La descalificación de la oposición

Nunca ha hecho falta descalificar a la oposición, porque ella misma se ha descalificado aún antes de ser lo opositora que intenta ser. No lo decimos quienes pensamos diferente a ellos, lo dicen quienes han estado con ellos y forman parte de esa supuesta visión de lo que es ser una oposición.
El psicólogo clínico Walter Riso escribió hace años un asunto que, aún cuando lo traigamos a colación en este preciso momento político, repotencia su vigencia cuando ubicamos a los opositores (criollos y extranjeros tarifados) a Chávez bajo el marco de sus palabras:

“Quererse así mismo es quizás el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar”. Y con sinceridad, creemos que ellos jamás se han querido. Esa gente –disculpen el modo- ha estado muy mal y solo basta traer a este artículo lo publicado por el Correo del Orinoco, el pasado 10/09/2011, donde Oscar Schemel, vocero de Hinterlaces, hace referencia a la conducta pasional de la oposición cuando ella reacciona “con la negación, el odio, la rabia, la evasión, la descalificación, la negación en extremo de la información”.

Pero es que el asunto no queda allí, pues en el mismo diario, Schemel fue más allá al decir que la oposición debe “agregar elementos racionales en el debate, contar con un discurso trascendente, con un discurso moral, del que carece”.

A nuestro juicio, esto último si que es un asunto realmente gravísimo que la oposición venezolana no podrá superar jamás, de allí que esté condenada al fracaso permanente y por décadas, porque ¿cómo construir un discurso moral si se carece de ella? ¿Cómo tener un discurso transparente si la mentira es su principal herramienta discursiva, que la hacen descarada y permanente? Esa realidad tan explícita es la que caracteriza no solo a la oposición venezolana sino a muchos grupos políticos del mundo.

En fecha reciente Alainet publicó un trabajo acerca del negocio que es la mentira en Latinoamérica y dibujó someramente la relación con las conductas políticas reaccionarias.

Hay como un hilo invisible –a veces visible- entre los que mienten con descaro y los medios de comunicación –aparentemente sociales- que publican a diario las mentiras, no solo en Venezuela, sino en gran parte del mundo y hoy día con mucho énfasis en Latinoamérica.  
 
 
Lee el siguiente blog: wwwpertinentes.blogspot.com (Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)


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Pedro Estacio


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