Aproximación a un strip tease de la oposición

De nuevo Venezuela vive actos de violencia, ahora incorporando noveles actores, como son los estudiantes de colegios y universidades privadas y públicas. ¿Por qué ahora? Si el presidente Chávez anunció a finales del año pasado que no iba a renovar la concesión de RCTV, ¿por qué los estudiantes, profesores, y representantes, que no estaban de acuerdo con la medida, no asumieron desde meses atrás una estrategia nacional, en todo el país, para defender lo que consideran sus derechos? ¿Por qué no emprendieron una campaña masiva (con apoyo de los medios privados, por supuesto), de modo pacífico, constructivo, para ganar voluntades para su causa? Es “sospechoso” que hayan esperado que RCTV apagara su señal para salir a la calle, tristes y enardecidos, por el “injusto cierre” de un canal privado. Y coloco la palabra sospechoso entre comillas, porque todo apunta a señalar que si bien el plan estaba montado, no era para ganar voluntades, ni para manifestar en forma pacífica, sino para reeditar el guión violento que fue truncado por el pueblo en abril de 2002.

Este guión tiene como objeto, ya sabemos, quitar a Chávez del poder, mediante la acción concertada de algunos empresarios, militares, políticos, y otros. Al fracasar la estrategia electoral, y la coyuntura de los revocatorios, sólo queda la fórmula de la violencia, que estos actores tratan de legitimar con el apoyo activo de la mayor parte de la población. ¿Y por qué estos actores esperan ese apoyo masivo, que no llega? ¿Por qué suponen que la mayoría de los Venezolanos (los siete millones que votaron por Chávez), van a cambiar sus preferencias políticas y a confraternizar ahora con ellos? Porque existe un cuerpo básico de creencias, que forman parte de un sustrato ideológico vomitado hasta el cansancio por las grandes cadenas de la industria de la comunicación. Esas creencias, que jamás son cuestionadas o puestas en duda, son las grandes orientadoras de la acción de los grupos opositores. A continuación, un intento por desnudar las creencias fundamentales de grupos opositores, especialmente los que han amasado mayor capital. Se trata de un intento de strip tease que, para la decepción de algunos, será en este caso puramente intelectual.

Por ejemplo, los actores de mayor status económico, que militan en la oposición (gracias a los refuerzos ideológicos mediáticos), consideran que ellos encarnan el tope de la civilización, la razón, la equidad. Están convencidos de que sólo ellos saben cuál es la mejor sociedad posible (la que funcione según las leyes del capital), y cómo llegar a ella. El hecho de ser grandes y medianos propietarios, suponen, les da el valor social suficiente para soportar estos planteamientos. Estos patrones mentales vienen incluso de la época colonial. Desde estos supuestos, desprecian por inferior lo que ellos mismos llaman “el oficialismo”, y todo lo que representa para ellos: pobreza (producto de sus graves limitaciones intelectuales y morales), ideas (si llegan a eso) superadas ya por la historia; lo irracional, lo grosero y el mal gusto personificado; en pocas palabras, esos “otros” constituyen un peligro para la sociedad evolucionada y civilizada de hoy.

Suponiendo lo anterior, los grupos de “élite” de la oposición presumen (sin cuestionarse jamás), que aún cuando cometan errores, todo lo que hacen está justificado por los principios que encarnan. De aquí que sus manifestaciones son siempre “pacíficas y civilizadas” (aunque digan groserías, o ataquen a pedradas a la policía); sus palabras siempre son racionales y mensuradas (aún cuando no logren hilar un argumento coherente). En otras palabras, ellos y lo que creen encarnar (razón, civilidad) hablan por sí mismo. Es algo que es, y eso es imposible de desmentir. Y, a la larga, todo el mundo aceptará que esto es así, y no puede ser de otro modo.

De aquí la imposibilidad de que este sector de la oposición pueda entablar diálogo alguno con el llamado oficialismo. El considera que “los otros” son seres que no están a su misma altura, tal como una persona no puede sentarse a tratar de llegar a acuerdos “racionales” con un mono o un perro. La presunta superioridad de estos grupos alcanza también sus bienes y propiedades, que fueron forjadas y construidas desde lo que ellos mismos son. Por lo tanto, es inconcebible que los seres de orden inferior puedan atentar contra tales propiedades. Así, el cierre de RCTV es, para ellos, una medida inadmisible, desde todo punto de vista. No atenta sólo contra los Phelps-Granier, sino contra lo que ellos consideran que son. Ellos ven que una horda de seres inferiores que, aprovechando el uso de la fuerza (“Robo a mano Armada”, ¿recuerdan?), no sólo les socavan su propiedad, sino que al mismo tiempo rompen el equilibrio natural al atentar contra lo que ellos mismos son. Estos sectores de grandes y medianos propietarios, no reconocen aquello de que “la concesión no es de ellos, sino del estado”). Asumen que la concesión debe ser de ellos, puesto que ellos la merecen porque ya es parte de su naturaleza. Para ellos, se está rompiendo el orden del universo y de la sociedad, que los coloca en un soberano caos, que amenaza con destruir su esencia misma y la de la humanidad: el ser racional, civilizado, que lleva en sí el pulso de la evolución humana.

Hay otro elemento en la gramática de estos grupos de alto status económico: Todos han de reconocer su superioridad. Su presencia misma, ha de indicar a todos los demás que su discurso y su lógica han de imponerse como algo natural. Mas, si los otros sectores sociales, por sus limitaciones en cuanto a inteligencia y principios éticos, no entiende las cosas de ese modo, es válido echar mano de otros recursos (ofensivas mediáticas, violencia armada acometidas por otros, no por ellos mismos de modo directo), por cuanto se trata de restituir el orden del universo, donde ellos son los arquetipos fundamentales.

Así, esperaron hasta último momento que Chávez reflexionara y les prorrogara la concesión, puesto que lo inferior debía terminar supeditándose a lo superior. Como no ocurrió, entraron en pánico, y se unieron tácticamente (por ahora) con otros grupos que, con ellos, asumieron años atrás las acciones sistemáticas para salir del actual presidente. Supusieron que su miedo y su tristeza, era el miedo y la tristeza de todos, por lo que sólo hace falta echar a la calle a los estudiantes de colegios y universidades privadas, o públicas elitescas (donde estudian sus hijos, y los de otros grupos que aspiran a ser como ellos), para que el país todo pidiera la cabeza de Chávez. Y de nuevo han vuelto a equivocarse, porque la mayoría de personas en el país rechaza esa visión de sociedad que jerarquiza la distribución de los privilegios, y mas bien sueña (unos con más intensidad que otros), con una sociedad más inclusiva, con mayor justicia y equidad. Así, aún cuando muchos puedan lamentar la ausencia de algunos programas, o imágenes, o figuras, de la por ahora fenecida RCTV, ello no es algo en lo que le vaya la vida. De aquí que las propuestas violentas conducidas por algunos grupos de oposición, con un enorme apoyo internacional, están condenadas a seguir como están: puntualizadas, fragmentadas, y decrecidas.

juliovaldezalayon@yahoo.com


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