Es la primera vez que escribo para Aporrea. Llevo años leyendo diariamente sus noticias y artículos, cuyas propuestas, críticas y comentarios me han ayudado a comprender el camino revolucionario que hemos venido recorriendo. Nunca me sentí con derecho a opinar, hasta ayer, en medio del apagón, cuando como en pujo de parto se me brotaron estos puntos. Tal vez fue el deseo de fortalecernos en la unidad ideológica y en la práctica del debate para seguir construyendo, cuando en situación de emergencia creí escuchar viejas voces que me permito recordar ahora.
1.- Nada es gratis, nunca.
Todo cuesta: a los padres, al gobierno, al Estado, al país, al vecino, a los hijos.
2.- Toda acción conlleva una reacción.
Si le rozas la nariz con una pluma al gigante militar más pesado del planeta, el zarpazo que te
lanza es para matarte. (No es el lobo de Caperucita). Nuestras acciones progresistas o
revolucionarias para afirmar soberanía y denunciar las políticas imperialistas en Latinoamérica
y el mundo, siempre recibirán respuestas dolorosas. Si le dices al gringo que se vaya
a lavar ese paltó, el gringo te dará un golpe (literalmente) te envenenará o te pondrá en la
lista de “los malos” a los que hay que bombardear. De modo que hay que estar preparados para:
daños “colaterales”, sabotajes, campañas de mentiras, barricadas, asesinatos aleatorios o
específicos, trampas, barricadas, tiros, sangre, sudor, lágrimas, orina y cualquier otro producto
del terror, que es la especialidad de marines, swats, CIA, FBI, The Department of State, Drones(aviones manejados a control remoto),
estudios latinoamericanistas, fondo monetario internacional, blacklists y demás
3.- No somos infalibles. La crítica y la autocrítica ayudan. Amigos y aliados son para consultar, escuchar, pedir ayuda, compartir tareas.
Aunque tenemos la razón soberanísima, los recursos de la teoría revolucionaria, la Historia y la investigación; aunque contemos con la solidaridad de pueblos hermanos y la bendición del buen Jesús, la práctica revolucionaria requiere organización, estudio y disciplina permanentes. Además: Hacer la revolución -o intentar pagar la deuda social- y además gobernar a un país productor de petróleo hoy, no es concha de ajo. El trabajo en equipo, la consulta, el análisis y la crítica son indispensables a la hora de decidir.
4.- En el momento en que planteamos la soberanía y la independencia estamos planteando una lucha, cuando planteamos la integración latinoamericana, planteamos una guerra.
Si nos parece exagerado es porque no somos coherentes. ¿Qué de Viet Nam? ¿Qué de Libia,de Irak? ¿De Siria? ¿Qué del FMI? ¿Palestina? ¿Qué de las falsas banderas?Jacobo Arbenz? ¿Salvador Allende? ¿Santo Domingo? Grenada? Videla? Stroessner? El apoyo a Franco? Panamá? ¿Qué de Simón soliviantando las provincias de España?¿Qué del Ché en Bolivia?¿Qué de Jesús y el amor al prójimo y el camello y el ojo de la aguja? Y la cruz?
5.- El tamaño importa. El lenguaje y las formas también. Los medios de comunicación son armas de doble filo.
El petróleo y las riquezas que tenemos son enormes- lo sabemos- pero el poder militar venezolano es pequeño, mucho más que el de Colombia que está al lado con sus 14 bases militares gringas. ¿Cuántas veces es nuestro ejército más pequeño que el del enemigo? . Ante cualquier guerra declarada o no, ante cualquier negociación, el lenguaje y las formas importan. Mucho más si pretendemos construir una nueva forma de socialismo de este siglo, que entiendo pretende hacerse en paz, lo cual sabemos que no es fácil. El silencio también es parte del lenguaje, en consecuencia importa. El poder del lenguaje nos permite ganar pequeñas o grandes batallas. Conocerlo muy bien y administrarlo- como el arma que es- nos ayuda a lograr objetivos y a evitar tortazos. Radio,TV, redes sociales, comunas, consejos comunales, mítines, libros o panfletos¿Qué decir , cuándo, a quién y por cual vía? ¿Cómo será el lenguaje del nuevo poder?
6.- Sin crisis no hay paraíso. El capitalismo ha vivido sopotocientas. Superarlas es el asunto. La crítica y el reconocimiento de errores propios tiene algo que ver en eso.
Cuando un chamo nos dice que hizo su tarea, fregó los platos, llevó a la hermanita al dentista, tendió su cama y no fue él quien se comió el tarro de helado que dejamos en la nevera, sabemos que hay algo extraño. Nadie es perfecto y la credibilidad pasa por reconocer las fallas, especialmente las notorias.Como decía mi abuela: “No sé que verdad sea” el cuento del ideograma chino y la crisis, pero oportunidades siempre hay ¿las estamos aprovechando? ¿las estamos construyendo?
7.- Reconocer que mis aliados o la gente de mi equipo se han equivocado no es motivo para salir corriendo y abandonarlos en plena guerra.
Persistir en los errores tampoco es bueno, pero corregir el rumbo en medio de la tempestad no es fácil ni es siempre posible aunque sea necesario. Ayuda si nos despojamos del miedo al fracaso o a perder el control, mejor si nos vestimos de humildad y nos aconsejamos en el reconocimiento al hermano de lucha. La humildad y la alegría en el trabajo y la vida que hemos escogido van parejas siempre. No sé porqué. Pero lo he vivido, he sido prepotente y orgullosa con amargura; en arrogancia no podemos sonreir.
8.- Hemos dado pasos gigantescos
Avanzamos en materia de vivienda, salud y educación de una población abandonada, invisibilizada. Hemos sembrado la idea de pueblo soberano y de justicia social, hemos contribuído a la integración latinoamericana y caribeña, hemos llegado a poblaciones,etnias y grupos olvidados durante muchos años, hemos hecho buena parte de la tarea y por ello- como era de esperar- hemos sido golpeados por enemigos externos e internos. Hemos cometido errores que nos han costado caro; hay que enmendar ciertas cosas, recomponerse, consultar , apoyarse en la hermandad, apelar a lo mejor de nosotros y seguir . Según Pablo de Tarso: “Vestirse de amor, que es el vínculo perfecto”, ayuda.