Maricory quiere un Grammy

Pido disculpas por haber traducido mal esta crónica reseñada en el diario republicano MUDÓCRATA Journal:

“En todos los pueblos del mundo siempre hay personajillos que por su ingenuidad, carencias o exceso de picardías son bautizados como el bobo o la boba tal...

“Lo extravagante de este caso es que a Maricorni Manchá –la personajilla en ciernes– el gracejo popular les ha puesto como apodo el diminutivo de su propio nombre (aunque Corni pudiera insinuar cuernos, cachería o testuz con astas; cuestión de taurovaquia).

“De todas maneras es público y notorio que en tutilimundi el pueblo recrea y transforma en títere o muñequita a las personas sin personality, individuos rarófilos que por su índole hidalga o exceso de prosapia encubren su rostro con caras prestadas (lo malo es que a veces se ponen una careta ajena para mostrarse inocentes y castas).

“Pero el bobo es sí (la bobita de este caso) no es el pendejo que aparenta sino un vivián soterrado que con astucia sabe tapar sus defectos y sacarle provecho a su capacidad de enmascararse. Analizando este complejo sicoatávico, la NASA ha determinado que fumar a escondidas daña los dientes; no, perdón (traduje mal), porque el bobo de aldea o parroquia –aunque viva en metrópoli– resulta ser entonces un astuto clandestino que para engatusar a la gente crea su propio personaje y lo encarna a la perfección porque su linaje lo obliga a ocultarse de sí mismo. Y gracias a la NASA se sabe que el arte del simulamiento es el arma secreta de quienes aprenden a desdoblarse y (…) Como el bobo disimula bien, el muy vivaracho monta su teatrino y sus marionetas lo aplauden como un club de fans… Claro que las marionetas son mudas, pero el bobo o la bobanca habla por sus fans…

“La sempiterna literatura –sobre todo la dramaturgia– está llena de estos seres por demás excéntricos, pintorescos, duales… Y es que en la alta sociedad ambigua (que solo viaja en jet o ascensor) la viveza del bobo es vivir del cuento; de hecho estudia agazapado los gestos, muecas y morisquetas de sus semejantes; de este modo, causa risa e hilaridad y mientras se gana la vida lidera a sus marionetas... Lo insólito es que Mari Corni cree que las partes ocultas son bellas artes y como vive en aquelarre llama artilugio a la escoba (cuestión de semántica).

“También se ha divulgado literariamente que el bobo o bobanca se fija bien y copia al detalle los comportamientos de quienes admira o venera –así aprende el mimetismo, arte de parecerse a quienes le rodean. De este modo, el artificio que le da pan y gana simpatía.

“Lo malo es que a la larga los bobancas terminan siendo el hazmerreír o fantoche de rochelas y francachelas (en la sociedad servil o incivil es frecuente este tipo de chou)… No obstante, por sumisión al ego, cada bob@ termina siendo su más narciso e idolatrado personaje.

"En este caso, la “personaja” se exhibe en cualquier escenario donde la farsa o el sainete le sea propicio (incluso tuvo la loca ilusión uribesca de inscribisse en el Miss Francachela... Y aunque parezca contradictorio, al final descubrirá con satisfacción que ser títere o marioneta de sí misma es una forma de catarsis, especie de nirvana lúdico que le lubrica el hipotálamo (esta región del cerebro se reseca cuando el autoengaño confunde diva con pitonisa y por eso cada piromaníaca se cree vampiresa). Lo peor es que ella cree que la sapoara es un verbo porque Riki Capri llama nasa al anzuelo. Sin embargo, ella piensa que su mejor atributo es cobrar tributos y negociar atribuciones…”

De hecho, según esta versión enviada por la NASA “(…) Mari Corno Manchá quiere encarnar a la Stefani (marchanta mayámica dedicada a representar democráticamente a figurines y cantarucos vendidos al impostor). De esta mánacher aprendió que para vivir disfrazada es ventajoso tener una fea belleza canónica (?), y aunque Mari Corni no ha probado el ADN de su pedigrí, ahora sabe que hay títeres de trapo, de papel maché o papel tualé, y su lema es que en la variedad está el gusto…

“Después del autoengaño, Mari Corni Manchá piensa que quizá ella no sea tan bobancas. Y es que la pobre ignora que la gente rica siempre aprovecha la ocasión para quitarse de encima lo inservible; ¿será por eso que cuando la aúpan ella siente que los hurras, vítores y aplausos son limosna para ganar indulgencia plenaria? Es que, cuando la aplauden ella siente que le dan pan viejo, trapos rotos y mendrugos de sobra... No. Ella no soporta la parodia, porque presiente que da lástima –hace poco se enteró que hay lugares en el mundo donde utilizan bobancas para hacer mandados, llevar o traer recados, servir de correveydiles y conchabados que por mucho pedigrí terminan siendo mensajeros de caos y desastres...

“Lo malo de Mari Korni Machá es que de tanto imitar a Mac Dona y a la reina Isabel de España, ahora confunde a Shakira con Cukiara; incluso cree que Juanes y María Surupa Alonso son la reencarnación de Malejandro Sánz y Miguel Posé. Y el enredo se debe a que CNN ha tergiversado la versión científica de la NASA, según la cual –por odiar a Beyoncé y a Jenifer López– la Stefani terminó remedando a la Condolezza Merkel.

“No obstante, para aplacar su ego pegajoso, Mari Corni leyó mal ´La ópera de dos peniques´ y confundiendo a Brecth con Vargas Llosa creyó que ´La fiesta del chivo´ era una ópera de dos centavos y empezó a cantar como los Rikis (Capri y Mártin). Lo bueno es que pensó en voz alta y asumiendo su personaje de ´fieroína´ rugió peor que Leoporro Torpes y por eso el Canal Narco Nasal-CNN la lanzó al estrellato…

“De Mari Corni se sabe que –a las puertas del éxito, cuando iniciaba un aria en inglés republicano–, al caérsele la careta se dejó arrastrar por un acto de alucinación muy uribesca. De hecho confundió OEA con Ópera y del tiro, cuando apenas empezaba a entonar la primera estrofa de la Guarimba Opusitora (de Vivorges y Acevedo) tres de sus marionetas huyeron despavoridas. Pero en ese momento, como salida de una alucinación uribesca, una bushedumbre de narco-paracos-mercenarios a sueldo gritaron: ¡Grammy! Grammy! ¡Maricori merece el Grammy! ¡Y si no se lo dan quemamos a Venezuela!”.


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Amable Fernández

Escritor surmerideño.

 amablefernandezs@gmail.com

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