¿Inflación o Guerra Económica?: «Venezuela: Casi 39% de inflación acumulada en 2013»

Con este encabezado abrieron las páginas de todos los periódicos venezolanos el día de hoy 08-11-2.013; y es la comidilla del día por radio y televisión.

Por un lado, los medios en manos de la oligarquía parasitaria venezolana, culpables directos de la especulación, el acaparamiento, el contrabando, el mercado negro de divisas y el saqueo de CADIVI, levantan sus voces estridentes, atribuyendo el incremento de los precios a la ineficacia y corrupción del gobierno; mientras que por parte del gobierno se atribuye este flagelo a la estrategia dirigida desde los Estados Unidos para derrocar al gobierno y con él a la revolución bolivariana y chavista.

La inflación registrada en el mes de septiembre fue de 4,4%, mientras que en el mes de agosto se ubicó en 3%, según cifras del Banco Central de Venezuela. La inflación acumulada de los primeros 9 meses del año es de 38,7%, por encima del 11,5% obtenido para el mismo período del año anterior.

Antes de profundizar en la situación de guerra económica que vivimos todos los venezolanos y venezolanas aclaremos algunos conceptos básicos sobre la materia inflacionaria.

La inflación es una medida económica que indica el crecimiento generalizado de los precios de bienes, servicios y factores productivos dentro de una economía en un periodo determinado. Para su cuantificación se usa el IPC «índice de precios al consumidor», que es un indicador económico que mide periódicamente la variación que experimentan los precios de un conjunto de productos, en relación con el periodo anterior. Este conjunto de productos es lo que se le conoce como «la canasta básica familiar».

Definir las causas por las que se produce la inflación es un proceso complejo. Algunos expertos subrayan tres causas importantes:

  • Debido a la demanda

  • Debido a la oferta

  • Inflación estructural, debido a causas sociales (Típico eufemismo de las clases dominantes para atribuirle a los menesterosos las consecuencias de su perversidad).

Los efectos de la inflación son siempre negativos. El daño dependerá de si la subida de precios estaba prevista o fue sorpresiva. Cuanto mayor es la inflación, mayores serán los costos que sufra la economía, partiendo de la pérdida del poder adquisitivo del dinero.

Volviendo a la situación inflacionaria de nuestro país, debemos hacer especial énfasis en la causa medular que lo promueve; que no es otra que el consabido aparato militar-industrial-financiero-científico-tecnológico-comunicacional que gobierna a los Estados Unidos de Norteamérica y a sus aliados.

Para nadie en este mundo son secretas las cinco situaciones que mencionan a continuación:

  1. Que los Estados Unidos de Norteamérica son un enorme y voraz monstruo devorador de combustibles.

  1. Que sus reservas están a punto de agotarse y que apenas les alcanzan para una década y que se verán obligados a importar diez millones de barriles diarios adicionales en los próximos diez años.

  1. Que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, aproximadamente 300.000.000.000 de barriles y la quinta reserva de gas del planeta.

  1. Que un buque tarda 5 días en viajar desde las costas venezolanas a las refinerías norteamericanas mientras que los barcos provenientes del cercano oriente necesitan 40 días para hacer el recorrido.

  1. Que Venezuela, con su revolución socialista, ha tomado control de sus riquezas naturales y se resiste a cederlos a precio vil al imperio del norte; principalmente los recursos petroleros y gasíferos.

Este peligroso coctel de situaciones ha causado un acoso permanente para nuestra patria por parte del facineroso del norte, que ya nos costó la vida del comandante eterno Hugo Chávez.

Son estos los culpables directos del incremento de los precios de todo tipo de productos en nuestro país. Alimentos, automóviles, viviendas, productos de tocador, baterías para autos y todo cuanto irrita el ánimo de la población. Todo con el fin de sacar dividendos electorales en las próximas elecciones del 8 de diciembre, en procura de crear un clima de desasosiego que les permita desestabilizar al país.

Para cumplir con sus planes ellos cuentan con el rendido apoyo de una oligarquía criolla apátrida que solo busca recuperar sus privilegios perdidos a costa de la entrega de nuestros recursos naturales y de la nación entera a sus amos del norte.

Desde que el glorioso cacique caribe Guaicaipuro, después de 100 años de lucha de nuestros aborígenes, cedió a los españoles el control de esta tierra de gracia, como resultado de la traición de otros hermanos aquí nacidos, la superioridad de las armar hispánicas y las enfermedades por ellos traídas al nuevo mundo, nuestro pueblo sólo ha recibido de las clases dominantes oprobio, miseria y esclavitud.

Decía el profeta de la revolución bolivariana y chavista, nuestro recordado Alí Primera: «La oligarquía es hija de la colonia y viceversa». Es la mismísima descendencia de los sanguinarios conquistadores ibéricos que fueron echados por nuestro libertador Simón Bolívar de las tierras sudamericanas a fuerza de inteligencia, tesón y sangre, con el invalorable apoyo de patriotas como Sucre, Urdaneta, Ribas, Girardot, Ricaurte, Mariño, Piar, Manuela Sáenz, Páez, Arismendi y un glorioso etcétera.

