Conferencias de Paz

En alguna ocasión leí una noticia acerca de un soldado israelí a quien su religión le impedía prestar el servicio militar y participar en conflictos bélicos, como los que siempre propicia su país. Al ser preguntado acerca de su actitud si alguien le apuntaba con un arma, él contestó que en lugar de huir bajaría la suya y le recitaría una oración de las que se sabía, así que su mensaje sería entendido y no le matarían. Pensé entonces que o bien él era un pacifista nato o era un ingenuo. Un mensaje distinto es el que traen, varios años después, quienes dialogan para buscar la paz en Colombia. Hay quienes piensan que los guerrilleros que en Cuba se hallan en esos diálogos, la están pasando muy bien en las playas de Varadero y quienes creen (que parece que son mayoría) que los representantes del muy lacayo presidente colombiano solo "hacen tiempo" para que dicho mandatario se haga reelegir, sin que nadie piense en las nefastas consecuencias: lo suyo NO es hacer la paz, sino vender la Patria a pedazos con TLCs y tratados de dependencia similares que solo traerán más guerras y más pobreza.

A todo eso se me parecen estas Conferencias de Paz que auspicia nuestro Gobierno Bolivariano. No me hago ilusiones: el tener alguna sería, como dice un bolero una "esperanza inútil". De este lado, estamos dispuestos a un diálogo, a "tender puentes", a convenir con quienes son adversarios, a creer que los demás tienen palabra "de caballeros" como si eso fuera suficiente. Después de una larga y, a mi juicio, improductiva transmisión en cadena como la del miércoles, he sacado mis conclusiones. ¿Como pensar en una conferencia de paz con sectores que nada quieren con la paz, ni con la Revolución Bolivariana?. Como era de esperarse, ningún representante de la Conferencia Episcopal Venezolana, acudió al llamado. Los Urosa Sabino y los Padrón solo saben de una Iglesia elitista y de un mensaje acomodaticio, similar al de los individuos que hicieron alianzas con las oligarquías y se olvidaron del mensaje del Dios a quien dicen representar. Por supuesto, no me pareció para nada raro que una María Corina, Capriles o el Aveledo no asistieran. Como bien dijera el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, «no se puede negociar con gente armada y con máscaras». ¿Por qué hemos de hacerlo nosotros?.

Soporté a ratos las diferentes intervenciones de los diferentes personajes que hablaron. No me molesté en oír a Lorenzo Mendoza, el representante de la hambreadora Empresas Polar, ni los discursos de quienes defienden el "modelo brasileño" implantado por Luis Inácio "Lula" Da Silva, por la sencilla razón de que en Brasil NO HAY socialismo alguno. Como bien dice el Profesor Vladimir Acosta, Brasil solo aspira a ser el Nuevo Estados Unidos de Suramérica.

Me decepcionó la inusualmente breve alocución del Padre Numa Molina, pero encontré muy sensata la alocución del Pastor Alexis Romero, alejada del fanatismo de algunos de sus pares. Otra persona habló casi que haciéndole propaganda a su religión. Sorprendió la asistencia de Ricardo Sánchez, aunque según algunos de los comentaristas en Twitter, acaso olvidó los tiempos en que vociferaba y tiraba piedras...

Otra razón para no creer que esto pueda dar fruto alguno: Después de que, ingenuamente, el Eterno Comandante Chávez mostrara un crucifijo delante de personajes que nada saben de moral, ni de religión y que firmara documentos indultándolos, vino el Sabotaje Petrolero que dio a conocer a la hoy devaluada "Gente del Petróleo" que parece que la pasa muy mal en Estados Unidos. Ya se notan en los foros de Disqus que se leen en la página Web de Últimas Noticias y en Twitter los criterios de los intolerantes que quieren arruinarnos no solo el Carnaval, sino la Patria Entera con su fanatismo ultraderechista, tan similar al que destruirá a Ucrania, donde también son "héroes" los asesinos y destructores de la propiedad pública y privada.

No es por el camino de perdonar a asesinos probados como Iván Simonovis o a dementes fascistoides como Leopoldo López Mendoza, como cree el Gobernador de Tächira José Gregorio Vielma Mora o de dejar hacer las barricadas, las guarimbas y los saqueos que habrá paz. Esa paz debe imponerse con mano dura, ciertamente respetando los derechos humanos, pero no permitiendo siquiera que grupos de vecinos enloquecidos obstruyan con basura las urbanizaciones. Se debe dialogar, es verdad, pero no podremos convencer a los violentos que se enmascaran o a quienes usan ilegalmente un arma de guerra, como Ángel Vivas. Hay que hablar con los artistas, pero no con quienes despotrican de la Patria o le piden paz al gobierno, al llegar a Miami. Hay que hablar con estudiantes, sí, pero con aquellos que sean buenos, de excelentes calificaciones que tengan ideas buenas, no con los que ocupan durante varios años los pupitres de universidades estatales devaluadas durante años. No se debe perdonar el silencio cómplice que ha caído sobre esa nulidad que es Richard Mardo, que impide investigar sus delitos, ni dejar que María Corina Machado se salga con la suya paseando su odio criminal, quien sabe si causado por la falta de pareja, cuando son más que probadas las razones que hay para juzgarla. Hay que aprender de la Historia: por no tener quien le defendiera, a la hora de la verdad, por no haber quien impidiera los saboteos y la insolencia de los militares criminales, se perdió no solo la Revolución Chilena, sino también la vida de muchos inocentes. No podemos darnos el lujo de repetir esa Historia.

Acordémonos de nuestro Libertador, Simón Bolívar cuando expresó en el Manifiesto de Cartagena: “a cada conspiración sigue un perdón y a cada perdón sigue una conspiración”. ¿Nada nos dicen esas palabras?.


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Roberto Arenas


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