Pildoritas 133 (año VII)

A esta mesa le cayó polilla

La llamada MUD (MESA DE UNIDAD DEMOCRATICA)  desde que nació para pretender ser una alternativa al avasallante poder popular de la Revolución, nació coja, nació incompleta, y con fracturas, tanto como que le colocaron nombre de objeto proclive a que la invada la polilla, ese animalito que carcome la madera y la convierte en polvo.

Una de las fallas de nacimiento es que nació sin padre, sin alguien que tuviese la capacidad y la calidad de líder como para garantizar ser, con propiedad, el guía y la voz de un sector que no ha encontrado el rumbo, al que no le han dado la posibilidad de compactarse porque quienes concurren a la llamada mesa, no han podido coincidir en lo que quieren para la Patria, sencillamente porque no poseen voluntad propia, han hipotecado su voluntad a intereses foráneos, que tienen planes distintos a los que están previstos en nuestra constitución, y lo que quieren es ponerle la mano como sea, a nuestro petróleo y ante ello quienes se pelean la propiedad de la mesa, se alejan cada vez más de lo que en verdad cuenta que es el pueblo.

A la llamada mesa le han caído varias plagas de repente y no ha resistido su peso, por un lado su dependencia a intereses externos, su silencio ante la violencia de grupos que han tomado ese camino porque se han convencido que por otra vía les es imposible tomar el poder, que saben que por la que han escogido, al fracasar tampoco podrán, pero se mantienen empecinados porque ello les representa enormes ingresos en dólares provenientes del imperio, que pareciera desconoce la realidad de este país, que no es cualquiera, que no es Irak, ni Libia ni los otros que hoy padecen el yugo depredador de sus conquistadores genocidas.

La situación que vive la tal mesa, por cierto, no ha sido reflejada, ni siquiera sometida a estudio, por el chavismo porque no vale la pena, han sido ellos mismos con declaraciones públicas quienes no se han  contenido y tal vez, en un intento de deslinde abandonando el barco antes del naufragio total, salen a decir la verdad, se hacen llamadas telefónicas en las que se explayan a decir lo que todos en su mundo saben pero que nadie se atreve a decir.

Pretendieron erigir un líder que les salió con pies de barro, insípido, sin mensaje, sin discurso, estructuralmente carente de basamentos doctrinarios, casi que un iletrado político, perfecto espécimen para ser escogido como protagonista de un libro en el que se muestre la antítesis de lo que debe ser un político que ose aspirar a ser quien dirija nacional e internacionalmente las riendas de este país, que no es cualquier país, sino nada menos y nada más  que la patria de uno de los hombres más preclaros del siglo 19 y otro que le emuló con todo éxito, a finales del siglo 20 y comienzos del  21, lo dos llamados con razón libertadores.

De ello se dieron cuenta personajes funestos como Leopoldo López, María Machado y Antonio Ledesma, entre otros y contribuyeron con su actitud de conspiración, violencia y terrorismo, al pronto hundimiento de la mesa, lograron desplazar a Capriles, de quien ya nadie ni habla, pero a su vez fracasaron sencillamente porque no contaron con el pueblo, creyendo que quienes por una u otra razón  no se han sumado a la revolución les iban a seguir en masa como borregos.

Ello también les falló y por eso el cuadro que hoy nos presenta la oposición venezolana, o lo que pretende serlo, es tan patético, que bien puede servir también para el estudio de aquellos quienes les gusta estudiar los fenómenos sociales que se salen de lo normal y que pos ser disfuncionales lo que hacen es  crearle a la sociedad perturbaciones que se traducen en atrasos, dificultades y situaciones a veces imprevisibles como la que hemos padecido los venezolanos, que si no fuese porque la otra cara de la moneda representada por la revolución, está organizada, ideológicamente homogénea, con pueblo, desarmado pero también armado, el legado de un líder incomparable y un patriota como Maduro que cada día se mete más en el corazón del pueblo, a esta patria se la hubiese llevado hace rato el demonio de la ingobernabilidad, del caos y de la anarquía.



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Saúl Molina


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