Se siente el cambio en el Canal del Estado venezolano. Por fin, después de tanta indolencia, parece que el gobierno dio en el clavo y puso a gente que de verdad le interesa convertir a ese medio en el principal instrumento comunicacional de la revolución. Jordán Rodríguez ha sido uno de los pocos periodistas jóvenes que he visto desde hace meses hacer señalamientos críticos directamente a la cámara, sobre los errores que se cometen a lo interior del proceso. Que lo hayan nombrado presidente del canal dice mucho en la intención de transformar esa importante vía de comunicación. Ya la programación que se está iniciando revela que ahora sí vamos por buen camino.
Claro, falta afinar cosas que seguramente lo lograrán en breve plazo. Una de ellas es corregir el lenguaje verbal de algunos periodistas plagado de muletillas como "por supuesto" (que insoportablemente repiten hasta el cansancio), "en el marco de" y "de cara a", así como la repetición exagerada de las canciones en los cortes. Pero todo lo que se ve es intenciones de renovación por el camino correcto.
Una muestra del cambio no sólo del canal, sino del Ministerio del ramo, es la transmisión en cadena nacional del contundente documental acerca de los terroristas que asesinaron venezolanos en 2014. Jamás en la existencia de este proceso se transmitió en cadena nacional documento alguno que mostrara al público la realidad. Cuando el golpe del 2002, muchos reclamábamos por ejemplo que pasaran en cadena "La revolución no será transmitida", "Claves de una masacre" y otros documentales elaborados sobre el tema y nunca lo hicieron. Luis José Marcano lo hizo por primera vez y esperamos que no sea la última.
Desde esta posición crítica que siempre ha sido acre sobre la conducción de ese medio, veo la llegada por fin del Canal 8.