Espartaco

La Machado y su andanza

María Corina Machado, se puede caracterizar, como una mujer atrevida, de firme convicción, sagaz, defensora de sus principios, recalcitrante anticomunista; que en la búsqueda de truncar a la Revolución Bolivariana hace alianzas hasta con el diablo; de allí su encuentro con George Bush (que la impregnó de olor a azufre) y el de hacerse nombrar “como representante alterno de la delegación de La República de Panamá ante la OEA a partir de la presente fecha (20 de marzo del 2014)”, solo con la intención de hablar en el Consejo Permanente de ese organismo multilateral, sin medir las consecuencias para su investidura como diputada y de la violación a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ante la cual, ella Juró defenderla ante Dios y ante la Patria.

La andanza de Machado, algunos alineados con la derecha venezolana, para justificarla, la han comparado con la situación vivía Nicaragua en la fase final de la ofensiva de Frente Sandinista de Liberación Nacional, cuando Somoza bombardeaba a la población civil en las ciudades del país centroamericano, cuando ya era inminente el triunfo de la Revolución Sandinista, como una manera de congraciarse con los revolucionarios reconocidos en todos los países como fuerza militar y en todos los rincones de la patria grande crecían los movimientos de solidaridad con los herederos de Sandino; por iniciativa de Panamá (la de Torrijos), se planteó darle un derecho de palabra a un representante del Frente Sandinista, para oír las denuncias de las masacres producto de los bombardeos de la aviación somocista. La iniciativa de Panamá fué aprobada y se le concedió el derecho de palabra al dirigente sandinista.

Al revisar la constitución de la República de Panamá, se puede observar entre otras cosas, que el Presidente dirige las relaciones exteriores y acredita y recibe los funcionarios diplomáticos y consulares; de igual manera, concede permiso a los panameños que lo soliciten para ocupar cargos de gobiernos extranjeros. La carrera diplomática y consular, constituye carrera de la función pública. En el nombramiento a la Machado, se violó la Constitución de Panamá.

Han tratado de hacer ver, que el caso es similar al de Manuel Zelaya cuando intervino en la O.E.A una vez que fué derrocado. Zelaya fué secuestrado y botado en Costa Rica. Todo el mundo cuestionó el golpe. El Presidente derrocado intervino desde la silla correspondiente a su país y la O.E.A expulsó a Honduras.

En la Constitución de la República de Honduras, se puede observar, que la calidad de ciudadano se pierde cuando un hondureño acepta un empleo militar o político de una nación extranjera sin la autorización del Congreso de Honduras y es el Presidente quien dirige la política y las relaciones internacionales, incluido, los nombramientos de los jefes diplomáticos. En este caso, quien habló en la O.E.A fué el propio Presidente legitimo, que es la más alta investidura y puede representar al País en cualquier escenario.

En Venezuela, la Constitución es clara en materia diplomática y consular. La situación actual del país, no se puede comparar con la Nicaragua de Somoza, ni con la Honduras del golpe de Estado contra Zelaya.

En la patria de Bolívar, “…los funcionarios públicos y funcionarias públicas, no podrán aceptar cargos, honores o recompensas de gobiernos extranjeros sin la autorización de la Asamblea Nacional.”. Todo funcionario público o funcionaria o funcionaria pública que acepte un segundo cargo remunerado, pierde el primero, y por último, los diputados o diputadas que acepten cargos públicos, pierden la condición de diputados o diputadas. Casos sobran como ejemplo: Maduro era diputado, fué nombrado canciller y perdió la investidura; Aristóbulo, era diputado, al tomar posesión de la Gobernación de Anzoátegui, dejó de ser diputado; Héctor Navarro era diputado, al ser nombrado ministro dejó de serlo. La Machado, no es la excepción, con el agravante, que aceptó ser representante de un gobierno extranjero, sin la autorización de La Asamblea Nacional, tal y como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Machado en sus andanzas, no midió las consecuencias. Se metió a lo hondo del hoyo llevada por su odio. En su caso, pudiera oírse exclamar a Juan Vicente Gómez, ella misma se ensartó en la estaca.

El odio conlleva a cometer locuras, se hace necesario la sensatez y la actitud positiva frente al país. Todos debemos buscar los encuentros para la paz. Hay que aislar a los violentos, estén en el gobierno o en la oposición. Venezuela lo necesita.


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Rafael Pineda Piña


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