07-01-14.-Es necesario reconocer el trabajo y el esfuerzo que el Gobierno Nacional, revolucionario y socialista, encabezado por el dirigente obrero Nicolás Maduro, en relación a la lucha por reducir los índices de criminalidad en el país, a la que se han incorporado miles de artistas de todos los géneros para combatir este grave flagelo que está afectando grandemente a la familia venezolana y principalmente al futuro del país como son nuestros jóvenes.
La labor que el Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Mayor General (Ej.) Miguel Rodríguez Torres, está implementando en todo el país con la participación de la Guardia Nacional Bolivariana, Policía Nacional Bolivariana y policías regionales, además del CICPC, está dando buenos resultados; pero hay que resaltar que sin la participación decidida y efectiva de la familia, seguirán los asesinatos a mansalva, asaltos y demás delitos, porque existe una responsabilidad compartida entre familia y gobierno.
La educación, la cultura, la orientación y el control de los y las adolescentes, surgen de la conducción de los padres; si esto no se hace, será difícil enfrentar positivamente esta situación.
Recuerdo a mis padres, que, cuando alguno de nosotros se aparecía con dinero u objetos ajenos, averiguaban su procedencia y si comprobaban que surgían de hechos irregulares, recibíamos una paliza; la familia jugaba un papel de importancia y así se mantuvo esta costumbre y, a Dios gracias, nos indujo a tener una conducta intachable hasta llegar a edad adulta sin desviar el camino de principios, moral y honestidad.
Hoy, lamentablemente, en algunos hogares el adolescente se presenta con objetos robados o dinero mal habido y algunos padres (no todos) optan por celebrárselo y hasta los incitan a buscar más, induciéndolos a proseguir con estos métodos, sin analizar las consecuencias o investigar la forma como obtuvieron estos recursos, que pueden provenir de robos, atracos o venta de drogas.
Por otro lado, nosotros como padres, debemos estar preocupados ante el grave drama publicado en la prensa nacional que señala que, según el psicólogo Antonio Pignatiello, las muchachas menores de 15 años se embarazan mayormente por falta de información o por libertinaje sexual; según cifras del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Venezuela ocupa el primer lugar de Latinoamérica con el mayor número de embarazos adolescentes y quinto a nivel mundial, con 91 menores de 18 años por cada mil embarazadas, superada únicamente por países como la República Democrática del Congo, Nigeria y Angola, donde el 74% de las mujeres entre los 15 y 19 años de edad, están casadas. La edad promedio en la que los jóvenes venezolanos inician su actividad sexual oscila entre los 12 y 14 años; todo esto ocasiona altos índices de malformaciones congénitas, cardiopatías, HIV, etc. entre hijos de adolescentes, según datos de la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV); en la mayoría de estos casos, los hombres abandonan a su suerte a las menores embarazadas que se ven obligadas a buscar soluciones desesperadas, no siempre acordes con la ley, para garantizar su manutención y la de su hijo. Estos casos constituyen uno de los más grandes factores de carencia de hogar, familia y guía. De allí, lamentablemente, surgirán los futuros malandros, asaltantes y delincuentes en general.
Los padres tenemos la obligación y el compromiso de velar por nuestros hijos; qué hacen, con quién se juntan, constatar su asistencia a clases y revisar sus notas, desaprobar contundentemente su regreso tarde al hogar e inducirlos a buenas costumbres y comportamiento, guiándolos por los caminos correctos.
Por ello en el hogar debe predominar la orientación y la cultura del buen ciudadano; sin esto, por mucho esfuerzo que haga el Gobierno, nunca se alcanzarán las metas trazadas del buen vivir, la tranquilidad, la seguridad y el respeto. Es una responsabilidad compartida, ayudemos en esta tarea para el beneficio de todos y todas.
riveracastogil2530@hotmail.com
