Eviten arrepentirse

Si el dinero no tiene escrúpulos, sus fanáticos tampoco. Y no llamo fanático a quien lo necesita. Llamo fanático a quien es capaz de cualquier vaina por dinero.

Muchos han sido los incapaces de lograr objetivos políticos, que han echado mano del más bajo y ruin de los "recursos": financiar el terrorismo, pagar mercenarios, protegerlos.

No conozco una sola de esas experiencias que haya salido bien. Peor aún, es cuando, parafraseando a Roberto Hernández Montoya, el azote no tiene ni talento ni probidad.

En algunas zonas de México, el minúsculo estado mexicano debe pedir permiso a los narcos para pasar. Por su parte, los carteles de ese país, matan a decenas de estudiantes impunemente, matan a señoras, impunemente, tuiteros, impunemente y cuelgan cuerpos reales, impunemente. El estado mexicano, asustado, quiere sancionar duramente esas manifestaciones, pero ya no puede. Y quienes lo administran, permanecen en el p oder, impunemente. En Colombia el paramilitarismo narcotraficante ha montado diputados, senadores, y presidentes. También ha matado futuros presidentes.

Antes de eso, en ambos casos, el poder constituido reforzó a esos mercenarios porque constituían un "servicio" y pensaban tener control sobre ellos. En todos los casos se les fue de las manos. Como se fue de las manos el "Paro cívico nacional", avalado por mercenarios.

En Venezuela el terrorismo fue parte fundamental del Estado durante toda la Cuarta República, hacían lo mismo que los narcos mexicanos pero guardando las apariencias. La Quinta República, a su llegada, le permitió a todos los sectores políticos del país la oportunidad de luchar políticamente en una legalidad absoluta. Chávez muchas veces se olvidó del fusil y sacó el crucifijo. Siempre evitó la lucha fraticida, que ganaríamos, pero a un costo demasiado lamentable.

Afortunadamente hemos sabido dar la guerra en paz, hemos aprendido de los errores de los demás sin necesidad de cometerlos nosotros.

Sin embargo, los sectores políticos más nefastos de la derecha nacional insisten en enturbiar los caminos políticos. Ellos, los jefes, apenas huela a pólvora, bajarían al aeropuerto la Carlota, vuelo Chárter y adiós. En cambio los pendejos que los apoyan, se quedarían aquí llorando o batallando para después llorar. Años después, se arrepentirían y comenzarían a valorar que hagamos la lucha en paz.

La conducta mercenaria no sólo la poseen quienes matan con balas, también quienes contrabandean y especulan. La lógica antiética que usa el mercenario intentando justificarse es la misma que usa el contrabandista y el bobopilas que revende los pañales a 80 bolívares.

La guerra económica es la continuación del terrorismo, por otras vías. Afortunadamente nuestro gobierno con el liderazgo de Maduro, enfrenta ambas prácticas, sin embargo, en la otra acera, los desesperados fascistas impulsan esas funestas iniciativas.

A los votantes opositores: Si no quieren, no sean socialistas, es su derecho gracias a Chávez. Pero el llamado a la paz, deberían valorarlo y apoyarlo. Y deberían enfrentar la guerra económica, uds. no tienen bolsillo de platino. Eviten arrepentirse.

willeyrpl@gmail.com



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