El Zig Zag, también conocido como el ZZ fue un emblemático local
nocturno de la comunidad sexodiversa en la ciudad de Caracas, que
inclusive figuró en estudios científicos durante la Cuarta República,
con los fines de vigilar, reprimir y sancionar preventivamente a esa
población que para aquella época era injustamente considerada una plaga
de la sociedad y no personas con sus propias preferencias sexuales.
Así como acontece la marginación por razón de sexo y género en la vida
social y la cultura urbana, ocurre también al interior de la dinámica
política y muy especialmente cuando los destartalados y averiados
partidos políticos de la actualidad se aferran a sus viejas prácticas
elitescas y clientelares, que también son racistas y clasistas.
Según el diccionario, el Zig Zag es también lo opuesto a la línea recta y
por ello se le utiliza como palabra equivalente a indecisión o
vacilación, de allí que en la fase más temprana del chavismo, muchos
oportunistas vieron al Presidente como el autobús rojo (término
coincidente con el populismo electoral de la derecha en 2012) que les
permitiría la conquista de rápidos privilegios individuales.
Como en todo proceso social, el acontecer dialéctico genera avances,
retrocesos y contradicciones. Por eso los personajes no comprometidos
con los valores superiores de la Revolución Popular son incapaces de
resistir adversidades y obstáculos a sus desesperadas ansias de lucro y
suelen abandonar el barco demasiado pronto. Así le ocurrió a muchos auto
proclamados chavistas que al no obtener una embajada, un ministerio,
una candidatura a gobernador o alcalde, de pronto se fueron rabiosos y
enfurecidos al bando del enemigo contrarrevolucionario.
La lista del Zig Zag político, de este ignominioso club de tránsfugas es
demasiado larga. Ello, lejos de avergonzar a la Revolución Bolivariana,
debe más bien llenarla de satisfacción porque este fenómeno significa
la depuración de los factores más atrasados, mercenarios, primitivos y
caníbales que estuvieron infiltrados en la estructura de la organización
revolucionaria y que pudieron infectar de peor manera a otros
militantes con el virus de su depravación y oportunismo egocéntrista.
No es tan extraño que los falsos aliados de Chávez, hoy quieran volver
sumisos y arrepentidos. Lo sucedido se asemeja mucho a esos muchachos
que en Youtube exclaman "me iría demasiado". Muchachos que ingenuamente
abandonan el país con sueños de ganarse un Grammy y conocer a Mickey
Mouse o Lady Gaga, pero que luego en EEUU descubren la pesadilla de la
discriminación racial, la violencia policial, la vida en el ghetto
(barrio de minoría étnica), la hiper explotación laboral, el pago
inferior a ocho (8) dólares por hora de trabajo, los altos costos en el
acceso a la salud, etc. Es entonces, cuando muchos se regresan aterrados
a su tierra natal, aunque la TV nunca lo muestre.
Algo así le pasó al respetable señor William Ojeda, una y otra vez los
partidos de la derecha derrotaron sus sueños de clase media aspirante,
su eterno anhelo de convertirse en el flamante Alcalde del Municipio
Sucre. Ellos, los politiqueros privilegiados de toda la vida, utilizaron
macabramente al ex chavista, de piel morena, nacido en el barrio, como
su símbolo para atraer a otros venezolanos humildes como Ojeda. Todo
basado en la falacia de que con los burgueses, el pobre vive mejor.
Porque los de arriba se comen el cambur, pero a los de abajo nos tiran
la concha.
Por eso, cuando en su última y triste aventura electoral (primarias de
la MUD, 2012), el adeco Ramos Allup le levantaba la mano a William Ojeda
como su candidato a la Alcaldía de Sucre, muchos sentimos infinita pena
ajena e incluso ganas de llorar; pues simplemente Ojeda no tenía
posibilidad de vencer a la maquinaria de Primero Justicia en ese
municipio, y el malvado Ramos Allup lo sabía perfectamente. Aquella
rueda de prensa donde el risueño caudillo blanco comentaba: "Ojeda es
así como nosotros", reveló el cinismo del populismo burgués que para
fingir compromiso con el pueblo y obtener sus votos, trafica con las
nociones de afrodescendencia, el barrio, clase obrera y pobreza.
Burlescamente Ramos Allup insinuó una guerra entre negros (Ojeda con AD)
y catires (Juan Carlos Caldera de Primero Justicia).
Hoy Ojeda y muchos más quieren desprenderse de ese Miami de la política
elitesca y clientelar (la MUD) pero saben que pudiera ser demasiado
tarde pues ya han decepcionado a ambos sectores del país (chavistas y
opositores). Imposible es desconocer que la gente de las bases, creyendo
correcta o incorrectamente en sus líderes, repudia radicalmente esa
política del Zig Zag, porque ya fuera por ignorancia, ingenuidad,
oportunismo, o simplemente perversión, los que saltan la talanquera
siempre terminan siendo castigados con el rechazo y el olvido de las
mayorías.
Todo traidor tiene mucho de Zig Zag.
Constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales (UCV).
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
jesussilva2001@cantv.net