La mente humana tiene un conjunto de elementos: buenos y malos, que definen su personalidad. Del equilibrio de ellos depende la obtención de un prototipo humano aceptable, para lograr un desarrollo sostenible de la sociedad done vivimos, el cual se traduce en una vida llena de paz y armonía, con el fin de lograr sus metas comunes, procurando tener el menor número de obstáculos posibles, que puedan hacer perder el equilibrio buscado, de una forma por demás innecesaria.
Tres son los elementos, a nuestro juicio, que podemos calificar como nefastos e indignos de la raza humana hija de Dios. Estos son por orden de aparición y aplicación: “LA ENVIDIA, LA INTRIGA Y EL MAL PONER”. Decimos por orden de aparición y aplicación, porque uno conlleva al otro.
El hombre no realizado, insatisfecho y mediocre, no soporta el éxito, ni las potencialidades ajenas, éstas constituyen una amenaza para su débil espíritu, sus objetivos y oportunidades, a esto lo llamamos ENVIDIA. Este elemento requiere ser complementado con otro concepto poco cristiano, que es la INTRIGA, la cual podemos definir como los caminos a través de los cuales la planificación estratégica pueda lograr troncharle el camino a esa persona que se ha constituido en una amenaza para él y al cual debe bloquear a cualquier costo.
Esta planificación requiere de un buen vehículo para transportarse y así lograr su objetivo, y es allí donde aparece EL MAL PONER, utilizando éste cualquier medio divulgativo, desde radio bemba en adelante para desacreditar frente a todo un colectivo, a esta amenaza eminente que se le presenta.
Obviamente que todo este proceso no es utilizado por personas capaces, llenas de virtudes y de cualidades, como tampoco es exclusivo de los desfavorecidos de talento, de allí aquel sabido legado que nos dejara nuestro Libertador: “Talento sin probidad es un azote”. Solo los mediocres son los que enarbolan estas indignas y asquerosas armas.
Este razonamiento lo traemos a colación para alertar a aquellos líderes que por ingenuidad, debilidad o agotamiento, caen en la tentación de alimentar sus mentes con estas malas mañas que reinaron a sus anchas en la IV República y que aún estamos padeciendo por ellas, porque el éxito que pueden obtener en su gestión al frente del cargo o posición de poder que puedan estar ostentando, como de su vida futura, podría peligrar, de ser así.
Es de vital importancia eliminar del camino cualquier elemento nocivo y nefasto, como los narrados, propios de nuestra condición humana, que puedan poner en riesgo el éxito de este proceso de cambios que estamos viviendo en nuestro país y entre otros podemos citar: la tentación del poder por el poder, la del dinero fácil y mal habido, la de la vanidad y otros mas que se unen a esta cadena.
A estas mal llamadas amenazas le pedimos a nuestros compatriotas, paciencia y mucha fe en Dios y en el buen juicio del evaluador, pero no dejando a un lado la colocación de las respectivas “contras” que ayuden al fracaso de estas malvadas malas costumbres. Le rogamos al Todopoderoso nos libre de estos destructores de sueños. Por sus hechos los conoceréis.
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