por el acoso sistemático de la prensa amarillista ecuatoriana.
En Venezuela la cosa no es diferente. La participación activa de los Medios de Comunicación, tanto escritos como audiovisuales, en el Golpe de Estado del 2002 y Lockout Patronal, junto al saboteo petrolero (2002-2003), evidencia que en el país no existe unos Mass Media independientes y, que todos están supeditados a intereses foráneos, principalmente de las grandes corporaciones financieras y petroleras, que buscan ponerle las manos encima a nuestros recursos energéticos especialmente el Petróleo.
Las reuniones que se dan varias veces en el año, en Costa Rica, Panamá y Washington, donde los asistentes son los dueños de periódicos en Venezuela, funcionarios de la SIP y del Dto. de Estado, así como, Funcionarios de las Relatorías concernientes a la Libertad de Expresión (OEA), no son más que, conclaves para ajustar la guerra mediática contra los países que luchan para librarse del tutelaje empresarial de los medios de comunicación.
La agenda mediática que se impone desde Washington, obliga a los dueños de medios impresos en Venezuela, crear diversas matrices de opinión, para tratar de socavar los cimientos del gobierno de Nicolás Maduro. Es por ello, que la Prensa escrita en Venezuela carece de independencia absoluta. Leer un periódico en Venezuela, es leer los dictámenes de Washington, enviados a través de la SIP y de sus agentes tarifados. Más allá de los problemas de insumos o materia prima, lo que existe realmente es la falta de credibilidad de quienes rigen la comunicación en el país. La merma en ventas de el Nacional, Universal, El Carabobeño, Notitarde y otros diarios de corte amarillista, es el reflejo de la falta de ética periodística empresarial.
Un medio impreso cuando se vende al mejor postor, pierde la voluntad de informar verazmente. El lector al comprar un diario de este tipo no se informa, sino, que de manera instintiva duda de cualquier noticia que aparece en las páginas, y se convierte en un simple receptor de la mentira.
El Periodismo en Venezuela debe convertirse en la Ciencia de la Verdad. Lamentablemente estamos muy lejos de llegar a eso. Serán las nuevas generaciones de comunicadores sociales, que luchen por las grandes trasformaciones que deben tener los rotativos en el país.
Es Ahora o Nunca ¡
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