De movimientos
pausados y voz tranquila, con aspecto más bien de jugador de básquetbol,
debido a su gran estatura, Pimentel asegura que las instituciones que
no sancionan a la irresponsabilidad de los medios de comunicación privados
son reproductoras de la impunidad.
Sus compromisos
dentro del Gobierno Nacional han sido diversos. Licenciado en filosofía,
egresado de la Universidad Central de Venezuela, se desempeñó como
jefe de redacción de Notiexpress. Fue ministro y viceministro de la
cartera de comunicación e información (MINCI). Durante marzo de 2006
y marzo de 2007 trabajó como viceministro de Relaciones Interiores.
Fue segundo al mando de Telesur antes de pasar a su cargo actual.
En su oficina,
en donde observa constantemente una docena de pantallas de televisión
para darle seguimiento a gran parte de los otros canales, conversó
con LA CUMBRE sobre la comunicación, el periodismo, y, por supuesto,
sobre VTV y el sistema nacional de medios públicos. Cuando le fue consultado
sobre sus programas preferidos en dicha planta, no titubeó para decir
que todos son buenos, pero los más destacados son La Hojilla y Dando
y Dando. Tampoco vaciló en hablar sobre los problemas internos de VTV.
Libertad de expresión
Con respecto
a la supuesta falta de libertad de expresión en Venezuela, el responsable
del canal 8 afirma que ésta existe plenamente y como nunca antes en
la historia. "Algunos dicen que más bien existe un libertinaje
de expresión, que hay un exceso de libertad de expresión; creo
que esos términos son equivocados pues nunca habrá exceso de libertad
de expresión. Ésta existe y es defendida por la revolución, incluso,
sectores que nunca tenían acceso a tal libertad, como los sectores
populares, los excluidos de siempre, gozan de ella plenamente".
"La multiplicación
de los medios en las comunidades y los medios alternativos son una manera
de concebir la libertad de expresión, que no sólo existe en teoría,
sino también en la práctica, dentro de la cual la gente puede proyectar
sus pensamientos. Al contrario de esto, lo que se presenta es un abuso
de ciertos sectores, de algunos medios con el tema de la libertad de
expresión, utilizándola para agredir, para mentir, para difamar, para
la conspiración y para la desestabilización. Eso es irresponsabilidad,
no libertinaje. No hay que confundirse con los términos".
La impunidad,
según sus propias palabras, con la que han actuado las corporaciones
mediáticas promotoras de la guerra psicológica y el terrorismo mediático
en el país, es una mala señal generadora de frustración en la población.
"Lamentablemente muchos medios violan la ley y no son sancionados,
y nuestra gente observa como actúan de manera irresponsable, sin ninguna
sanción".
Guerra mediática
Pimentel ubica
en un contexto más amplio la guerra mediática. "Los medios de
comunicación el las últimas décadas, en todo el mundo, no sólo en
Venezuela, han venido asumiendo un papel preponderante. Por ejemplo,
la prensa escrita, nacida con una expresión independiente, cuyas denuncias
en muchos casos sirvió como mecanismo para la contraloría social,
paulatinamente fue concentrándose en las pocas manos de los grupos
de poder económico de distintas áreas".
"Hoy en
día, se habla mucho del caso Venezuela, pero hay que comprender el
panorama internacional. En el mundo, por ejemplo, existen ocho grandes
megacorporaciones mediáticas que controlan la información. Todas ellas
estadounidenses. Controlan el mercado del cine, el de los canales por
suscripción, también las televisoras de señal abierta. A su vez,
están aliadas con grupos regionales, en el caso de Latinoamérica en
cuatro grandes grupos: Clarín en Argentina, O Globo en Brasil, TV Azteca
en México, y el grupo Cisneros en Venezuela y otras partes de la región.
Estos pocos controlan todo".
Esa misma realidad
la enfoca hacia adentro del país. "Por allí veíamos ese fenómeno
con el allanamiento en la casa de Guillermo Zuloaga. Más allá de que
este tipo es un bandido y estaba enfriando esos carros allí, más allá
de eso, te demuestra otra cosa muy interesante, y son esas alianzas
en donde el mismo señor dueño de un medio de comunicación, a su vez,
es dueño de otras empresas. Por ejemplo, la gente que controla Globovisión,
también controla el Banco Federal y varias aseguradoras; son dueños,
en este caso, de distribuidoras de autos. Al final, la televisora defiende
los intereses de estos señores".
A su juicio,
esto representa hoy en día el accionar de los medios de comunicación
privados, los cuales hablan como supuestos medios independientes, cuando
en realidad son defensores de intereses económicos.
VTV y el periodismo
Justo en el
momento en el cual una señora muy amable trajo unas tazas de café
recién hecho, se giró la conversación hacia los ámbitos más inherentes
a Pimentel. Echó una rápida ojeada a su Laptop negra, bajó la tapa
de ésta a la mitad, y prosiguió el diálogo.
— ¿Cuál es el rol de VTV en esa batalla mediática?
—Creo que
es una herramienta, junto con el resto del sistema de medios públicos
y los medios alternativos y comunitarios, para tratar de mostrar la
otra cara de la moneda. Es importante recordar de dónde venimos. Cuando
el presidente Chávez llegó al Gobierno, sólo se encontraba VTV y
Radio Nacional de Venezuela (RNV) totalmente desmantelados; luego se
efectuó un proceso de reestructuración, de potenciación. Asimismo,
se han creado nuevos medios, lo cual nos permite dar respuesta a la
mentira.
"Eso es
lo que tenemos para enfrentar la guerra mediática, siendo minoría
con respecto a los medios privados. La gente se fija nada más, en estos
días, en Globovisión. Y Globovisión no es sólo un canal, es parte
del latifundio mediático".