Los forajidos malvivientes de la oligarquía, para colmo de males, no quisieron, no pudieron o no supieron desarrollar un aparato productivo nacional, puesto que se dedicaron a usufructuar la renta petrolera para beneficio propio, creando una economía de puertos, germen originario de la situación actual. Por esta razón los llamamos OLIGARQUÍA PARASITARIA.

Estos seres indolentes con su pueblo, siguiendo las líneas de su amo norteño, se dedicaron a traer todos los bienes de consumo y de servicios de los Estados Unidos y Europa, en detrimento de la economía y el desarrollo patrio; llegando inclusive al extremo de destruir nuestra propia agricultura, lo que causó el abandono del campo y la formación de cordones de miseria en las grandes ciudades como Caracas, Valencia, Maracaibo, Maracay, etcétera; como magistralmente lo describe Miguel Henrique Otero en su obra cumbre «Casas Muertas».

Desde el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez se observa en nuestro país un crecimiento desmesurado de la inflación, como consecuencia de un aceleramiento de las políticas neoliberales entreguistas de la patria, por parte de la oligarquía criolla, aliada con la clase política corrupta y vende patria.

Los gobiernos de Luis herrera, Jaime Lusinchi, CAP II y Caldera II, terminaron de minar las bases de la república, lo que desato la rebelión de los descamisados, en el heroico Caracazo, que termino con la muerte de miles de proletarios y el debilitamiento manifiesto del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Posteriormente vendría el golpe de estado encabezado por el comandante eterno Hugo Chávez Frías, que daría al traste con el aquel nefasto gobierno.

Con la llegada del comandante Chávez al poder comenzó el abatimiento sistemático de la inflación como lo muestra el siguiente gráfico.

La aplicación de sabias medidas económicas, promovidas por el presidente Chávez y su equipo de gobierno, fue sacando de la pobreza a grandes masas de compatriotas relegados, mientras los indicadores macroeconómicos mejoraban, las reservas internacionales alcanzaban máximos históricos, el producto interno bruto (PIB), que representa la riqueza generada por la nación iba creciendo rápidamente y el peso de la deuda externa se hacía más llevadero.

Todo esto en medio de la furia desatada de la oligarquía y sus lacayos, que enloquecían por el paquete de leyes dictadas por Chávez en ámbitos tan medulares como la industria petrolera, la propiedad de la tierra, el manejo de nuestra riqueza pesquera, etcétera.

El éxito del gobierno desencadeno una guerra por parte de los llamados amos del valle, que se tradujo en un paro patronal fracasado, un golpe de estado en Abril de 2.002 que casi cuesta la vida al presidente Chávez y que dejó más de 50 muertos entre revolucionarios y opositores, asesinados por francotiradores puestos por los golpistas.

Finalmente se jugaron su as bajo la manga: PDVSA.

El paro petrolero, que pretendía dejar al país sin gasolina, gas doméstico y divisas también fracasó, gracias al noble pueblo venezolano desarmado y al pueblo en armas de la Fuerza armada Nacional Bolivariana. Con este triunfo revolucionario la república recuperó el dominio de su recurso fundamental.

Con esta nueva cita de Alí Primera: «La oligarquía está reunida en masa bajo un solo estandarte y si la lucha se dispersa no habrá victoria popular en el combate» todos los venezolanos debemos unirnos en respaldo del gobierno revolucionario para derrotar, una vez más, a esta elite malviviente y perversa que hoy pretende minar nuestra pasión revolucionaria con hambre y asaltar el poder para encadenarnos al imperio norteamericano.

Son ellos los que solicitan dólares preferenciales para importaciones que no llegan, son ellos los que utilizan los dólares preferenciales escamoteados a la patria para inyectarlos en el mercado paralelo y envenenar así nuestra economía, son ellos los que acaparan los productos nacionales e importados, son ellos los que venden los productos con sobreprecio, son ellos los que evaden y corrompen los controles del estado y practican el comercio de extracción hacia nuestra hermana Colombia, son ellos los que organizan mafias para robarse las divisas mediante el uso de tarjetas de crédito y para extraer los productos de los centros de distribución, provocando largas colas y compras nerviosas que afectan al noble pueblo venezolano que, sin embargo, se mantiene firme al lado de su revolución.

En la Venezuela de hoy el problema no es la inflación sino la plaga de apátridas que pretenden poner a Venezuela en bandeja de plata ante el imperio Yanqui para que la devore y nos deje de nuevo las migajas, no sin antes regar con nuestra sangre la tierra que nos legaran Bolívar y Chávez.

Necesitamos leyes inexorables, como decía Bolívar; sanciones ejemplarizantes para esta generación fallida y extranjerizada vendida a los interés foráneos. Del gobierno nacional depende hacer un uso de la ley habilitante acorde con las gravísimas circunstancias que hoy enfrenta la república.

Mientras tanto, el pueblo debe permanecer unido bajo las banderas que nos legaron El Libertador Simón Bolívar y el Comandante Eterno Hugo Chávez.



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