La cobardía de la oposición

La sociedad venezolana está siendo testigo del feroz y despiadado ataque de los grupos opositores, que unidos a células paramilitares y terroristas, atentan contra las instituciones del Estado y la tranquilidad de las familias tachirenses. El interés por generar el odio y el caos pareciera estar arraigado en todos esos grupos violentos de la oposición, quienes no descansan en su empeño perverso de desconocer las reglas del juego democrático y el orden establecido en la Constitución Nacional. Ellos generan la violencia y exponen a riesgo a nuestros niños y jóvenes, quienes son víctimas de esos llamados irresponsables y criminales que hace la oposición de desconocer el Estado de Derecho y a atentar contra instituciones públicas y privadas.

En una actitud de cobardía y de poca valentía, la dirigencia terrorista de la oposición no asume sus responsabilidades ante los hechos violentos y graves que han ocurrido en esta ciudad. Sus partidarios arremeten son saña contra los cuerpos de seguridad, incendian instituciones y vehículos públicos, y luego se repliegan en un discurso cobardón, afirmando que la PNB y la Guardia Nacional los agreden, les lanzan bombas lacrimógenas. En este país la protesta pacífica está garantizada hasta en la Constitución Nacional, pero no puede ser que la oposición manipule y quiera ampararse en la impunidad para lograr sus objetivos políticos, los cuales no han logrado por la vía democrática de los votos. Y nunca más lo volverán a obtener porque este pueblo noble y revolucionario decidió ser libre y soberano.

Precisamente, ante el lamentable hecho donde perdiera la vida el joven estudiante de 14 años de edad, la oposición en un vuelo rasante de zamuro hambriento, utilizó este caso como una bandera para desatar la violencia y atentar una vez más contra la tranquilidad de esta ciudad. Tras conocerse la triste noticia del hecho ocurrido, de inmediato se activaron en las huestes opositoras todos los protocolos de la violencia y el terror; y como reguero de pólvora empezaron todas las versiones, muchas fraguadas en la especulación, por todas las redes sociales. Los zamuros empezaron a regar la basura, trancaron con barricadas calles y avenidas de la ciudad, incendiaron cauchos, arremetieron contra vehículos de particulares, causaron un gran caos en la ciudad, impidieron una vez más que nuestros hijos tuvieran clase de manera normal; y además de eso, impidieron que la gente pudiera llegar a su sitio de trabajo.

Y con todo este prontuario terrorista, los "guarimberos" denuncian que son atacados por la Fuerza Pública. Vaya usted a saber, que cobardía, que manipulación tan descarada. Y esa cobardía y ese descaro encuentran eco en algunos "illuminatis" opositores que como los zamuros aprovechan la carroña para alcanzar los cielos del poder. Y ese poder se les esfuma tras cada aventura irracional. Ya llevan 16 años conspirando, tratando de tumbar el gobierno y nada que lo logran. Eso quiere decir que son bien "chimbos" esos dirigentes, que tiran la piedra y esconden la mano. Quieren aparecer ante la opinión pública como los sacrosantos de la democracia, cuando en realidad son antidemocráticos, terroristas y guarimberos.

Tan es así la cobardía y la conspiración soterrada, que se comenta por ahí que un ex diputado adeco, es el operador-instigador en un conocido conjunto residencial de la ciudad, donde supuestamente hay todo un arsenal de armas. Ah!, pero el flamante dirigente asiduo declarante en la prensa regional, aparece como el propio demócrata. ¿Adivinen el personaje?



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Eduardo Marapacuto


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