Editorial
Respeto mucho a José Vicente Rangel, no sólo por su postura ante la injusticia y los abusos contra los derechos humanos, sino por su línea recta e inquebrantable que ha mantenido en sus largos años en la política venezolana. Sin embargo, en su rol de periodista, sobre todo en esta etapa, no puedo avalar algunas posturas ante a ciertos invitados de la cúpula gubernamental. Ha sido demasiado complaciente con personas como Rafael Ramírez, Jorge Giordani (hoy día fuera del “laino”), Luisa Ortega Díaz y Rodolfo Marco Torres, entre otros.
No basta con presentarse, ante la audiencia venezolana, como “imparcial” y “objetivo”, no basta con eso. Hay que demostrarlo. El periodista debe y tiene que ser honesto consigo mismo, pero, en especial, con su público que lo lee, lo ve por la televisión o lo oye por la radio. Todo periodista, tiene su corazoncito, eso válido. Además, en este país, todos nos conocemos. O casi todos. En efecto, nadie niega que algún comunicador o periodista sea de una determinada organización política, o tenga una ideología equis. Ha sido así, lo es y lo seguirá siendo. Pero ante todo, la honestidad debe ponerse de manifiesto, ya que una opinión sesgada, o preguntas complacientes, puede llevar un mensaje errado a la audiencia, y crear matrices alejadas de la realidad. Yo, particularmente, soy chavista. Eso es archisabido. Pero no soy mongólico. Aplaudo lo bueno del gobierno, pero soy crítico de las metidas de “patas”. No doy cuartel a la mediocridad. Y punto.
En este país, los medios de comunicación juegan un rol determinante, para un lado o para otro. Son, en esencia, un poder. Han llegado a contribuir, de manera determinante, en la caída de gobiernos, como el caso chileno o el caso venezolano, en la era de Hugo Chávez, cuando se vanagloriaron durante 48 horas de ser puntas de lanza en el golpe fallido del 2002. Queda claro, pues, que los medios de comunicación son un poder, y, por ende, lo son sus comunicadores y periodistas, pues, éstos, quiéranlo o no aceptar, son unos asalariados del poder mediático, y quien no se “cuadre” va para fuera. Así de sencillo.
1.El general economista en su laberinto
Hace muchos meses atrás escribí un artículo sobre el general Marco Torres. Fue escalando posiciones lentamente. Y el gran brinco lo dio con el Gobierno de Maduro. Hoy día lo tenemos como el hombre duro que maneja las finanzas del Estado y las públicas. Es decir, es el papaupa en la banca pública. Los verdaderos economistas han sido puestos de un lado en los 15 años de revolución, con salvadas excepciones, por un tiempo muy corto.
Es cierto que los economistas de nuestros país son una “verga de Triana” haciendo críticas al gobierno de turno. Pero basta que los pongan en un alto cargo de la economía, y ponen aquello que ustedes están pensando. Sin embargo, hay cosas que no avalo del Presidente Maduro: por ejemplo, pone al frente del ministerio de Comunicación e información a Jaqueline Farías. He dicho que ella es buena en determinados cargos. Lo ha puesto de manifiesto. Pero de allí a dirigir la política comunicacional e informativa del gobierno, es otra cosa. Ahora nombra al general Rodolfo Marco Torres, en un cargo tan importante como es el del ministerio de Finanzas y la banca pública. Soy de los que piensan que el gobierno revolucionario se ha caracterizado por la improvisación. Cuestión que le ha traído muchos problemas. Dejemos que el señor general busque la salida al laberinto en que se ha metido.
2.La entrevista con José Vicente Rangel
Aunque uno no quiera, como periodista tiene que decir lo que percibe en un momento dado. Observé con mucha atención la entrevista que le hiciera JVR a su invitado, la semana pasada. Es decir, al general Rodolfo Marco Torres, Vicepresidente del Área Económica y ministro de Finanzas y Banca Pública. Debo decir, en primer lugar, que JVR fue complaciente con el general. Le puso “flaicitos” para que bateara con facilidad. Y a pesar de eso fue muy lacónica en sus respuestas. Veamos:
Presupuesto del 2015: “Ya el Presidente Maduro giró instrucciones acerca de manejar varios escenarios. Hemos tomado las previsiones”.
Deuda externa: “Nosotros le decimos a los inversionistas que confíen en Venezuela, porque nosotros seguiremos honrando nuestros compromisos internacionales…”.
Davaluación: “No está planteada ninguna devaluación…”
Sistema cambiario: “Cambios de esa naturaleza no se anuncian (…) Es como pedirle a un pitcher que diga que tipo de lanzamiento va realizar: una recta, una curva…”.
Aumento de la gasolina: “El hecho de que el gobierno no aumente la gasolina no implica que no se cumplirán con los compromisos o con el presupuesto, con la inversión social, esto último es lo fundamental para el Gobierno Bolivariano”.
Sector privado: “Nos estamos reuniendo con el sector privado, para ver sus fortalezas y debilidades, esto nos permitirá fortalecer al sector productivo, no a los especuladores y acaparadores…”.
3. ¿Y la inflación, precios del crudo y la escasez?
Para JVR en nuestro país no existe una inflación demoledora. Ni hay una bajísima producción. Ni hay una agobiadora escasez. Ni están bajando los precios del petróleo. Nada que ver. Dejar pasar por la silla de entrevistados a un personaje como Rodolfo Marco Torres, y no hacerles preguntas sobre esos temas, es más que complacencia, una pasividad periodística inusitada. Él, José Vicente Rangel, como periodista, tenía que abordar esos temas con su entrevistado. Por una sencilla razón: los venezolanos y venezolanas requerimos repuestas contundentes sobre los problemas que nos aquejan. Y son funcionarios, del nivel de el general, quienes deben respondernos con sinceridad y precisión, estas interrogantes. Así que no hay manera de saber hacia dónde vamos, en materia económica, porque no hay quienes nos orienten. Entonces no se quejen de las especulaciones que se hacen a todos los niveles sobre la crisis y la incapacidad para solucionarla. Chao. ¡Volveré!
Puerto Ordaz, 14 de noviembre de 2014