Revolución mediática: Venezuela nuestra

Creo que es importante que la autocrítica empiece por saber qué es lo que vamos a criticar” Maryclen Stelling (socióloga)

En Venezuela desde 1998 las conductas, el discurso y las prácticas políticas que emplean los principales actores de la polarización, comprendidos los medios de comunicación social, expresan una fuerte tendencia a la conflictividad, que la entiendo como una propensión a generar conflictos, a no resolverlos mediante el dialogo, o tratar de solucionarlo a través de la derrota absoluta del adversario. Se ha ido desarrollando en Venezuela una cultura social y política que legitima valora y estimula la intolerancia, y en determinadas coyunturas justifica cualquier estrategia de persecución, exclusión y hasta eliminación de ese “otro” culpable de “mi situación”. Aquí nadie asume la parte de “culpa” que tiene, en este país que se confronta de manera intolerante y que desea la desaparición del contrario.

En Venezuela es innegable el creciente poder que tienen los medios de comunicación social, y ese creciente y progresivo poder tiene como contrapartida el deterioro de otras instituciones públicas. Tenemos un sistema político decadente, debilitado, y los medios no se resistieron a la tentación de llenar ese espacio y de sustituir así a los partidos políticos.

Nosotros los ciudadanos permitimos que los medios comenzaran a desarrollar el rol los partidos políticos y fuimos cómplices de lo que sucedió.

Los medios hoy en Venezuela, son empresas mercantiles, son instrumentos de control económico y moldeamiento del comportamiento social y, a la vez son trasmisores de la información. Por lo tanto, los medios son mucho más que medios, son escenarios donde se pierde o se gana el poder. Es allí en los medios donde se evidencia la inconmensurable influencia y penetración ideológica de los medios sobre la ciudadanía. La situación en nuestro país es mucho más grave desde que tenemos conciencia que los medios informan con claras intenciones políticas y de esa misma manera aceptamos el tratamiento y significado de la información.

Algunos estudiosos del fenómeno político de los medios advierten sobre la creación de partidos mediáticos y su contundente actuación en el escenario político con consecuencias funestas para el ciudadano común.

Experimentamos y comprendemos la existencia de la confrontación permanente de dos proyectos de país, que coexisten ante una violencia simbólica. Creo que estamos en guerra! Una guerra psicológica que irreversiblemente desencadena acciones políticas desde lo mediático y viceversa. Y quienes son las víctimas? Las víctimas somos nosotros mismos, los receptores, los no reflexivos, en tanto ciudadanos se nos coarta nuestro derecho a la información. Si analizamos bien, concluiremos que en Venezuela hay libertad de prensa absoluta, lo que está coartado, disminuido es nuestra derecho a la información, porque los medios de comunicación social, todo el espectro mediático está involucrado en una guerra de carácter político y el deseo es eliminar al contrario.

Los medios hoy por hoy no solo registran la información y la confrontación política, sino que toman parte activa de ella, reproduciendo una realidad informativa que nos da la imagen de país como un monstruo de dos cabezas, dos verdades, al fin y al cabo dos países distintos ambos al que en realidad vivimos, y donde la palabra “ética” no solo no se pronuncia, no se escribe, no se pregunta ni se responde, sino cuyo significado se empeña en invisibilizarse.

Los medios de la oposición describen situaciones aberrantes en las que intencionalmente muestran una versión del país totalmente desproporcionada, tergiversada y manipulada; indudablemente estamos en presencia de una certeza de articulación de intereses de la más variada índole que decanta desde lo económico, lo cultural, lo estratégico, lo educativo, y lo más inminentemente político, desprestigiando y manipulando conscientemente las cifras en defensa de intereses descarados de particulares y corporativos.

Por lo tanto en mi parecer, que ofrezco al servicio de este maravilloso y bendito proceso revolucionario, en el cual no solo creo, sino que lo vivo, y aplico el conocimiento fruto de la experiencia y la academia en ello cada día, me atrevo a afirmar valientemente que tenemos un gran reto desde lo comunicacional, que parte de una reciente y progresiva lección de “Cómo” se hace la Revolución mediática, no la guerra, ni la guerrilla comunicacional, sino la estrategia que acompaña el orden político propuesto por el Gigante Chávez en este sueño realizable: La Patria Grande, y ese reto es ni más ni menos que la autocrítica y el dialogo, basados en los pilares de la formación y el amor para seguir construyendo el socialismo democrático en esta Venezuela Nuestra.

 

@sanyiracandanga

sanyiratortoza@hotmail.com

 



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