Oposición en Venezuela: ¿Realidad o ficción?

No es nada nuevo las peleas a cuchillos que ha mostrado la oposición durante su accionar político en Venezuela. Basta recordar cómo se auto extinguieron los tradicionales partidos de derecha sufriendo una metamorfosis y lavando su cara con otras siglas y nuevos actores. Aún recuerdan los "célebres" momentos de la llamada Coordinadora Democrática incitando al paro y la desvertebrada Mesa de la Unidad Democrática aunada a la coyuntural tarjeta de la Unidad.

No han escatimado los "Cerebros " descerebrados de sus representantes en sacar a relucir todos los problemas intestinos por los que atraviesa el oposicionismo en Venezuela mostrando sus debilidades y miserias políticas públicamente. La heterogeneidad existente en esa selva los aleja de la concepción de Aristóteles Zoom Politikón (animal político) para convertirlos en reptiles de la política y carnívoros de ellos mismos. Esa mezcolanza de centro, ultra, medio, sub, plus y explosiva derecha no aparece en los manuales de partidos políticos pero lo cierto es que lo experimentan en Venezuela.

De igual forma basta revisar el quehacer de la oposición en cualquier sistema democrático del mundo y observamos que la gran carencia de nuestra democracia es la no existencia de una oposición seria, responsable y leal a la constitución, que utilice como herramienta de construcción política y social métodos democráticos y no siempre el engaño, la mentira y conspiración permanente contra su mismo país y contra el sistema. Es evidente que en la actualidad nos seguimos jugando el ejercicio político - económico libre y soberano que rescatamos con el presidente Hugo Chávez. Ahora bien, sigue siendo el manejo de la renta petrolera lo que mueve a la oposición apátrida y que neutraliza y desdibuja a factores de oposición que desean construir desde sus espacios otra alternativa.

Los más de 500 mil millones de dólares que ha dejado de percibir la parásita casta burguesa histórica en Venezuela, han sido invertidos en beneficios de salud, educación, deporte, alimentación, cultura y seguridad social para el pueblo que fue invisibilizado durante 40 años. Aún así el propio presidente Nicolás Maduro y su equipo ha realizado 14 reuniones con 5000 empresas sin distingo alguno para que inviertan en el país, y así garantizar su seguridad jurídica y las divisas necesarias para la producción nacional. El meta mensaje que han enviado el presidente Maduro es que cada quien asuma su rol pero pensando en el país. No podemos permitir que por caprichos de un sector disociado de la oposición se pretenda generar el caos. El país demanda esfuerzos por la estabilización económica y eso para por garantizar la gobernabilidad política.

Surge la necesidad de asumir los problemas sociales estructurales no como un tema de gobierno sino como un asunto nacional donde la carga de responsabilidad en la resolución de los conflictos que atentan contra el sistema democrático también le corresponde a quienes adversan ideológica y políticamente el proceso bolivariano.

Pero analizando la cuestión más de fondo nos encontramos que este la oposición padece de múltiples debilidades estructurales. La falta de un verdadero de programa de país, un proyecto. Esto trae como primera consecuencia la ausencia de un verdadero plan de acción, que les marque el rumbo, lo que los hace ir en zigzag, sin brújula, abusando del pragmatismo y la oportunidad. Si bien el comandante Chávez pulveriza a los partidos políticos tradicionales, los nuevos los surgidos al calor de la intolerancia más radical de ciertos sectores económicos y sociales han continuado con las viejas prácticas que heredaron de sus padres putativos AD y COPEI.

La falta de definición, no solo es conceptual, es en esencia ideológica. No basta con ser opositor, hace falta definirse como tal. Es evidente que la totalidad de la oposición es de derecha, desde sus dimensiones centro hasta las alas más radicales. Pero hasta la fecha no hemos escuchado, visto o leído a ninguno de sus voceros a ningún nivel, decir sencillamente “somos neoliberales”, y creo, que nunca no lo dirán. Por sus acciones los conoceréis, dice la biblia. Y las acciones que por lo menos las que están plasmadas en papel, en los diversos programas de gobiernos opositores, esas acciones contempladas son de alto contenido neoliberal. Reducción del estado, privatizaciones (salud, educación) inversiones para el sector privado, libre mercado, liberación de precios. Al no tener una definición clara al sector opositor se le imposibilita desde todo punto de vista una verdadera conexión con las mayorías de pueblo venezolanos explotados y oprimidos. Resulta bastante difícil el tratar de explicar por ejemplo, cómo lograr apoyo para un sector que induce conductas y las considera normales de la “libre competencia” como la especulación y la usura. Si con las medidas que tomo el presidente Nicolás Maduro en diciembre pasado, la opinión publica conoció como ciertas empresas obtenían ganancias exorbitantes hasta del 2000% en ciertos rubros. ¡Y esto en una economía con precios regulados! Habría que preguntarse cómo opera esto en un hipotético gobierno de derecha con una inminente liberación de precios. ¡A donde se hubiese llegado!! Por eso estas mayorías que gracias a los códigos políticos y la definición del proceso que nos legó el comandante presidente tienen plena conciencia política y hace imposible ningún tipo de vinculación orgánica con la propuesta opositora. He ahí la primera de las muchas diferencias entre lo que representa la revolución bolivariana y el sector opositor.

La segunda consecuencia del no poseer un verdadero proyecto de país, es la productora de la mayoría de actos y acciones de locura opositora. Les hace ser dependientes (adictos) a lo mediático. Sabemos que los medios en su accionar se han basado en las percepciones de los ciudadanos para lograr la conducta o accionar requeridos. Se basan principalmente en emociones básicas negativas. Odio, temor desesperanza, resentimiento, aderezado por racismo y xenofobia y tenemos el intoxicante coctel opositor en su afán de lograr el poder político. La negación es otro de los recursos usados para promover la intolerancia. El no porque no se ha convertido en el máximo dogma interno del opositor, es la negación del otro. Es así con estos elementos la oposición asiste a cada elección teniendo como resultado lógico la derrota.

Lamentablemente los dirigentes opositores, actuando en este escenario, no han (querido o podido) explicarle a su militancia las razones de sus continuas derrotas. Todo lo contrario traslada la culpa a la Revolución. Así Capriles no perdió por votos, sino por el CNE. Generan juicios excluyente como la tesis de votos urbanos- rurales. Ahora su última creación la denominada “salida” que lleva adelante López y Machado y que pone en serio riesgo el “tambaleante equilibrio unitario” de la oposición expresada en la MUD, al querer defenestrar al hasta hace poco “líder nacional” HCR. Esta es también otra forma de captar a los desesperanzados opositores. El radicalismo el “calentar la calle”, el “encender las calles… con esperanza” de María Corina, es esta nueva fase en la política opositora. Irónicamente tanto López como Machado son los dos seres más desconectados con esa “calle” que tan insistentes llaman. Envuelta en un mar de contradicciones la oposición venezolana se prepara para atravesar 2 años de silencio electoral. Será este un tiempo en el cual en los espacios políticos ganados por la oposición se dedicaran a gobernar a solucionar los problemas de la sociedad. O el 2014 pasara a la historio como el año de la oposición enloquecida.


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Hugbel Roa

Ministro para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología

 @hugbelpsuv

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