"Entonces,
el problema no es lo que dice Globovisión, sino el entramado mundial
dentro del cual este canal envía sus mensajes para multiplicarlos en
defensa de sus intereses económicos. Eso lo vimos durante el allanamiento
a la propiedad de Zuloaga; la mentira fue trasmitida por CNN y la cadena
Caracol de Colombia, entre otras, y cualquiera que ve eso, únicamente
le muestran una sola cara de la moneda. Nosotros no tenemos esa posibilidad
de respuesta, pues el único medio internacional que tenemos, y con
muchas limitaciones, es Telesur. Así que nos encontramos ante una guerra
desigual en todos los aspectos".
—Durante los diez años de revolución se ha generado un debate sobre el papel del periodismo en Venezuela ¿cuál es su opinión al respecto?
—El periodismo
es una profesión que debería revisarse. Lo primero es que hay un problema
de origen, eso desde mi punto de vista. Hay mucha gente militante del
proceso revolucionario que fue parte de las batallas hace treinta años
para que se concretara la actual Ley del Periodismo, la cual, entre
otras cosas, solamente permite ejercer la profesión a los graduados
en las escuelas de comunicación social, cosa que no pasa en gran parte
del mundo, cuya profesión es ejercida abiertamente y no hay que poseer
ningún título para hacerlo.
"Creo
que se debe revisar a lo interno de las escuelas de comunicación social.
Existe una especie de formación del periodista estrella, hecho para
la pantalla de televisión, y pierden toda capacidad de entender la
realidad de su país y del mundo; no obstante, se les otorga un título.
El periodismo en Venezuela está en una gran crisis debido a que sólo
se venden las caras bonitas y el show mediático como premisas. Y esto
nos llama a reflexionar al respecto".
— ¿En esas escuelas incluye también a la de comunicación social de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV)?
—Es diferente,
pues apenas este y el otro año se gradúan las primeras promociones
de licenciados. Es decir, lo de la UBV está por verse. Ese es un experimento
en plena marcha en el cual tenemos nuestras esperanzas, en esa formación
nueva de la UBV. Ellos deben salir con un amor a la patria y con una
conexión con la sociedad, porque el periodismo también pasa por eso,
por el interés en el prójimo.
"Visitantes sin moral"
Pimentel explica
que la visita de los intelectuales de la derecha internacional a Venezuela
obedece a una gran conspiración internacional contra el presidente
Chávez. "Es una mala actuación, pues los representantes, que
siempre son los mismos, algunos fueron miembros de gobiernos dictatoriales
como el de Pinochet; otros, actores en las dictaduras en Argentina y
en Bolivia (…) Es decir, no tienen moral para hablarnos sobre derechos
humanos y democracia".
Insiste en
que los factores de la ultraderecha internacional seguirán en ese plan
conspirativo mientras continúe la revolución bolivariana en Venezuela
y el proceso de integración latinoamericana.
Autocrítica
Reconoció
que no todo es color rosa. Confesó la existencia de numerosos vicios
del pasado en mucha gente que tiene años trabajando en VTV, y esa mentalidad
es parte de lo que corresponde cambiar. "Esto no es como crear
algo desde cero, esto es una herencia y estamos obligados a trabajar
con esas contradicciones. Eso pasa en todos los medios del Estado, exceptuando
a los nacidos en revolución".
Otro de los
problemas es la parte concerniente al presupuesto, el cual constantemente
sufre recortes. "Un canal de televisión que necesita, para dinamizar
el trabajo interno y externo, la fluidez de los recursos para tales
acciones, cuando sufre recortes se hace cuesta arriba la situación".
No obstante,
tal situación tiene algunas propuestas para su solución. "La
BBC de Londres funciona con recursos procedentes del cobro de un impuesto
dispuesto para la prensa. También en España, que acaba de eliminar
la publicidad en sus medios públicos, éstos se sostienen con impuestos
y eso evita que sufran algún recorte por parte del Estado. Esa podría
ser una solución en Venezuela. La cuestión es reflexionar para garantizar
la sustentabilidad de los medios del Estado, para poder ser más eficientes".
"Asimismo,
existe una institucionalidad y un conjunto de leyes cuartorepublicanas
de las cuales somos víctimas. Lo explico, por lo menos con un ejemplo
tangible ocurrido aquí. Recientemente un personal del master de este
canal, área que requiere altísima responsabilidad, se quedó dormido.
Esto, en cualquier otro medio hubiese representado el despido inmediato
por ineptitud. Bueno, aquí tienes que ir a la Inspectoría del Trabajo,
esperar tres años para una respuesta. Es decir, terminamos siendo esclavos
de una institucionalidad que te obliga a mantener a una gente que hace
lo que le da la gana. El Gobierno defiende a los trabajadores pero eso
no debe ser excusa para la vagancia".
"Cómo
quisiera llamar a muchos de esos recién graduados de la UBV y darles
la oportunidad de trabajar aquí, pero esa institucionalidad no deja.
Eso hace que tengamos una nómina hipertrofiada, de alrededor de mil
300 personas. Aquí se gasta las dos terceras partes del presupuesto
en personal, sin hablar de la operación. Entonces, estamos de manos
atadas en ese aspecto. Esas son cosas que no se imagina la gente que
pasan aquí dentro".
VTV y sus circunstancias
En respuesta a algunos señalamientos según los cuales en VTV no cabe la crítica opositora, Pimentel argumenta que VTV tiene que ser analizada bajo un contexto cuyos mayores niveles de ataques en contra el proceso representan casi el 100 por ciento de los mensajes. "Si observamos a VTV sola, puede que no pase la prueba de equilibrio. Pero si la colocamos en el conglomerado junto a todos los medios de la derecha, más bien quedamos cortos con nuestra defensa".