Blanqueo. Sobre el veto del negro en la televisión venezolana

Partiendo de la preocupación de los movimientos sociales relacionados con la inclusión de los grupos de personas discriminadas por su fenotipo en Venezuela, presentamos algunas ideas para la reflexión y el análisis sobre las transformaciones necesarias para el logro de una sociedad igualitaria donde el color de la piel, el fenotipo y el origen nacional dejen de ser motivos para la exclusión y la vulneración del goce de los derechos humanos.

Paseémonos por el sistema de comunicación e información venezolano. Vayamos concretamente a la televisión como modeladora de comportamientos. Hagamos una revisión en las conciencias del usuario común, sobre la participación de actores, actrices, modelos, presentadores y periodistas negros, así como la promoción de protagonistas en el desarrollo científico, cultural, deportivo, económico y político del país. A nuestras mentes vendrán Tomás Henríquez, Soraya Sanz, Lotario, Coquito… Como comentaristas deportivos tenemos o tuvimos a dos excelentes señores: Aly Khan y Dámaso Blanco. Hubo un blanquito al que pusieron en una telenovela como negro solo porque le hicieron la permanente en el cabello. Machuca y Flora Sylvestre en estos tiempos. Franklin Vírgüez y Gledys Ibarra van en otra lista. Como moderadores solo viene Aristóbulo cuando estuvo en Blanco y Negro, y el Blanco era Blanco por el apellido, no porque lo llamaran blanco. Como narradores de noticias viene Jéssica Sosa con su correspondiente emplaste de panqué en la cara.

Veamos cómo el negro ha sido negado en la pantalla venezolana y preguntémonos sobre las motivaciones de tal veto, así como sobre los efectos de la invisibilidad del fenotipo vinculado a la negroafricanidad. Fijémonos en cómo la televisión por cable y el cine extranjero pudieran haber estado concediendo más favores a la visibilización de lo afro que nuestra propia televisión. Si revisamos los avances en materia comunicacional y jurídica por parte del Estado en la tarea de prevenir y superar la discriminación racial sobre un entramado histórica e ideológicamente tejido con fibras de mestizaje y falsa igualdad constataremos cuan lentos son estos avances.

Los resultados pudieran ser desconcertantes pero, al contrario, nos dan más fuerzas para seguir luchando aun sobre la negación del fenómeno, sobre la oposición a la defensa de los propios grupos y personas víctimas de discriminación racial, sobre el endorracismo y la vergüenza étnica, sobre el racismo soterrado que se agazapa en las mismas instituciones surgidas en revolución.

beaiffil@gmail.com


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